Fuimos a dejar a las chicas a casa, como no caíamos todos, Fefa se tuvo que ir en brazos de Scott, obviamente iba encantada, pero el chico se tuvo que bajar unos metros más adelante, ya que tenía que tomar el bus para irse a su casa. Apenados los novios se despidieron.
Al llegar a casa busqué algo de ropa para poder ir a clases el otro día. Fefa me acompañó, Lucas fue al baño y Kathe y Diego se quedaron conversando en la cocina, mientras ella prepara algo para comer, Fefa tenía hambre.
Ya era tarde cuando llegamos a la casa de Lucas, la prima, Mels, sigue quedándose en la casa de su padrastro, así que solo somos nosotros 3. Lucas le muestra la casa a su amigo y lo deja en la que será su habitación, creo que es la de Mels, luego nos vamos a su habitación.
—Me iré a cambiar— avisa Lucas sacando ropa de su armario— toma, puede que te quede buena— me pasa una camiseta manga larga.
La acepte encantada, no quise decirle que había traído pijama, tenía más ganas de usar algo de él.
Salió de la habitación con su ropa y yo comenzó a desvestirme. La camiseta de Lucas me quedaba larga, llegando al inicio de mis piernas. Cuando termino de arreglarme Lucas entra a la habitación.
—Definitivamente ese será tu pijama cuando te quedes conmigo—sonríe satisfecho mirando mis largas piernas— ¿Puedo invitarte a quedar todos los días?
—Me agrada la idea— me acerco a él y rodeo su cuello con mis brazos, siento que se tensa un momento, pero luego se relaja y pasa sus manos por mi cintura.
— ¿Necesita algo, señorita?
—Quizás— digo en un susurro.
—Estoy a tus órdenes, dime.
—Un beso— le digo con voz coqueta.
— ¿Tú quién eres y que hiciste con Grace?— me toca la frente, viendo si tengo temperatura—creo que fuiste mordida por Fefa.
— Tendré que hacerlo yo— muerdo mi labio inferior.
Lo tomo por el cuello de su pijama y acerco su boca a la mía.
A penas nuestros labios se rozaron se devoraron con intensidad, sentí las manos de Lucas acariciar mi espalda, movimientos suaves que provocaban fuertes emociones. Puedo sentir que la camiseta que estoy usando se me ha subido, dejando ver algo más que mis piernas, el pánico me invade, pero me relajo al darme cuenta que Lucas no me ve.
Como si fuese posible nos comenzamos a besar más intensamente, nunca nos habíamos besado de esa manera, tanta necesidad uno del otro. Lucas me toma por el trasero y me sube a su regazo, comenzó a caminar hacia la cama, me dejó lentamente ahí, casi ni nos soltamos al hacerlo, se acercó a mi boca nuevamente. Me acarició despacio, su tacto casi me quemaba.
Alguien llamó a la puerta, obvio debía ser Diego ¿Quién dijo que los amigos no arruinaban los momentos románticos? Lucas suelta un largo suspiro y se levanta, dirigiéndose a la puerta.
—Lo mataré— dice en un susurro enojado.
—Te ayudo— le respondo.
Agradezco mentalmente a que Diego nos interrumpiera, no sé qué hubiese pasado si no llega el.
— ¿Grace, tienes hambre?— pregunta Lucas con la puerta abierta.
—No, quiero dormir— le digo, ha sido un día un tanto agotador.
—Bien, duerme — me sonríe — iré con Diego a la cocina a intentar hacer algo, tiene hambre— hace una mueca.
—Está bien, no me iré de aquí— le sonrío mientras me acomodo entre las sábanas.
Se acerca a mí y me da un fugaz beso.
—Calienta mi lugar.
—Mejor me abrazas— le digo mientras acomodo mi cabeza en la almohada.
—Mucho mejor, vengo en un momento.
Lucas se va, dejándome sola en su gran habitación, llevo dos días quedándome con él, pasando mucho tiempo juntos y pareciese que cada vez nos complementamos mejor. Sé que comparar es malo, pero no puedo evitarlo, todo es tan distinto con él, tan distinto a él.
(…)
—Grace—escucho a Lucas y me acomodo para dejarle espacio en la cama, me doy vuelta dándole la espalda y me abraza.
—Estás congelado— me abraza más fuerte.
—Sí, es que Diego quería fumar y a mi tía no le gusta el olor a cigarro, bueno desde hace un tiempo a mí tampoco.
— ¿Ya está mejor ?— le pregunto por qué ya no tirita.
—Un poquito, mañana quiero dormir así también— dice lento y despacio, se está quedando dormido.
—Mañana hablamos de eso— le menciono en un susurro.
—Dime que te quedaras— suspira— por favor.
—Me quedaré —le respondo, me sorprendo con la rapidez en la que acepto quedarme con él.
—Gracias, buenas noches, princesa.
Miles de cosquillas atravesaron mi cuerpo al oír esa palabra. La respiración de Lucas comenzó a ser lenta y constante y supe que se había sumergido en la inconciencia, lo que yo no pude lograr en horas.
(…)
Con Lucas llegamos atrasados a clases, porque Diego quería ir a ver a Mels, así que primero lo fuimos a dejar. Salimos rápidamente de allá, no sin antes, obviamente, de que Lucas molestara a Trent, el novio de su prima, diciéndole que tuviera cuidado porque el tiempo que pasaron en España Diego fue su mejor amigo, así que podía enamorarse de él también.