Marie
Hay veces que pienso que Liam no quiere a su hermano tanto como dice, luego veo sus ojos, la admiración intensa que se refleja en ella, y entonces da igual cuantas veces se queje de él conmigo, sé que lo ama y que cualquier traición de parte de Mario lo hundiría. Amo a Liam, aunque tenga enormes conflictos con Aura. Sé que ellos dejarían de tenerlos si ella le contase la verdad, aunque no sé si él está listo para conocer la verdad sobre el hermano mayor al que idolatra.
— Marie. – me llama la atención. – Está foto es preciosa.
Miro la foto que él está mirando, es uno de los primeros trabajos que hice siendo amiga de Aura, no tenía ganas de vivir y no quería buscar un modelo para pasar. Aura era y es preciosa, y a pesar de todo el trabajo que ella tenía, se ofreció a ser mi modelo. Aquel mes se había hecho algunas mechas que en su pelo se veían genial, y a la luz del sol resplandecían.
Ni siquiera tuve que decirle como quería que posase, ella sola lo hice, yo solo la llevé al lugar donde quería hacerlo y comencé a lanzar fotos. Buscando buena luz y ángulo pero no tenía ganas de trabajar, no hacía ni tres meses que Nathaniel se había ido del todo. Así que siempre pensaré que mi sobresaliente en ese trabajo se debió a que Aura era mi modelo y sabía lo que tenía que hacer.
— ¿Cuándo se la hiciste? No creo haber visto a Aura tan relajada en años.
— A los tres meses de su partida. – evito mirarlo para que no vea como mis ojos se aguan.
— Aura y tu hicieron buen trabajo.
— En realidad Aura, ella estuvo fantástica en todo momento. – resoplo. – Echo de menos cuando Aura se veía tan segura en si misma. Se veía fantástica.
— Si que se veía fantástica. – resopla él. – Hay cosas que no sé, ¿verdad?
— Aura quiere protegerte pero tengo la esperanza de que algún día se arme de valor y te diga todo lo que ocurrió. – él asiente. – ¿Te dejó en la mansión de tus padres? Voy a ver a Mason.
— Te diría que te acompaño, pero que si Mason me ve me rompe la cara. Cuando nos vimos la última vez fui un cabrón.
— Deberías disculparte, ¿Sabes?
— Lo sé, pero me da mucha vergüenza. – me río. – Lo haré, la próxima vez que lo vea, pero no voy a ir a la mansión Trumman, si Mason no me golpea lo hará el padre de Aura y los guardias. – asiento. – Déjame en la mansión de mis padres.
Cierro el estudio con llave y llevo a Liam hasta su casa, saludo a sus padres que han salido al escuchar el ruido de mi coche. No sé como personas tan buena, maravillosa y simpáticas como ellos dos pudieron criar un hijo de puta tan grande como Mario, porque Liam es un trozo de pan que defiende a un imbécil. Pero lo entiendo, entiendo que Liam se apoye tanto en Mario, perdieron a su madre muy pequeños y su padre no tardó más de un par de años en casarse con su maravillosa segunda esposa.
Atiendo el teléfono poco antes de incorporarme a la carretera desde la mansión, que yo creo que heredará Liam. No creo que sus padres quieran dejarle nada a Mario, ellos si saben lo que ocurrió o al menos conocen más de lo que conoce mi mejor amigo.
— Princesa. – la voz de mi padre instala una sonrisa en mi cara. – ¿Pasas a por mí?
— ¿A por ti?¿Al gimnasio?
— Sé que vas a ir a ver a Mason y yo también quiero ver como está.
— ¿Le dirás?
— Bien, le diré. – resopla algo cansado de que siempre le pregunte lo mismo.
— Estoy en diez minutos.
Tardo un poco más de diez minutos en llegar al gimnasio de mi padre, y él se sube, se ha duchado, hasta aquí puedo oler el champú de menta que utiliza. Debía estar haciendo ejercicio antes de llamarme y olería a sudor que no es un olor muy agradable y para nada digno de la mansión Trumman que siempre huele a rosas o lavanda. No sé como lo hacen para que la mansión siempre huela tan bien.
— Señorita Bonnet. – me sonríe uno de los guardias de la entrada antes de abrirme la verja.
— No te esperaba por aquí. – me sonríe la madre de Aura cuando entro en la mansión. – Y a usted menos. – se ríe de mi padre, que se sonroja. Mi padre la adora, como algo más que una amiga pero entiende a la perfección que la madre de Aura ama a su marido.
— Vinimos a ver a Mason, ¿Aura no está?
— No, está trabajando, ya sabes como es ella.
— Richard. – llama la madre de Aura a mi padre. – Mi marido le agradece por lo que hizo por Aura.
— Volvería a hacerlo, su hija merece todo lo bueno de este mundo.
— ¿Qué hiciste por Aura?
— Tú le diste fuerzas cuando el imbécil de su ex llamó, yo amenacé a su ex si volvía a llamarla. – me sonríe como si nada.
Al pasar a la sala Mason está sentado en el sofá, relajado viendo la televisión. Al escuchar las puertas se gira y nos sonríe. Se ve relajada, hasta dentro de una semana no volverá a trabajar y por orden mía y de Aura no volverá a descuidar su salud, si se siente cansado y su jornada laboral ha terminado, pues ya no seguirá cargando su cuerpo.
— ¿Cómo estás?
— No me dejan hacer nada. – se queja cuando me siento a su lado. – Señor Bonnet. – saluda a mi padre. – ¿Qué hacen aquí?
— Venir a ver que en verdad estás bien. – sonrío para aliviar un poco el ambiente, no es tenso pero yo me siento tímida.
Los tres nos quedamos en silencio, los ojos azules de Mason me analizan poco a poco y va formando una sonrisa adorable, muy parecida a la de Stella. Es indudable que son padre e hija, me encantaría que Stella hubiese conocido a mi pequeño, son tan parecidos que de seguro se hubiesen hecho amigos al instante, por desgracia mi niño ya no está conmigo.
— Marie, me gustaría hacer una sesión de fotos para Stella, ¿te importaría ser la fotógrafa?
— Para nada, estoy encantada con serlo. – digo emocionada. – ¿El martes de la próxima semana te viene bien?
— Me viene perfecto, gracias.
No esperaba que Mason me pidiese a mí ser la fotógrafa de Stella, no cuando su mejor amiga, su protegida y la mujer que más ama como una hermana pequeña es Aura. Una excelente y maravillosa fotógrafa, todo su trabajo cubre las paredes de los hoteles de su padre y su Instagram. Y no es por demeritar mi trabajo, pero el de Aura es maravilloso. Si que es cierto que ella retrata paisajes y yo personas. Ambas somos perfectas en nuestro trabajo, quizás yo me siento un poco inferior por lo malo que fue mi último año debido a la muerte de Nathaniel. Ahora me siento más segura que por aquel entonces. Y debo decir que eso es gracias a Kristal y Aura que se la pasan halagando mi trabajo.