Tal vez es siempre

Capítulo 15

Nora

Escucho la alarma de mi móvil y, con pereza, alargo el brazo y apago ese sonido que cada mañana odio un poquito más. Suspiro y me quedo mirando el techo unos segundos hasta que me percato del brazo que me rodea por la cintura; al girar mi cabeza, veo a Tyler dormido a mi lado. Parece no haber escuchado la alarma.

Qué envidia.

Pues sí.

Me quedo mirándole un momento hasta que él se mueve y se despierta poco a poco, así que dejo de mirarle y me incorporo un poco.

–Buenos días –murmura él, con esa voz ronca de por las mañanas que también echaba de menos.

–Buenos días –le saludo yo también, girándome un poco hacia él–. ¿Qué tal has dormido?

–Genial, ¿y tú?

–Bien –asiento lentamente con la cabeza.

Vale, esta conversación está siendo un poco extraña.

¡Pues espabila!

–Me voy a dar una ducha –le aviso, poniéndome las gafas y levantándome de la cama–. No creo que tarde mucho, pero puedes irte… si quieres.

Pero, ¿qué dices?

¡Yo qué sé! Igual quiere irse a su habitación.

–Te esperaré aquí –dice él.

Asiento con la cabeza, sonriendo un poco, y cojo la ropa interior de la maleta para entrar en el baño cuanto antes. Me quedo mirando mi reflejo durante casi un minuto; tengo las mejillas sonrosadas e incluso yo me percato del brillo diferente que tienen mis ojos. De… ilusión. Esperanza.

Dejo de mirarme y me desvisto de una vez, entrando en la ducha y quedándome bajo el agua caliente varios minutos. Alargo el momento de salir durante casi diez minutos y, ya fuera y vestida con la ropa interior –aunque con el cuerpo enrollado en una toalla–, vuelvo a la habitación, con el pelo totalmente mojado.

Tyler sigue en la cama, sólo que ahora está sentado y se ha puesto los vaqueros que llevaba anoche. Levanta la mirada de su móvil al instante y me mira.

¿Estará hablando con Jessica?

Di que sí, empieza bien el día.

Vale, lo sé. No debo pensar en ello. Todo vuelve a ser como antes. Estamos aquí, los dos, y me es inevitable sentirme feliz recordando lo que ha ocurrido y con sus palabras de anoche repitiéndose en mi mente una y otra vez, pero…

¿Otra vez con el ‘pero’?

Claro que sí.

Él sigue con ella. Obviamente, no ha podido hablar aún con ella. Se acaba de despertar y yo me estoy entrometiendo en una relación. Vale, él me ha dicho que me lo demostrará, que soy yo, pero la última vez también me dijo todas esas cosas bonitas y acabó volviendo con su ex. No, no me dijo las mismas palabras que anoche, pero me lo demostraba.

Ahora… necesito que me lo vuelva a demostrar. Mejor. Que me asegure que en cuanto pisemos Los Ángeles, no se arrepentirá de lo que dijo y volverá a dejarme. Porque no sé si estoy preparada para volver a estar en la mierda durante días sabiendo que el estará con otra.

Sacudo la cabeza evadiendo esos pensamientos cuanto antes. De nada sirve pensar en ello ahora. Tenemos que viajar hasta Argentina, donde no llegaremos hasta la noche. Y no quiero arruinarme el viaje cuando lo que pasó anoche es algo que llevaba deseando desde hace días.

–Es hora de que nos preparemos para irnos –murmuro.

Me acerco a mi maleta apresuradamente y me visto con la ropa más cómoda que encuentro. Nos espera un viaje de 14 horas.

–Nora –me llama.

–Dime –digo, pero apenas me giro para mirarle.

Me visto rápidamente con la ropa escogida y guardo y ordeno todo lo demás en mi maleta con prisas. Obviamente, vamos con mucho tiempo por delante, pero quiero estar ocupada y no pensar en Jessica.

Joder, ni que ella fuese mi pareja y estuviese haciendo algo horrible.

–Nora, mírame –me pide y escucho el sonido de la cama.

–Tenemos que preparar las cosas. No queremos perder el avión y… –me interrumpo cuando se sitúa frente a mí y sujeta mi muñeca con suavidad.

–Mírame –insiste. Finalmente, alzo la mirada a él–. Dime qué pasa.

–No pada nada.

–Nora… que te conozco.

Suspiro y me paso las manos por el pelo, dejando el neceser encima de la maleta, sin cerrar. Después, vuelvo a mirarle. Él me mira atento, esperando a que diga algo de una vez.

–Sigues estando con Jessica –suelto finalmente.

–Nora, ya te dije que…

–Sé lo que me dijiste –le interrumpo–. Pero justo ahora, en estos momentos, sigues saliendo con ella. Y yo me estoy entrometiendo en algo serio. Y me cuesta confiar en que todo saldrá bien.

–Saldrá bien –asegura él.

–¿Me lo aseguras tú? ¿Me aseguras que en cuanto veas a Jessica serás capaz de decirle que no quieres seguir con ella?

–Claro que sí. Ya te dije que eres tú, siempre lo has sido –baja la mano por mi muñeca con suavidad hasta agarrar mi mano–. En cuanto lleguemos a Los Ángeles y vea a Jessica, lo haré. Y te demostraré que todo esto es de verdad.

Me quedo mirándole, mordiéndome el interior de la mejilla, sin decir nada.

–Confía en mí –añade tras varios segundos de silencio–. ¿Lo harás?

–Sí –digo finalmente, bajando un poco la voz–. Lo haré. Y espero no arrepentirme.

–No lo harás –sonríe y coloca dos de sus dedos en mi barbilla, inclinándose después a darme un beso que, al instante, me hace sonreír–. Ahora sí, vamos a preparar todo. Pero no tengas tanta prisa. Vamos con tiempo.

Asiento con la cabeza y me inclino de nuevo hacia mi maleta, ordenando la ropa que hay tirada –literalmente– dentro de ésta de los días anteriores y apenas he tenido tiempo de ordenar. Guardo también el neceser, bajo la atenta mirada de Tyler.

–Deja de mirarme tanto, me pones nerviosa –murmuro, intentando cerrar la maleta.

–Está bien –él ríe y se acerca–. Déjame, te ayudo.

–Gracias –me hago a un lado para que sea él quien cierre mi maleta y me acerco a la mesa de la habitación, donde tengo mi portátil–. ¿No vas a recoger tus cosas?



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En el texto hay: romance, amor, cine

Editado: 15.12.2021

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