Han pasado dos días desde la conversación con Lucas, donde le dije que no podía volver a confiar en él, en ese tiempo él no ha seguido insistiendo, me saluda, comparte con nosotras en clases, lo normal.
Debo reconocer que me encanta la actitud que ha tomado, que sea un poco indiferente conmigo me dan unas enormes ganas de agarrarlo por el cuello y besarlo, me gusta y mucho y saber que yo también le gusto a él me invade de una sensación absolutamente agradable en mi cuerpo.
Lucas y yo nos encontrábamos afuera del salón, esperando que el profesor llegara. Mis amigas fueron a comprar un snack, aunque creo que lo hicieron apropósito.
—Hola de nuevo— le digo tímida, intentando tener un tema de conversación.
—Hola — sonríe de oreja a oreja.
—Seré breve, estuve pensando mucho el fin de semana y estos dos días...y bueno yo.
— ¿Le dirás que si a Liam?— me interrumpe y me sorprendo ante su pregunta.
—Yo…— eso quiere decir que mis amigas no le ha contado que le dije a Liam que me gustaba otro, pensé que le habían dicho. — Yo no pude responder lo que él creía que quería que yo respondiera a su pregunta — no sé qué acabo de decir, pero tengo claro por la cara de Lucas que no entendió nada y que sonó tan confuso como lo pensé.
— ¿Eso quiere decir que?— levanta una ceja interrogante.
—Le dije que no porque me gustaba otro— Lucas abre aún más los ojos con asombro.
—Oh— dice algo decepcionado.
—Pero tengo la esperanza de que sea correspondido ¿sabes?— le lanzo una indirecta.
—Eres muy linda e inteligente, si es hombre es astuto de seguro le gustarás— no puedo creer que Lucas no se da cuenta que hablo de él.
El profesor entra a la sala y entramos detrás de él.
—A veces lo dudo, ya sabes, es muy ególatra, no sé si sea capaz de mirar a otra persona que no sea el— le digo una vez que me siento. — imagínate dice que es un Dios griego — le susurro tapando un poco mi boca, como si estuviese contando un secreto.
Lucas parece comprender y sonríe ampliamente.
—Será que él tiene claro que es un Dios griego— sonríe aún más— pero, estoy seguro que le gustas— guiña su ojo derecho.
—Quizás tengas razón, pero me gustaría hacerlo sufrir un poco más— golpeo mi mentón suavemente, fingiendo pensar en esa posibilidad— esperaré un poco más para decirle ¿Qué opinas?— me queda mirando y se pone serio, demasiado.
—Opino que el sería capaz de esperarte lo que fuera necesario, pero no reclames si después se vuelve loco, porque no ha parado de pensar en ti desde que se besaron— medio sonríe.
—Entonces suena buena idea— sonrío satisfecha.
—Pero aunque sea deberías concederle una cita ¿Qué tal después de clases?— pregunta despreocupado, como si estuviésemos hablando de cualquier otra cosa.
—Eso suena genial— le sonrío y el hace lo mismo.
Mis amigas llegaron casi corriendo, se acomodaron rápidamente detrás de nosotros, el profesor las miró feo, negó un momento y después comenzó a dictar su clase, por suerte es la última, luego de esto tendría una cita con Lucas, comenzaba a sentir cosquilleos por mi cuerpo.
(…)
Después de la eterna clase, salimos los cuatro del salón en dirección a la salida de la universidad, comenzamos a caminar con Lucas a una distancia prudente, mis amigas venían atrás.
Lucas me hace un gesto con la cabeza de que hable con mis amigas, yo le frunzo el ceño, el frunce su ceño y me hace nuevamente el gesto anterior, pongo mis ojos en blanco, al ver mi gesto Lucas sonrió victorioso.
—Kathe, yo iré con Lucas a una parte— digo indiferente, no es que no me importe, pero para que Kathe no le tome mucha importancia.
— ¿Tienen una cita?— indagó inmediatamente Fefa, siento como mis mejillas se comienzan a acalorar.
—Te doy permiso, pero solo si vuelves después de las 12.00 de la noche — habla Kathe como si no existiesen más alternativas.
—No, de la noche no, del otro día— Fefa interrumpe a Kathe.
—Solo tenemos que hablar, no es un cita— miento, ya que sé que Lucas me pidió claramente una cita.
—Grace, admítelo, vamos a tener una cita— Lucas muestra una amplia sonrisa, lo que me dieron unas enormes ganas de botarle uno de sus hermosos dientes— pero bueno, son las 5 y se nos hace tarde, adiós chicas, la devuelvo mañana.
No pude despedirme de mis amigas, ya que Lucas me había agarrado de la mano y había empezado a caminar muy rápido. No quise objetar ante el comentario de devolverme mañana.
—¿Dónde vamos?— quise saber.
— Debo juntarme con Trent, me prestará el auto, tengo que llevarte a un lado. — asiento y empezamos a caminar más despacio.
Luego de algunos minutos nos sentamos en una banca en una plaza, a la cual llegaría Trent, no hablamos, estábamos en un cómodo silencio.