2. ADN

La familia Larner estaba ya en casa y se preparaba para festejar la peor navidad de sus vidas, ya que aunque realmente nadie tenía ánimos, los niños comenzaron a reactivar los planes y la vida de los padres.

Fue sumamente complicado para Angelique tener que fingir que estaba feliz, mientras sacaba los adornos navideños, no podía evitar recordar pasajes de su pequeño hijo en anteriores navidades, de cuando en cuando lloraba en silencio, ella no solía ser tan expresiva con ese tipo de sentimientos, sin embargo, tenía que reconocer que el duelo estaba siendo mucho más fácil con el apoyo familiar.

Saco una caja enorme llena de esferas y demás adornos para el pino. En el habían unas tarjetas que habían sido realizadas por los niños un año antes, tomo la de Nicolai y esbozó una leve sonrisa al ver los trazos alocados hechos con un crayón verde. Tomó los tres y los colocó al frente del árbol.

Justo cuando estaban detallando el resto de los adornos navideños sonó el teléfono de la casa.

Angelique vio que el número era extranjero, lo cual no era extraño dado que tenían familia y amigos en otros países. Lo que si es que estaba un tanto recelosa (por no decir harta) de la cantidad exagerada de llamadas de prensa sensacionalista que la quería entrevistar para sacar alguna nota amarillista.

Por eso mismo solo atino descolgar la bocina y lanzar un escueto "Bueno" para iniciar la conversación, del otro lado de la línea contesto una mujer con un español algo deficiente y un acento que parecía un inglés caribeño: "Habla la señora Larner?" Angelique asintió brevemente: "Así es"

"Hola que tal le hablamos de la Homeland Security Investigations en los United States (utilizaba mucho spanglish en su conversación) dado que tenemos un caso para el cual requerimos su completa colaboración, tenemos un paciente que de momento nadie ha reconocido y que no parece corresponder a los desaparecidos que tenemos enlistados, el cuerpo del niño se encuentra en una clínica cerca de Geneva, en Oregon y nos gustaría saber si puede ir a verlo y realizarse una serie de estudios para comparar su ADN con el del niño. " Angelique entonces soltó la esfera que sostenía en su otra mano, la cuál cayó y rodo hasta el sillón.

La mujer extranjera continuó "Aunque sabemos que la ubicación donde fue encontrado no tiene mucho que ver con el de su hijo, quisiéramos descartar que se trate de él, ya que las fechas si coinciden con el accidente que sufrió, además de que la edad y las características también son similares" en la comunicación se hizo un silencio incómodo donde ninguna de las partes decía nada, Angelique estaba en shock, su expresión había quedado congelada y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas "hola, me está escuchando?" dijo la operadora algo impaciente, esas sencillas palabras parecieran haber aterrizado la mente de Angelique quién solo atino a decir "si, la estoy escuchando" su corazón se agitó como un motor acelerado, y su mente era una vorágine de preguntas sin respuesta; ¿Cómo era posible que su hijo estuviera en otro extremo de un país que ni siquiera era el suyo?, la esperanza era lo único que la mantenía pendiendo de esa minúscula posibilidad de que en aquel cuarto, en un hospital a cientos de kilómetros de distancia se encontrara su hijo.

De inmediato volaron a Oregon para poner fin a la incertidumbre, fue un viaje largo, cansado, tortuoso, en el que las escalas parecían interminables. Aún así el viaje transcurrió sin ningún tipo de inconveniente, ya que, tanto la institución como la familia Larner estaban de acuerdo en mantener aquello en una completa discreción.

Finalmente, llegaron al lugar, una enorme clínica que tenía departamentos médicos de todo tipo, era un lugar en donde sin problema podrías perderte.

Les dieron acceso a una pequeña sala de espera en la que estuvieron cerca de 20 minutos, luego de esto uno de los médicos del lugar se acercó hasta ella. "¿Ustedes son los familiares de Nicolai Larner?" respondieron que si al unísono. , "Solo puede acompañarme una persona, venga por favor" les dijo el jóven médico en un tono serio. Angelique se puso de pie y le dijo: "yo voy".

Caminaron y caminaron por interminables pasillos y cuartos, de verdad que era grande aquel hospital, finalmente llegaron a un área de cuidados intensivos, de entre las muchas camillas que estaban en aquel espacio, destacaba una en la que un cuerpo pequeño estaba totalmente cubierto por vendas y sábanas blancas, estaba conectado a muchos aparatos médicos, como si fuera una especie de momia o un muerto mantenido con vida por medio de la vía artificial, de inmediato clavó su vista en aquel cuerpo agonizante, su corazón le dijo que él era, a pesar de que no tenía ninguna certeza.

Le explicaron que tomarían muestras para realizar pruebas de ADN y estar seguros de que él era, sin embargo Angelique se apresuró y no quiso esperar, le comentó a la enfermera que estaba seguro que el que estaba postrado y casi sin signos vitales era Nicolai, y que sin importar los resultados ella se haría cargo del niño.

El semblante de todos los presentes cambió radicalmente con tal afirmación, era como si les hubieran dado una terrible noticia, el doctor le dijo a la señora: "Acompáñeme por favor" y la guió hasta una oficina cercana, una vez dentro ella lleno un formulario, lo entregó pero parecía que nadie quería hablar con ella, el tono amable de cuando llegó se desvaneció de repente. Le tomaron muestras de saliva y sangre, pero en el proceso nadie se refirió a ella ni la volteaban a ver a los ojos. Sabía que algo estaba mal.

El joven doctor volvió y le dijo con amabilidad "por favor espere en la sala nuevamente hasta que llegue el doctor Sahagún."

Volvió a la sala de espera y el dichoso doctor Sahagún no aparecía, todos estaban inquietos y con la ansiedad de no tener noticias del ultimo integrante de la familia.

Cerca de 5 horas después, apareció el doctor Sahagún frente a ellos, una persona bastante educada, de alrededor de unos 50 años, delgado con el cabello escaso.