Las cosas simplemente no pintan nada bien.
Ya, con todo lo que me ha sucedido este día, siento que no quiero ver a nadie más por el momento. Tal vez mañana sea otro día, entonces esperaré hasta que llegue.
Abrí lentamente la puerta del cuarto, encontrándome con una completa oscuridad. Parecía que el lugar no había sido acondicionado para ser habitable, y que era usado como bodega.
Así que he caído hasta este punto, vaya.
No puedo hacer nada al respecto, así que tan solo acepto lo que tengo. Sé que tarde o temprano Kay se dará cuenta de lo que sucede, y tengo que estar ahí en ese momento. Él dejará a Amelie y me escogerá a mi definitivamente.
Esto es una locura.
Entro en la habitación y cierro la puerta. Puedo oler algo de humedad mientras que una fina capa de polvo cubre todos los muebles.
Siento cómo me reciben. Tal vez esto es lo que gano después de tantos años.
Al encender la luz, me encuentro con una figura desconocida de cabello blanco. No se trataba de Vanessa, de eso estoy segura, pero se veía muy similar a ella. ¿Qué demonios está sucediendo?
—Al fin llegas. No sé qué es lo que te dijo mi hermana, pero puedes estar segura que todo eso es mentira.
—¿Quién eres?
Estaba confundida ante su repentina aparición en un cuarto que debería estar vacío. ¿Qué otras cosas misteriosas sucedían en esta casa? Esto no es normal.
—Disculpa por no presentarme, soy Astrid Moon. No hace falta que diga más ya que la historia de esta tierra nos recuerda.
¿Qué es lo que está diciendo esta chica?
Es de conocimiento general la historia de los Siete y la manera en cómo salvaron al mundo, incluso sus nombres los sabe todo el mundo. Si no mal recuerdo, Vanessa era el nombre de una de las hermanas, y Astrid era otro. Entonces, ¿qué es lo que están planeando?
No, ¿siquiera por qué están vivas? ¿No sucedió eso hace más de seiscientos años?
Si te pones a pensar, no tiene ninguna lógica. ¡No existe una persona capaz de vivir por más de cien años! Es algo que se ha estudiado en la medicina moderna.
—¿Qué haces aquí?
—Veo que eres un poco desconsiderada. Ni siquiera valoras mi esfuerzo de venir hasta este lugar.
—¿¡Qué dices!?
—Tranquila, sé por lo que estás pasando. Él te rechazó cuando recordó lo que sentía hace años, ¿verdad? Era de esperarse.
¿Cómo es que ella sabe lo que me sucede? Esto se está volviendo muy raro.
—Él no te amaba, entiéndelo. Tan solo eras un juego, te usaba mientras esperaba el regreso de esa chica, Amelie, ¿verdad? Así son todos los hombres que he conocido, siempre te dejan cuando ven que pueden conseguir algo más. Eso no ha cambiado en cientos de años. Pero bueno, sé que no quieres verme hablar sola.
Ella estaba sentada en un pequeño sillón de color chocolate, similar a los que estaban ubicados en los extremos del pasillo. Parece que esta familia tiene una extraña fijación hacia los colores oscuros.
Astrid se levantó lentamente, mientras se acercaba a mí. Al momento de tratar de abrir la puerta, esta estaba atascada. Me encontraba atrapada junto a ella.
—Tranquila, no te haré nada, eso hará que pierda mi diversión. Entonces, ¿qué te dijo mi hermana? ¿Te apoyará? Detesto parte de su personalidad servicial, se deja influenciar muy fácilmente por los demás. Aunque no duda en ayudar cuando se necesita.
Astrid me acorraló junto a la puerta, impidiéndome escapar. Aunque, después de todo lo que había sucedido, esa idea no había pasado por mi cabeza. ¿Ser rechazada cambió mi opinión? Posiblemente.
No me importa lo que me suceda. Además, ¿por qué tienen ellas que meterse en mi vida?
Primero fue Astrid, luego Vanessa, y ahora esta chica, Astrid. Todas ellas son peliblancas. ¿Esta es una maldición? No puedo saberlo con exactitud.
—No puedes cambiar nada sin poder, y yo lo tengo. Es divertido ver cómo todo lo que te rodea se derrumba de la noche a la mañana. Veo que estabas muy confiada en que ganarías esa pequeña apuesta, pero, ¿en realidad se disputaban a ese chico? Veo que ambas apuntan muy bajo.
Sus palabras comenzaban a hacerme enojar. Aceptaba el hecho de que se burlara de mí y me dijera todo lo que quería, pero no tenía por qué meterse con Kay, él no tiene nada que ver en esto.
Ella pareció leer mis pensamientos y me tomó del cuello, acercando su rostro de tal manera que podía sentir su respiración en mi cara. Desagradable.
—No muchachita, esto no es algo que puedas manejar. No sé qué es lo que mi hermanita mayor te haya dicho, pero está completamente equivocada, además, ella no puede ayudarte. Kay era el portador de su perla, ¡qué casualidad! Amelie no recibió la suya por un capricho, sino que tenía una misión que cumplir, mi gran amo siempre piensa en todo.
Espera, ¿amo?
—¿A qué te refieres?
—Sí, mi amo es el que domina este mundo en realidad. Es poderoso, a diferencia de mi hermana o ese chico. Él posee poder real, así que no será fácilmente derrotado.