Me la encontré sin pensarlo; jamás lo hubiera imaginado. Solo la vi.
Ella lucía un bonito vestido azul, y se encontraba sentada en una mesa. Casi como ahora.
No supe en qué momento se convirtió en mi todo. Ni cuándo fue que los segundos se convirtieron en días a su lado. No sé describir sí lo que sentí es lo mismo que siento ahora, o si es mucho más grande.
Estoy perdido.
Cayendo poco a poco en lo que sea que exista luego del enamoramiento; en lo que sea que haya entre sus brazos. Y ni siquiera me interesa saberlo. No me interesa porque, si algo he aprendido, es que ella va mucho más allá de lo inesperado; con ella aprendí que las coincidencias no existen y nada sucede por azar, que todo cumple su propósito, poco a poco, justo cuando es el momento.