Survine: Los caballeros de la princesa

Capítulo 1

La joven silueta mostró un gesto de resignación. Hace mucho sabía que eso sucedería, pero esperaba que no sea tan pronto.

¿Por qué no podía aceptarlo?

Con un suspiro, Charlotte volvió su mirada hacía la criada y le pidió salir de la habitación.

Las cosas se estaban complicando.

Bueno, eran complicadas desde el principio, pensó. Había cosas que aún no podía controlar, incluyendo a ciertos nobles.

Comprendía a su padre y su obligación de evitar una guerra civil, pero si tan solo hubiera esperado un poco más, todo sería más fácil, para ella al menos.

Avanzo con grandes zancadas hacia el gran espejo de la habitación. Acomodo lo mejor que pudo su cabello, tirando hacia atrás los rubios rizos que caían por sus hombros. Asegurándose de que su vestido no tuviese arrugas, encontró sus ojos azules llenos de resignación en su reflejo y sonrió con burla hacia sí misma.

Con un resoplido que haría que sus madrastras se escandalizaran, avanzó hacia la gran puerta de roble.

Necesitaba hablar con su primo, su mano derecha.

Dudó un momento sobre si ir por los fríos pasadizos de piedra o los ostentosos pasillos, antes de decidirse por el primero casi al instante. Tal vez los pasillos le permitían llegar a su objetivo con mayor rapidez, pero era equitativamente el más agobiante.

Sus pasos resonaban entre las paredes de piedra durante varios minutos, antes de detenerse totalmente. Empujando el oxidado picaporte, la luz del sol se extendió en su pálida piel.

Caminando a través de entrecruzados callejones, llegó a plaza central de la capital de Survine, uno de los cuatro grandes imperios.

Survine se encontraba en el centro del mundo, y tenía lazos amistosos con todos los grandes imperios.

Al sur estaban las cálidas tierras de Gabanet, su más importante socio comercial, y al norte los helados territorios de Esnar y Tomar, los eternos rivales que proveían al imperio del metal necesario para su florecimiento.

Esto hacia a la capital de Survine un lugar donde todas las etnias se unían.

La plaza central, al ser el punto económico más importante de Survine, siempre se mantenía lleno de gente.

Con agilidad, la joven se abrió paso entre la multitud. Llegando a una esquina olvidada del muro que rodea al castillo, salta con la agilidad digna de su sangre. Ella debería decirle a Hakum que mencione la zona al rey, el punto débil del impenetrable palacio.

La rubia suspiro con fuerza antes de enderezar su espalda y poner una agradable expresión en su rostro. Porque ella era, después de todo, una princesa, y debía ser perfecta.

Sonríe a las criadas inclinándose a su paso hasta llegar a la biblioteca. El camino por el jardín daba a una puerta al segundo piso, por lo que se asomó a la barandilla para buscar a Hakum.

No necesitó mucho tiempo para reconocer su cabello castaño entre rubios, color natural del centro de Survine.

Su primo estaba en una esquina polvorienta, enfrascado en un pergamino roído por el tiempo. Mientras avanzaba hacia él, Charlotte notó a su hermano menor Alexander discutir con alguien con la túnica de ministro. Su hermano fue el primero en retirarse oficialmente de la lucha por el trono a una edad temprana, y desde entonces se dedicó de lleno en manejar la biblioteca. Pelear con sus hermanos por un poco de poder no era lo suyo, afirmaba.

Hakum solo fue consciente de su presencia cuando se deslizó en silencio a su lado. Sus cejas se levantaron hasta perderse en su enmarañado flequillo.

—Debo felicitarte, supongo. Las noticias llegaron hasta aquí—dijo Hakum con voz rasposa, lo suficiente para decirle a su prima que llevaba más de un día en ese pergamino.

—Tan gracioso, Hak-con un gesto desganado movió sus manos— el plan se echó a perder, no calculamos que decidiría tan rápido. Aún no sabemos si puedo lograrlo.

—No te preocupes, lo solucionaremos. Solo necesitamos ajustar un poco el plan.

La rubia se sentó en un rincón en el que no la vieran, importándole poco ensuciarse el vestido.

—Si te anima, déjame decirte que el 14 y el 24 ascendieron a Comandante General en el ejército, y que Lysan ganó la confianza del duque Arsille cuando lo salvo de unos bandidos—Hak me informa sin dejar de leer. Eran hombres leales a muerte hacia ella, entrenados para ayudarla que en ese momento debieron infiltrarse en diferentes lugares para crear puntos de apoyo. Todos en la capital sabían que los Guerreros de Fénix eran la organización ilícita más poderosa del imperio, aunque la verdadera profundidad de este poder seguía siendo un misterio para todos. Pero solo era un pequeño grupo para asfaltar su camino, si le preguntabas a ella. Sus palabras, si bien la aliviaron en cierta manera, no eran la razón por la que se apresuró hacia su primo.

— ¿Qué haremos con los caballeros? Habíamos planeado el despertar antes de la decisión de padre, pero el tiempo se nos viene encima y no tengo siquiera uno ¡Dioses! Solo tiene cuarenta años, pero ya elige un heredero ¿Tiene planeado morir ya?—exclamó la rubia, manteniendo su voz baja para no interrumpir en la lectura de los demás.



#21163 en Fantasía

En el texto hay: caballeros, princesa, profecia

Editado: 20.04.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.