“Es algo muy sencillo, debemos saber quién se acerca a tu casillero, observándolo sin que se de cuenta” Henry estaba seguro, más que seguro.
Supongo que ayer comenzó a idear planes, tal como lo aseguró.
Y quizá la llamada que me hizo ayer fue para contármelo.
“Claro, suena bien pero, ¿cómo?” pregunté, pues realmente sabía todos los pasos que daba, claro que se las arreglaría.
“Lo sabrá” añadí.
“No, no lo sabrá, mi hermano Santiago es un dios en la tecnología, ayer hablé con él y llegamos a la conclusión de que es posible introducir una cámara en tu casillero y así podremos verlo” explicó.
No podía negarlo, la idea era buena a pesar de que no sabía con exactitud cómo harían eso de la cámara.
En los veinte segundos que logré examinar el plan me di cuenta de que no era algo fuera de riesgo.
“Está bien, ¿cuándo lo hará?” interrogué una vez más.
“Hoy mismo, lo llamaré y vendrá a colocarla, podremos ver a través del celular”
Me sorprendió.
Claro que no era tan estúpida para no estar enterada de que la tecnología había alcanzado logros fenomenales y útiles que cada día eran mejorados, sin embargo jamás pensé en algo así.
Mi plan era algo más antiguo.
“Está bien” confirmé.
Henry no dijo nada, rápidamente sacó su móvil del bolsillo delantero de su pantalón, hizo algunos movimientos y luego lo sostuvo sobre su oreja. Se levantó y comenzó a caminar con lentitud entre los escalones mientras decía cosas que no lograba entender.
Las dudas no me han abandonado en ningún momento, ¿se trataba de un chico o una chica?, ¿por qué me odia?.
Nada de esto tenía sentido.
Normalmente si te preguntan si has tenido problemas con alguna persona podemos negarlo si es que nos apena, sin embargo no era mi caso, no recordaba siquiera haber tenido problemas con alguien del colegio, siempre había paz en mi vida, nunca me ha gustado pelear.
Henry no tardó mucho en finalizar la llamada, solo algunos segundos después regresó junto a mí en el asiento que ocupaba hace un momento.
“Llegará en menos de una hora” informó tranquilo mientras miraba el campo.
“¿Qué haremos mientras?” cuestioné.
Esa pregunta venía siguiendome segundos atrás; ¿no entraríamos a clases en todo el día?, ¿seríamos prófugos de la autoridad estudiantil?.
“Podríamos conversar...” hizo un movimiento con los hombros y continuó. “o ir a las clases tan aburridas como siempre” terminó.
Si que quería quedarme, pero realmente necesitaba ayuda para pasar el parcial, si es que no lo pasaba podrían enviarme a regularización o llamar a mis padres, no sabía que era peor.
“Tengo que ir a clases” informé a Henry sin estar del todo segura de lo que dije.
“No quieres hacerlo” continuó mi mejor amigo intentando persuadirme de quedarme con él en las gradas.
“No dije que quisiera” añadí con seriedad.
“Nadie puede obligarte a hacer algo que no quieres” replicó muy convencido de que lograría algo.
“No aplica aquí”
“Sí lo hace”
Después de discutir un rato y ser derrotada en una batalla de deberes que pueden posponerse nos decidimos por ir a la cafetería por malteadas de fresa, la medicina que alivia nuestras penas.
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Hola!
Muchas gracias por llegar hasta aquí.
Si les gustó el capítulo no se olviden de dar me gusta que así me ayudarían muchísimo.
Nos leemos pronto...
:3
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Editado: 05.08.2020