Me levanté temprano, el sol alumbra mi habitación desde muy temprano, por lo que antes de las siete ya estoy despierta, removiéndome incomoda. Me levanté directo al baño, me bañé y luego me vestí para comenzar un nuevo día.
Bajé hasta la cocina, no había rastros de Kathe, así que decidí preparar el desayuno para las dos. Mi vida con mi amiga es muy tranquila y fácil de llevar, somos parecidas en cierto modo, fuimos criadas de formas similares, aunque ella con un poco más de comodidades.
Mi celular vibra en la mesa, un mensaje.
Lucas: Buenos días, hermosa.
Una sonrisa inevitable se forma en mi rostro mientras leo el mensaje.
Yo: Buenos días, nos vemos en clases.
Lucas: ¡Uy! Destilas amor, luego hablamos.
Sonrío al ver la carita enojada. Logré fastidiar al engreído de Lucas. Mi mente imaginó su cara de fastidio inmediatamente, aun así, enojado, se veía guapo.
— ¿Por qué reías?— dice Kathe entrando a la cocina— ¿Con quién hablabas?— se acerca hasta mi mientras mira mi celular.
—Yo... yo con nadie— guardo mi celular en el bolsillo trasero de mi jean.
— ¿Por qué siento que me ocultas algo? —Me mira con los ojos entrecerrados — sabes que no tardaré mucho en descubrirlo — dice fingiendo advertencia— cuéntame, soy tu mejor amiga—sentí una punzada en el pecho. Kathe es mi mejor amiga, pero no puedo contarle lo que me sucede. No creo que me entienda.
—Quizás más adelante te cuente todo— le digo para tranquilizarla. Ella asiente no muy convencida.
Mientras desayunábamos recordamos los trabajos que debíamos entregar pronto y los certámenes para los cuales era más importante estudiar.
Cruzamos la puerta de la universidad a la hora justa, vivimos cerca, solo debemos tomar el metro y en unas cuantas estaciones, llegamos.
Con Fefa siempre nos encontrábamos en el salón, ya que ella vive más lejos, por lo que debe tomar locomoción mucho más temprano, si bien debe levantarse más temprano su ventaja es que no tuvo que dejar su ciudad, a su familia y amigos, como lo hicimos Kathe y yo.
Con Kathe nos sorprendimos al entrar al salón y encontrarnos con Fefa, pero no estaba sola, si no con Lucas y estaban hablando muy animadamente. Quizás ya se le quitaron los nervios que sentía al estar cerca de él.
—Hola— saludo mirando a Fefa y luego a Lucas, el cual me tira un beso disimuladamente mientras mis amigas no ven, yo niego con la cabeza, fingiendo enojo.
—Hola, Lucas— saluda Kathe.
—Hola, guapa— mi amiga se sonroja levemente y Fefa lo mira feo.
Mi mejor amiga no ha tenido novio en lo que llevamos de universidad, al igual que yo. Ambas hemos salido un par de veces con chicos, pero no salidas individuales, sino salidas de grupo nada serio. Otra cosa que nos parecemos, somos un poco exigentes a la hora de pensar en novios. Además no es algo fundamental para vivir.
El profesor entra al salón, lo que da por iniciada la jornada universitaria. Lo magnifico de los martes es que las clases son solo hasta medio día. El único día que salimos temprano. La clase pasó rápido, al terminar nos dirigimos todos rápidamente al siguiente salón.
Fefa y Lucas no han parado de conversar en todo el trayecto. Me fijo en que Fefa le hace un gesto a Lucas y se va hacia Kathe, Lucas se acerca a mí. Abre la boca para hablarme, pero lo interrumpo.
— ¿No tienes amigos hombres? — suelto sin pensar en mis palabras.
— ¿Te molesta que hable con tus amigas? — Pregunta un poco molesto— tranquila, no contaré tu secreto— dice con fastidio.
—Claro que no me molesta— digo un poco arrepentida de haber hecho esa inútil pregunta— solo preguntaba — mi curiosidad me llevará a tener muchos problemas, lo sé.
—No suelo llevarme muy bien con los hombres, al menos aquí no, en mi ciudad tengo una infinidad de amigos, unos mejores que otros— explica. Yo solo asiento, sin saber mucho que decir. — ¿Quedamos después de clases?— lo miro confundida— para hablar de tu amiga, dijiste que hoy hablaríamos de ella— me recuerda.
—Claro, le diré a Kathe que debo hacer un trámite de mi madre— él sonríe— de verdad que te interesa hablar sobre ella ¿te gusta?
— ¿Si te respondo eso te quedarías más tranquila? — Yo asiento ilusionada—es muy linda y ¿Quién sabe? quizás me enamore yo primero— termina de decir y se va donde mis amigas.
Suelto el aire aliviada ante esa confesión, le gusta, no jugará con ella, además dijo que quizás se enamore antes que ella. Sus palabras me generaron contradictorias emociones, felicidad por saber que no jugará con ella, pero también celos, estoy segura que nadie llegará a sentir algo así por mí, al menos no de nuevo. Obligo a mi mente a no viajar al pasado, si bien es un tema superado, el miedo persiste.
Entro detrás de mis amigas al salón, me acerco a Kathe inmediatamente.
—Kathe tengo que ir a ser unas cosas que me mandó mi mamá — digo normal.