Sophie Bullock
04 de septiembre 2017
—¿Qué ha pasado, doctor? —Esa es la voz de Anker. Suena cansado —Van 96 horas y Sophie no despierta.
Esta vez no puedo abrir los ojos, el cansancio no me lo permite. Pero el dolor ha sucumbido… solo un poco, es un alivio.
—¿Sucede algo con mi hermana?
Aunque las voces logran entrar en donde sea que estoy, un lugar oscuro y sin ningún tiempo, yo me siento fuera de su alcance… Me encanta eso. Aquí ya no tengo que lidiar con nada… que bella es la nada.
—Hay actividad cerebral —informa la voz de un hombre —, definitivamente la hay… pero no sabría decir por qué Sophie no ha despertado.
—Quizás Sophie no quiere despertar —la voz de mi hermana se rompe.
Escucho su sollozo. Su dolor.
“Salomé… estoy cansada”
—Ella no quiere despertarse.
—Anker, no ayudas —Bastian lo regaña.
—¡¿Qué ayudaría?! —escucho que grita —¡Ella despertando es la ayuda que necesitamos!
—No grites, An —susurro Shawn, su voz ya no tiene la alegría de siempre.
Hay un silencio y mi cuerpo, esta vez duele menos. Cada vez que estos momentos de lucidez pasan mi cuerpo se siente más lejano al tacto. Al parecer mientras más contacto hay, más me alejo de ellos.
—Está muriendo a cada día que pasa —oígo la voz de Anker—. Y nosotros con ella.
Hace mucho frío. ¿Moriría si nunca despierto?
Entonces no quiero despertar. Morir no es algo que me desagrade ahora mismo, ¿Por qué lo sería? Mi vida eventualmente terminará y es muy probable que ante una tragedia, entonces, este no es el momento más horrible para que lo haga.
Salomé y yo estamos en buenos términos. Petra, Clover y Cecile… Estamos bien también. Hice nuevas amigas como Hailey y Gael. Me hice amiga de Jules. Conocí a Anker. Tuve un beso con Anker. Me acosté con Anker. Anker me miró como si fuese lo más importante para él.
Puedo morir en paz. Pero, Damon… ¿Moriré sin volverlo a ver?
—Mi Sophie…
+
—Te juro que más te vale no despertar —me amenaza —, Sophie. Porque no sé si podría controlar todas las maldiciones que te quiero decir.
—Anker, no le digas eso —la voz cansada de Shawn lo detiene.
—Es lo que siento.
—No me importa ahora mismo. Lo único que de verdad me importaría es Jules y no da señales de vida todo este mes.
Escucho a mi pelinegro gruñir.
—¿Sales? Quiero privacidad con mi moribunda.
La ironía en su voz no pasa desapercibida.
—Y cuéntame, ¿Es lindo el cielo? ¿Qué mierdas haces allá? —su voz me da cosquillas… —Yo no te entiendo, me dices que ser yo… me haces sentir que jamás me dejarás, nos acostamos, te vas sin siquiera mirarme, me dejas solo y te mueres. O sea, no estás muerta, lo sé, pero joder, pequeña…
Siento su voz temblar, ¿Anker llora?
¡Necesito abrir los ojos! ¡¿Por qué no puedo?!
—Despierta, sé que te dije que no lo hicieras, pero por favor, ábrelos… abre tus ojos, déjame ver esos hermosos ojos azules. Te necesito…
“Yo te necesito más”
—Sophie, por favor —comienzo a escuchar los gemidos y sollozos… —He perdido suficientes personas por una vida, pequeña, por favor, joder… joder, Sophie… A ti no.
Anker…
—No puedo perderte, Soph.
“¡No me estás perdiendo, volveré, An!”
—Creo que te amo… no es justo que te pierda, no es justo que pierda a la única persona que he amado de esta manera.
“¡Abre los ojos, Sophie! ¡Anker llora… Sophie!”
—¿Para qué? —En mi mente, el Anker imaginario me extiende la mano, me invita con la mirada a dejar todo atrás. Todo alrededor se desvanece, la voz de mi An suena detrás, pero distorsionada —Soy tu mente, sabes que no quieres volver.
—Él me espera… —digo en mis adentros.
—Sophie, él no te ama. Y si vuelves hay tantas cosas que tendrás que enfrentar, no, Sophie. ¿De verdad quieres eso?
—¿Y si quiero enfrentarlas?
—La vida es dolor, Soph, te estoy ofreciendo la oportunidad de irte conmigo, de que nada duela más, de que tú y yo seamos libres.
—Mi hermana, mi hermano, mis amigas, Anker…
—Soy Anker, Sophie, soy un Anker que siempre te amará, que no te hará daño jamás… —me suplica —Ven conmigo, seremos felices…
—No es cierto. Eres mi inconsciente.
—Sophie… ¿Estás ahí? Dame una señal… —escucho la voz de Anker, no es este Anker que me incita a morir, es mi Anker, que me suplica a vivir.
—No lo hagas.
—Lo siento…
—Quédate conmigo —dice y todo a nuestro alrededor se transforma. Poco a poco el frío desaparece y me invade una cálida sensación primaveral. Hay una hermosa casa, en las afueras de la ciudad, con unos hermosos canes corriendo en el patio, unos niños, que siento que son mis hijos corren de aquí para allá. Y de alguna manera puedo verme a mí misma, sentada en la grama, sonriendo y embarazada… Anker besa mi frente, está diseñando algunos bocetos y me susurra que yo soy su musa; lloro viendo todo… —, es lo que te ofrezco, la eternidad conmigo. Sophie, nuestra eternidad. Todo lo que quieres.
Las lágrimas salen de mí.
—Es todo lo que quiero, An…
—¿Estás llorando, pequeña? —¿Anker me ve? —¡Enfermera! ¡Salomé! ¡Chicos! ¡Sophie está llorando!
—Es todo lo que te ofrezco —me dice con una sonrisa de satisfacción —, es todo lo que podríamos tener.
—Pero, An…
—Solo tienes que rendirte…
Es mi inconsciente, este no es Anker. Es mi inconsciente, este no es Anker. Es mi inconsciente, este no es Anker.
—Ríndete, no luches más, sé mi mujer, seré tu esposo. No más luchas, solo tú y yo siendo felices.
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Editado: 21.07.2024