Aiden Meyer
—Me sorprende que hayas podido contra él, es demasiado fuerte y muy iracundo…— Burak camina a lo largo de su escritorio, pensativo.
El lugar donde estamos era el antiguo teatro donde la mafia rusa preparaba a sus futuros asesinos, aunque la parte del escenario y los asientos siguen abandonados y empolvándose, el resto de los cuartos y recovecos se han vuelto funcionales para los propósitos de Burak y su gente.
Es aquí donde recibió su primer mensaje, la cabeza de Gideon, un antiguo hombre suyo, usurero de profesión y reciente director de la academia de policías donde fui forense y conocí a Cárter; apareció en una lanza afuera de las puertas, dos de sus hombres que estaban haciendo guardia fueron los primero en encontrarla y la escondieron antes de que alguien más se diera cuenta y llamara a la policía, hace dos días, después de que hubiera una calma sospechosa, apareció la cabeza de otro de sus hombres, un rubio desalineado, Fun Boy.
Claramente alguien los está cazando con bastante éxito, el tal Fun Boy iba a volverse de vital importancia en el departamento de homicidios, incluso ya se había concertado una cita con el diario “Gravity” para su entrevista de ascenso a su cargo, pero eso jamás pasó, lo mataron antes.
Al principio su idea era una cacería de brujas, buscar hasta por debajo de las piedras al posible sospechoso de los asesinatos, pero eso solo generaría caos y violencia, más de la que ya de por si existe, así que tuve que intervenir, después de todo, el grupo de policías al que pertenece el agente Rivera y mi querida Karime están llevando el caso.
—Se le dijo que tenía que vigilar, no matar a los policías que están haciendo el trabajo… ¿qué tan difícil es comprender eso?—, le digo a Burak mientras acomodo mi saco.
—Grendel no es el chico más inteligente… supongo que no pudo contenerse.
—Es un wendigo con una fuerza que supera por mucho a cualquiera que hubiera conocido…
—Pero aun así fuiste capaz de detenerlo, me sorprende— Burak entrecierra los ojos y me ve fijamente.
Por un momento recuerdo todo, el rolls-royce wraith negro siendo detenido por la bestia, era el mismo auto que tenía cuando conocí a Cárter y la agente que conducía escuchaba la misma música, por un momento mi cerebro se revolucionó, era como si Grendel estuviera atacando a Cárter y no a esa mujer, simplemente no podía pensar en otra cosa, su arma incluso era del mismo calibre por no decir que era de la misma marca y tipo, era ella, pero… sin ser ella. Lo mismo me ocurrió cuando pude oler su sangre a través de la ventila de mi celda, era el mismo aroma que llegó a mi nariz esa primera vez que tuve a Simone herida entre mis brazos.
Tal vez me esté volviendo loco, pero no podía permitir que Grendel la matara, no podía dejar que todo el trabajo que llevan para llegar al asesino se vaya al carajo y mi subconsciente tampoco lo iba a permitir, algo me motivó a protegerla, a evitar que ese estúpido la lastimara, no sé si… las coincidencias que vi en ella o su espíritu de lucha, su falta de miedo ante mí y su atacante, claramente no es la primera vez que está ante una bestia como yo, pero… eso no tendría lógica, no puede ser posible, ningún humano puede sobrevivir al ataque de un wendigo a menos que este lo deje ir.
—¿Aiden?—, Burak me hace salir de mis pensamientos por completo —entiendo que sea importante dejar que los policías hagan el trabajo sucio, pero… no puedo permitir que mis hombres sigan cayendo como moscas y vengan a poner sus cabezas en unas lanzas afuera del teatro… claramente esto es asunto de esos rusos.
—No necesariamente… ellos huyeron, sería una pérdida de dinero y tiempo venir hasta acá solo para matar a tus hombres y volver a irse o esconderse, así no trabajan ustedes, los mafiosos, no… han contratado a alguien que haga el trabajo sucio…
—Tal vez tengas razón, pero esos policías están tardando más de lo que yo pienso esperar… quiero la cabeza de ese maldito asesino en mis manos y después destruir a esos malditos rusos…
—Hay que seguir los avances de los policías de cerca, vigilar sus movimientos… tengo un plan— de inmediato pienso en esa agente, Sonia Doherty y mi sonrisa se vuelve más grande.
—Bien… cuéntamelo todo— Burak parece compartir la malicia de mis palabras y se emociona por una nueva propuesta.
Sonia Doherty
Me levanto más temprano que mi padre y mi hermana, me preparo un café cargado y salgo de la casa bien abrigada, corro hacia la calle y pido un taxi que me lleve hasta la comisaría, mientras en mi cabeza sigo recapitulando todo lo que pasó el día de ayer, el vídeo, el departamento, todo.
Llego al trabajo y de inmediato corro sin escalas al departamento de informática, toco pausadamente evitando que noten mi ansiedad. Quien me abre la puerta es el chico que nos ha mostrado los vídeos recientemente, me ve confundido hasta que logra identificarme.
—Hola… ¿ya tienes lo de vídeo?—, le pregunto tranquilamente esperando.
—¡Ah!, claro… el acercamiento ¿no?—, se hace a un lado y me invita a pasar —entra, te muestro lo que hemos logrado.
Cuando entro veo a otros trabajadores metidos en sus computadoras, tecleando, algunos escuchando música, lo único que resalta en todo el lugar es un pequeño helecho verde que cuelga del techo. Me ofrece su silla frente al escritorio y comienza a teclear y seleccionar archivos hasta que llega al que me interesa.
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Editado: 07.01.2022