Sunny

CUARENTA Y OCHO

Sunny se miró al espejo y arrugó la cara. Su disfraz blanco le daba comezón en los brazos, los mismos brazos que le dolían por haber pasado dos horas peinando su peluca. Ella habría querido hacer cualquier cosa para evitar aquella fiesta o por lo menos evitar ponerse el mismo disfraz de los últimos cinco años, pero por alguna razón ahí estaba, acomodando las estúpidas plumas de su falda.

Su teléfono timbró indicando que tenía un mensaje y Sunny lo tomó sin mucho ánimo. Se había pasado todo el día recibiendo mensajes de Venus que disfrutaba el volverla loca cuando Kristal estaba trabajando. Ella ya se había acostumbrado a ser su entretención suplente y de hecho, de una forma rara que nunca mencionaba en voz alta, la extrañaba cuando no le escribía.

Sin embargo, el mensaje no era de Venus, sino de Max, quien había desaparecido durante todo él día, o más bien había estado yendo y viniendo sin que pudieran encontrarse en ningún momento. Lo mismo que el traidor de Patrick, al que no había podido ponerle las manos encima.

Max🍩: Vas a caer loca de amor cuando nos veas con nuestros magníficos disfraces.

Max🍩: Si hay algún concurso, ni te esfuerces.

Max🍩: Nosotros lo ganaremos.

Sunny no pudo contener la sonrisa tonta que se abrió camino hasta sus labios antes de que otro mensaje volviera a aparecer en su pantalla.

Max🍩: ¿Puedes decirme con qué le estás pagando a Patrick para ofrecerle más y que me digade qué piensas disfrazarte?

Sunny: Si me dices de qué se disfrazan ustedes yo misma te doy la primicia.

Max🍩: Lo siento, no puedo hacer eso, Patrick me amenazó.

Max🍩: Lo único que puedo decirte es que seremos la sensación de la fiesta.

Sunny: Bueno, no hay concurso.

Sunny: pero si te ves tan genial como dices yo misma te premiaré😏.

Max🍩: 👀Eso sí me interesa.

Max🍩: Define premiar🤔.

La puerta de su habitación se abrió de golpe, solo para que su sonrisa se desvaneciera de la misma forma al encontrarse con Susan vestida igual que ella, pero en rosado. Después de las fiestas de disfraces ella siempre tenía pesadillas y estaba segura de que las tendría por un par de días después de aquello.

—Qué bien que estás lista.

—Qué mal que no toques las puertas.

Susan hizo una mueca, pero no se disculpó por haber irrumpido en su habitación sin ningún tipo de respeto.

—¿Quieres que te ayude con el maquillaje?

Sunny negó con la cabeza, sin embargo, su hermana no hizo caso y tomó lo primero que estuvo a su alcance, una paleta sombra de ojos, y se paró frente a ella, aunque no necesitaba sombra de ojos.

Se quedaron en silencio unos segundos mientras ella le aplicaba maquillaje en el ojo izquierdo, pero siendo como era Susan, no pudo quedarse callada por mucho más tiempo.

—¿Todo bien?

Sunny enarcó el ojo derecho.

—¿Qué?

—Has estado rara e insoportable todo el día.

—He estado rara e insoportable toda la vida y no sé a cuál de nuestras ofrendas genéticas culpar. Gracias.

Susan dejó escapar una risilla.

—Bueno sí, pero sabes a lo que me refiero. ¿Vas a decirme qué es lo que te molesta tanto? —inquirió, mientras se concentraba en el otro ojo.

—Depende. ¿Tú vas a decirme por qué te acuestas con Pat y yo no estaba enterada?

La sorpresa de Susan fue tan bien manejada que si Sunny hubiera pestañado no habría logrado notarlo, su mano se detuvo apenas un segundo antes de que soltara la sombra de ojos y tomara el lápiz labial como si nada hubiera pasado. Y cuando habló, su voz sonó tan normal como siempre.

—¿Desde cuándo tengo que pasarte un reporte de mi vida sentimental?

—Desde que te acuestas con mi mejor amigo.

—Entonces no soy yo quien te debe explicaciones —replicó torciendo una sonrisa—. Si Patrick no te cuenta, tiene alguna razón.

—Tú eres mi hermana.

Esta vez fue el turno de Susan de enarcar una ceja.

—¿Ahora resulta que sí? No soy tu hermana cuando me ignoras por semanas y no contestas mis llamadas, o cuando me gritas. Ahora no quieras ser mi confidente, Sunny.

Por primera vez en mucho tiempo, Sunny no tuvo nada que decir, lo que la hizo sentir de peor humor.

—Como sea...

—¿Por qué no hablamos de ese chico, Max?

Sunny se tensó de inmediato y le quitó el labial a Susan de las manos, no había forma de que pudiera seguir aplicándole algo en la cara, su maquillaje estaba listo hacía bastante rato.

—¿Qué pasa con Max?

—No sé... Pensé que su relación era laboral, pero las últimas veces que te he visto siempre están juntos. Y está aquí contigo —la ridícula sonrisa en sus labios se hizo incluso peor, es decir, más grande— Se ven tan enamorados, no quieras decirme que no están saliendo.

—No estamos enamorados, y desde luego, no estamos saliendo —la cortó, sintiéndose cada vez más incómoda—. Tenemos que bajar o Vivi va a desesperarse y subirá a buscarnos para exponernos como los fenómenos de circo que parecemos.



#348 en Joven Adulto
#4898 en Novela romántica
#1358 en Chick lit

En el texto hay: romance, niniera, comedia juvenil

Editado: 04.10.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.