Super Humanos

CAPITULO XV. Confinados

Abro los ojos con pesadez pero vuelvo a cerrarlos, los párpados me pesan como si fueran de plomo. 

Mi cabeza da vueltas y no siento ni un músculo de mi cuerpo. Intento moverme pero no lo consigo. Fuerzo mi vista al abrir los ojos de nuevo pero ahora me topo con dos cuerpos tendidos frente a mí, no puedo reconocer sus rostros debido a la poca luz. Ninguno de ellos se mueve. Me acomodo sentándome con la espalda pegada a la fría pared.

Un tos me llama la atención, volteo a uno de mis costados para encontrar a varios chicos también tendidos, a la primera que reconozco es a Lorraine quien todavía no ha despertado.

Recuerdo la confesión de Trevor y todo cobra sentido, ahora nos encontramos en una de las prisiones de los Super Humanos, y pensar que el enemigo eran los Lituxos. Nos traicionó nuestra propia especie. 

—¿Donde estamos? —pregunta una voz a mi lado, Lorraine ha despertado.

—En prisión —respondo en un hilo.

Ella intenta ponerse de pie pero pierde el equilibrio y cae de bruces, lentamente se levanta y se apoya a la pared. Ella también está mareada, solo puedo suponer que al estar tanto tiempo inconscientes nos debieron de dar alguna droga.

—Eh...¿Es por lo que dijo Trevor? —pregunta titubeando.

Asiento, ella hecha un vistazo alrededor y lo comprende, estamos condenados.

—Mira Gideon, ya tenemos compañía —se escucha una voz en una de las esquinas donde la luz no llega.

Se oyen risas, algunos sonidos metálicos y momentos después de la oscuridad sale un chico. Lleva el traje blanco sucio y su rostro se ve cansado pero a pesar de ello conserva una sonrisa. Sus pasos son lentos.

—Siento no haberme presentado, soy August —estira una de sus manos hacia mí.

Cruzamos miradas con Lorraine con cierta desconfianza hacia el desconocido. Tras de él aparece otro chico de características similares aunque este se ve encorvado.

—¿Por qué están aquí? —pregunto.

—Es de mala educación no responder a un saludo —dice el amigo de August, al dirigir mi vista hacia él noto que cojea.

Estiro mi mano hacia la suya para responder su saludo pero apenas y lo toco se aleja dejándome anonadada mientras el otro se ríe.

Frunzo el ceño con desagrado, August observa a los alrededores como si contara a todos los demás pero su mirada se queda clavada en un lugar. Camina hacia allá con rapidez y se detiene frente a alguien a quien lo logro distinguir.

Su amigo va tras él, August lo toma del pecho y lo levanta sacudiéndolo.

Me levantó y todavía algo mareada me acerco, solo entonces puedo reconocer a Asher que está despertando en los brazos de August.

—No puedo creer que este imbécil esté aquí —señala el amigo de Asher —. ¿Hiciste enojar a papá? —pregunta burlón.

Se oyen varias risas entre la oscuridad, solo entonces me doy cuenta de que somos más prisioneros de los que imaginé.

—¿Qué? ¿Donde estoy? —dice Asher con temor.

—¿Donde crees? Viniste a caer dentro de la jaula de tiburones —responde August.

—Suéltalo —dice una voz saliendo de otra esquina de la enorme celda. Lo reconozco, es Trevor.

—¿Quién eres tu? —dice el amigo de August caminando a su encuentro —. ¿Y por qué debería de soltar a ese cretino? —lo reta.

—Por que ese cretino es mi amigo —. Responde apretando los puños.

—Gideon, déjalo —habla August a su amigo —. Y nuestro problema no es contigo, amigo —dice dirigiéndose a Trevor.

—Pues vas a soltarlo quieras o no, amigo —replica Trevor pasando al lado de Gideon con quien choca de hombros y llega a donde está August.

Este último suelta al aterrado Asher y se vuelve hacia Trevor. Esto tiene pinta de pelea.

—Ya dejen de mirarse como gallos en una pelea —. dice Lorraine caminando frente a ellos —. Los golpes no resuelven nada.

—No te metas en esto si no quieres salir lastimada —amenaza Gideon.

—¿Me estas amenazando? 

—No, te estoy hablando muy amablemente.

—¡Ya basta! En vez de estar peleando entre nosotros deberíamos estar pensando en como salir de aquí —exclamo intentando formar algún tipo de grupo.

—Y ¿crees que no lo intentamos? —Brama August —. Estas prisiones están hechas para que ninguno de nosotros vuelva a pisar uno de los pisos de catallum. 

—¿Cuánto llevan aquí? —pregunta Lorraine.

—No tenemos idea pero debe ser mucho tiempo —responde Gideon.

—Demasiado, diría yo —completa August —. Y este idiota tiene algunos pendientes con nosotros —señala a Asher quien todavía se ve mareado.

—Dije que no lo tocaras —habla Trevor.

—No sigo tus órdenes, no sé quién eras afuera pero aquí las reglas cambian.

—¿Intentas decirme que aquí eres tú el líder?

—Algo así —dice una voz a mis espaldas, al voltear veo a tres chicos que estaban escuchando la conversación.

—Escucha August, lo siento, no fue mi intención —clama Asher—de verdad no lo sabía.

—No vas a engañar a nadie con tus lágrimas de cocodrilo —dice Gideon con una sonrisa sádica, Asher parece casi estar temblando.

—Pues no lo van a tocar —camino delante de Gideon y lo miro desafiante —¿Esta claro?

Lorraine me hace una seña, su dedo indice en su boca me indica que debo de quedarme callada.

Puede sonar extraño que lo defienda pero no podemos estar peleados, debemos unirnos todos pues solo así podremos enfrentar todo lo que nos espera fuera de esta prisión.

Más chicos se reúnen alrededor, entre ellos veo a Alex.

—Les repito, no quiero tener problemas con ustedes —habla August mirándome fijamente.

—¿Vas a golpearme? —pregunto, presiento que lloverán golpes.

—¿Te crees muy valiente? —dice Gideon agarrando mi cuello y me levanta en el aire contra la pared, pataleo sintiendo como me ahogo —Aquí puedo matarte y nadie diría nada.

—¡Gideon!

—Alguien debe enseñarle su lugar —responde.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.