Las paredes caían en cámara lenta, sus pies no soportaban tales temblores, sabía que debía salir de allí cuanto antes; sin embargó, no quería, aquella joven solo deseaba morir en ese instante.
Y su herida ayudaba a su cometido, el puñal en su pecho era muy profundo y específico, para un humano normal sería imposible poder sobrevivir más de diez segundos. Pero, para su desgracia, no era normal, nunca lo había sido, no tiene ni idea de cuanto sufrirá hasta su completo final.
Entró a una habitación donde había millones de utensilios para experimentar, además de una camilla. Observo como una grabadora estaba por caer al piso del movimiento, la tomó antes de que lo hiciera y se acostó en el incómodo colchón blanco.
Prendió el aparato y luego de unos minutos mirando al techo, hablo—Ey...
—¿Se... Escucha...?—golpeó su frente, no podía evitar pensar que lo que hacía era estúpido, pero...—Bueno... Soy Kaze... Rumimasu Kaze—silencio un momento—Sinceramente, no se porque hago esto, ni mucho menos la razón por la que estás escuchando... Solo aviso que no te dejes engañar por la portada, esta no es una historia bonita...
Supongo
Que empezaré desde
El principio...