Caro Ortega
“En más noticias, el día de hoy, el coronel David Patrick Kelly ha sido nombrado nuevo director del departamento de narcóticos, se presume que ha participado en muchas misiones en cubierto y que sus participaciones con la policía de diferentes departamentos ha sido excepcional, siendo un honor que el día de hoy se sume a las filas del área de narcóticos asegurando una mejor dirección…”
—T-Bird…— pronuncio en voz baja mientras veo su imagen en la pantalla, con ese traje elegante, pero sin perder su esencia, ese cabello revuelto y la barba de candado dispareja, con esa sonrisa chueca y ese diente de oro relumbrando de forma cínica.
—¿En qué momento la gente se volvió loca?—, dice Akos cruzado de brazos sin despegar su mirada de la noticia. Me doy cuenta de que no solo mi equipo, sino también el resto de los policías del piso están viendo las noticias con indignación, incluso con miedo.
—Perdieron la memoria— responde Doherty apretando lo puños hasta que sus nudillos se ponen blancos y sus ojos se rasgan, quiere llorar de la impotencia.
—No perdieron la memoria… nunca lo hicieron, más bien nadie los reconoce más que los que hemos estado inmiscuidos en sus asuntos, ¿cómo va a reconocer el ciudadano promedio al matón que la policía mantuvo en anonimato para no fomentarles el miedo?, solo reconocen a Burak y eso porque fue arrestado y trasladado a la cárcel, pero seamos sinceros… antes de ser policías, cuando éramos adolescentes o niños, cuando veíamos las noticias junto con nuestros padres y veíamos las fotos de los chicos malos, pero no teníamos idea de quienes eran o como eran hasta ese momento, cuando por fin habían sido apresados o la policía estaba cerca de capturarlos… rara vez conocíamos el rostro de esos criminales antes de que la justicia se sintiera cerca de detenerlos… en el caso de Burak y sus amigos, bueno… nunca estuvimos cerca de hacerlo— explico amargamente, mi corazón se retuerce. ¿Es bueno mantener a la población en ignorancia por tanto tiempo?
—Bueno, ahora son ladrones de cuello blanco… me aterra pensar en lo que harán en esos cargos, Tin-Tin como director del banco nacional, ahora T-Bird como director del departamento de narcóticos…— resopla Sonia y baja la mirada, no quiere seguir viendo las noticias, tal vez tema romper en llanto, verse más débil.
—No es que los que están en altos rangos sean puros y castos… suficiente teníamos con los malditos corruptos revueltos en la política y ahora estos— dice Akos dando un golpe en el escritorio sin poder contener su furia.
—Se llevarán bien— volteo hacia Karime quien aún está con la mirada clavada en la pantalla, con horror mientras se muerde la uña de su pulgar.
Sintiéndose atraída por mi mirada, voltea lentamente y sus ojos se clavan en los míos, con un leve asentimiento me da permiso, luz verde para poder hacer lo que quería hacer. Sonriendo de lado y con ganas de llegar al fondo de todo, tomo mi chamarra negra del respaldo de mi asiento y me la pongo, llamando la atención de mis subalternos.
—¿Saldrás?—, pregunta Akos confundido, después de todo había sido mi compañero desde que este equipo se formó y me seguía a todos lados.
—Así es… tengo una vieja amiga a la cual quiero visitar— pongo mi mirada sobre Doherty y le guiño un ojo —andando— le doy unas palmadas en la espalda sin detenerme, caminando directamente hacia las puertas.
Por un momento ella no sabe qué hacer, pega un brinco y busca una respuesta en la mirada de todos alrededor, solo Akos se anima a empujarla hacia mi camino, evitando que me irrite y le grite desde la puerta. Salimos del edificio y llegamos directamente hacia el estacionamiento, ahí busco mi auto, un viejo Rolls-Royce wraith negro, no es de mis autos favoritos, incluso siento que es demasiado ostentoso a lo que me gusta, pero… le tengo cariño.
—No sé… creí que usted tendría una motocicleta o un auto deportivo…— se queda parada frente a la defensa delantera, viendo el auto con atención.
—Bueno, soy una mujer con muchas sorpresas— le guiño el ojo mientras abro la puerta y le hago un movimiento con la cabeza para que entre al lugar del copiloto.
Enciendo el auto y lo primero que hago es poner mi lista de reproducción, algo de rock para amenizar el viaje, pues será algo largo y no estoy dispuesta a hablar mucho con Doherty, tal vez tenga razón Müller, se parece tanto a Cárter que le guardo algo de resentimiento.
Acelero y salgo del estacionamiento y me incorporo a la circulación, voy con un brazo por fuera de la ventana y poniendo atención a mí entorno, veo que Doherty se mantiene con ambas manos en su regazo y viendo por la ventana, como si temiera tocar algo y romperlo, pero la curiosidad no tarda mucho en hacer mella en ella. Toca el botón de la guantera y esta se abre fácilmente haciéndola pegar un brinco.
—Perdón, perdón, perdón, perdón…— busca meter todos los papeles y cerrarla de forma torpe, solo logra que algunos caigan al piso y un brillo plateado la deslumbre, por un momento se le olvida lo que hizo y mete sus dedos con cuidado, acariciando el arma, un viejo revolver S&W —…wao…
—¿Terminaste?—, ni siquiera la volteo a ver, sé que con mi voz es suficiente. De nuevo pega un brinco y vuelve a guardar todo con torpeza.
—Perdón, perdón, perdón, perdón…— repite una y otra vez hasta que por fin termina de cerrar la guantera.
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Editado: 07.01.2022