Nora
Un dolor punzante se instala en mi cabeza en cuanto abro los ojos y suelto un quejido lastimero, llevándome las manos a la cara y volviendo a cerrar los ojos con fuerza. ¿En qué momento pensé que era buena idea beber tanto? Suspiro y aparto las manos de mi rostro, quedándome después mirando el techo de la habitación un momento.
Y es ahí cuando recuerdo lo que pasó ayer y… mierda.
Besé a Tyler. Lo besé cuando me propuse olvidarle y mantenerme lo más alejada posible de él. Pero, claro, no he sido capaz de hacerlo y, en lugar de seguir intentándolo, le beso estando borracha.
Cada día voy a peor.
Me sobresalto cuando la alarma de mi móvil vuelve a sonar y la apago rápidamente, dejándolo después con brusquedad sobre la mesita de noche.
–Ya me he enterado –murmuro y me doy cuenta de que tengo la voz un poco ronca. Claro, porque además de borracha, estuve llorando.
Joder, menudo cuadro de persona.
Los cuadros son obras de arte.
Pues yo no. Al revés. Todo lo contrario.
Sin ninguna gana, me incorporo y bajo de la cama lentamente. Ni siquiera me pongo las gafas para ir al cuarto de baño; de nuevo, una mala elección en mi vida –sin gafas, medio dormida y con dolor de cabeza– cuando, justo al entrar en el cuarto de baño, me doy un golpe en el dedo pequeño del pie.
–¡Joder! –exclamo y termino de entrar, cojeando.
Me apoyo en el lavabo y me quedo unos minutos así, cerrando los ojos y esperando a que se me pase el dolor del pie. Cuando eso ocurre, me desvisto rápidamente y me meto en la ducha, bajo el agua fría. Necesito despejarme y estar totalmente despierta para cuando baje al hall con los demás.
Hoy volamos a Londres. Y tengo que mostrarme como hasta hoy: súper alegre y feliz de hacer estos viajes.
¿No estás feliz de hacer estos viajes?
No sé si ha sido buena idea venir, sinceramente.
Tras varios minutos bajo el agua fría, enrollo mi cuerpo en una toalla y vuelvo a la habitación, sólo que esta vez con mucho más cuidado. Me acerco a mi maleta, de donde saco unos vaqueros y un jersey beige con la ropa interior, y me visto rápidamente. Por último, me pongo las gafas y el calzado de una vez.
Un par de toques en la puerta me sobresaltan y me apresuro a ir hasta allí. Aunque… espera, ¿y si es Tyler? Me detengo justo a tiempo de abrir la puerta y espero escuchar algo al otro lado de la puerta que me indique que pueda ser o no él.
–¿Nora? ¿Estás despierta? –escucho a Carol segundos más tarde.
Suspiro de alivio mientras abro la puerta y veo a mi amiga frente a mí, con dos cafés humeantes y una gran sonrisa.
–Te he traído un café.
–Eres genial –sonrío mientras cojo el café y le hago sitio para que pase.
–Ya lo sabía –ríe ella y se gira hacia mí cuando se sienta en mi cama–. Tienes un poco de mala cara, ¿estás bien?
–Sí, sí, sí. Perfectamente –respondo apresuradamente. Tan rápido que sabe que acabo de mentirle. Me mira con una ceja enarcada–. Vaaaale, puede que no tanto. Pero nada preocupante.
–¿No me vas a contar lo que pasa?
–Es que no sé si quiero saber tu opinión cuando te diga que anoche me emborraché y besé a Tyler en la azotea.
Nos quedamos en silencio. Ella abre los ojos como platos y yo le doy un sorbo al café antes de aclararme la garganta e inclinarme sobre mi maleta, la cual organizo un poco para cerrarla. En poco tiempo tendremos que ir al aeropuerto.
–¿Que hiciste qué? –pregunta ella finalmente, bajando un poco la voz.
–Pues… eso. No hace falta que me digas que la cagué. Ya lo sé. Pero estaba borracha, tengo una justificación –me giro para mirarla–. Así que no me eches la bronca, ¿vale?
–¿Echarte la bronca? Ni que fuese tu madre.
–No sé, seguro que Selena me echará la bronca cuando se lo cuente… –murmuro–. Bueno, ¿bajamos?
–Espera, no tengas tantas prisa –me interrumpe, levantándose y clocándose delante de mí–. Besaste a Tyler, vale, pero ¿nada más? Es decir, ¿no hablasteis ni nada después? Cuéntame algo más.
–Tampoco es que tenga muy claro lo que pasó –suspiro–. A ver, ya sabrás que cuando los dos desaparecimos del preestreno pues… en realidad, estábamos juntos, ¿no?
–Obviamente. La excusa que puso no me la creí.
–Pues estuvimos viendo un poco la ciudad y dijo algo que me… descontroló un poco. Fue una tontería, pero lo escuché después de tantos meses como si fuese algo normal y… bueno, no bajé a cenar porque no quería volver a verle. Al menos, por el momento. Pero tenía la cabeza echa un lío, no dejaba de darle vueltas y de agobiarme, así que bajé al pub y me bebí una botella de alcohol yo sola. ¿El resultado? Pues que acabé borracha en la azotea y él subió al rato.
–¿Cómo sabía que estabas allí arriba?
–Supongo que lo adivinó, no lo sé. No le pregunté qué era realmente lo que quería –me encojo de hombros–. Lo poco que recuerdo es que le dije que no podía pretender ser su amiga, que lo había echado de menos y… le besé. Después, me fui de allí disculpándome. Él sigue con Jessica, así que no debí haber hecho eso –suspiro y niego con la cabeza–. Da igual. ¿Bajamos?
–Nora, escúchame –me pide–. Tienes que animarte.
–Estoy súper animada –sonrío ampliamente, aunque sé que demasiado falso–. ¿No me ves?
–Menos mal que eres tú quién está detrás de una cámara grabando… –comenta.
–Ya me lo han dicho.
Sí, Tyler. Hace unos meses.
–¿Quieres hablar de ello?
–No, quiero bajar, si no te importa –me encojo de hombros.
–Está bien –ella asiente–. Si necesitas cualquier cosa, no dudes en decírmelo.
Sonrío, agradecida, y reviso mi maleta por última vez, dándole pequeños sorbos al café. Carol cambia de tema rápidamente –lo cual agradezco– y bajamos juntas casi 10 minutos más tarde, con ella también arrastrando sus maletas.