Marie
Volver a Estados Unidos es duro pero creo que ya es hora, siento que ya lo es. Hablé con Aura hace poco aunque ella no sabe que estoy de vuelta, ella no está bien al menos no del todo pero sé que ha avanzado mucho. Aura quiere vivir y sorprendentemente yo también quiero hacerlo.
Limpio mi frente después de entrenar con uno de los chicos de mi padre, sonrío antes de levantarme del banco y beber agua. Papá me sonríe desde el otro lado antes de acercarse y darme un abrazo cariñoso.
– ¿Cómo estás?
– Bien, no tienes que preocuparte mucho papá, estoy bien.- lo calmo antes de darle un beso en la mejilla.
– Marie, eres mi única hija, mi princesa.- dice todavía abrazados.- Te quiero mucho mi niña, me preocupo por ti.- me obliga a mirarlo a los ojos.- No estás bien, estás mejor, no sé lo que es perder a un hijo Marie, pero no puedo imaginarme perderte.- suspiro con los ojos con lágrimas.- Sé que estás aprendiendo a vivir con su muerte, y yo voy a estar a tu lado para lo que necesites.
– Lo sé papá, no tienes que recordármelo todos los días.- le sonrío con tranquilidad.- Voy a darme una ducha.
Dejo a mi padre entrenando con los futuros boxeadores y entro a las duchas femeninas. Me quito la ropa deportiva y me quedo solo con las chanclas, no quiero coger nada aunque sé que aquí son muy higiénicos.
Tardo un poco más de lo necesario en la ducha, me he sumido en mis propios pensamientos. Recordando cuando bañaba a mi niño en la bañera de mi cuarto, como jugaba con el agua y me salpicaba entera. Todo me sigue recordando a él.
Me seco rápido el cuerpo y me pongo un vestido ligero para salir, me dejo el pelo mojado total ahora voy para mi casa, allí puedo hacerlo más cómodo.
Me despido de todas las personas que veo, hasta llegar a mi padre. Él me sonríe y me pide que me acerque hasta donde él está.
– Alguien vino a visitarte.- lo miro confusa.- Mira.
Al girarme una hermosa niña corre hasta mis piernas, su cabellera rubia perfectamente peinada me deja saber que es la preciosa Stella. Me agacho hasta quedar a su altura y la abrazo con la misma fuerza con la que ella me abraza.
Me encantaría decir que no volví a pisar Nueva York después de irme a París, pero volví aquí cada vez que ingresaban a Aura, y aunque intentaba no solo evitar a Mason sino también a Stella, fui incapaz de ignorarla a ella y por supuesto no podía ignorar a su padre por mucho que lo intentase. Al principio si era fácil, con el tiempo se me hacía insoportable ignorarlos.
– ¿Te quedas?
– Me quedo.- dejo un beso en lo alto de su cabeza.
– ¿Cómo sabes que he vuelto?
– Tú padre me avisó, ¿vienes por la operación de Aura?- ellos hablan mucho por alguna razón que no entiendo.
– ¿Qué operación?
– ¿No lo sabes?- niego con la cabeza.- Aura se va a someter a una nueva operación para tener sensibilidad en las piernas.
– ¿Es experimental?- él asiente.- ¿No habéis intentando detenerla? Esto… esto podría costarle la vida.
– Cálmate.
Odio cuando me dicen que me calme, odio que él me pida que me calme. Todos saben cuanto me afecta que Aura se someta a operaciones, y más cuando el índice de éxito es mucho menor al índice de mortalidad. Parece que a todos se les olvidó que dos de las operaciones a las que se sometió casi acaban por matarla, fueron semanas y meses de agonía para mi y para su familia.
– ¿Qué me calme?
– Si, tranquilizate.- suspira.- Es experimental pero tiene un índice bajo de complicaciones. - Mason toma a su hija en brazos y me quita su calor.- Intenté detenerla, me da pánico perderla Marie, pero da igual cuantas veces lo intentase, ella está decidida.- tomo mucho aire.
– Da igual lo que yo diga, ¿verdad?
– Incluso se lo ha dicho a sus padres, nadie la va a detener.
– Solo me queda apoyarla.- él asiente.- ¿Damos un paseo?- pregunto más calmada. Él me sonríe y asiente.
Mason me pone al tanto de este último año, o más bien de lo que no sé de este último año como por ejemplo que Aura parece estar colada por el medio hermano de Andrew y que de hecho es el cuñado de su hermano. Sé poco de esa historia, bastante poco pero sé que no se llevan especialmente bien. O bueno, no que no se lleven bien sino que tienen una relación nula o eso tengo entendido.
– ¿Podemos ir al parque?- pide Stella con entusiasmo.
– Claro, vamos preciosa.- le sonrío.
Ella rápido se pone a hablar con los niños del parque, Mason y yo nos sentamos en un banco, cerca de donde ella está pero dándole espacio para que se relacione con los otros niños. Stella es una niña muy extrovertida que merece todo el amor del mundo.
– Mason.- él me mira con sus ojos claros.- ¿Qué te ocurre?
– Quiero a Aura, amo a mi hija pero… extraño a mi hermano.- suspira.- ¿Aura no te contó que pasó entre ambos?- niego.- Nuestros padres se separaron hace ya mucho, mi madre se lo quedó todo y mi padre se quedó sin nada. Ella no me quería porque yo siempre apoyé a mi padre y comenzó a inventar que yo tenía problemas con las drogas así que Killian no quiere saber nada de mí.
– ¿Tú?¿Drogas?- él resopla y asiente.- ¿Por qué ella se lo quedó todo?
– Porque su nueva pareja era juez, puedes imaginar que no fue un juicio justo.- asiento, no debe ser difícil.- Él ni siquiera conoce a Stella, mi madre menos.
– Siento oír eso.- él se encoje de brazos.- ¿Cómo está tu padre?- de él si sé más.
– Bastante bien, fuimos a verlo hace un mes y estaba genial. Ya no parecía enfermo, no bebé y fue el padre que yo recordaba.
– Tuvo que ser bonito.- él sonríe abiertamente.
Mason es atractivo, quizás un poco desordenado pero es porque trabaja mucho para darle la mejor vida a su hija. Entre el trabajo y cuidar solo de una niña de seis años es normal que a veces se note que no se ha peinado o lleve la ropa sin planchar. A veces, cuando está estresado es adorable. Aura solía mandarme vídeos de cuando Mason se estresaba y Stella se reía al ver a su padre buscando algo desesperadamente.