Llegaron rápido hacia la ubicación que dio Ethan. El cual, después de escuchar repetidamente; “¿hola?” “¿Sigue allí?” o “¿Tiene alguna emergencia?” salió de su trance, siendo golpeado con la realidad. Se veía a todas luces que Abigail no estaba y que en la habitación ocurrió algo malo. Le preguntaron cosas, pero no podía decir nada, estaba perdido, ¿fue por pedirle matrimonio? ¿Qué era esa sangre? ¿Era de ella? ¿Qué paso ahí dentro?
—Señor, necesitamos seriamente que nos responda —Intento por última vez un policía con una libreta y lápiz en la mano. Ethan estaba sentado, con una manta en los hombros, en la acera viendo como las luces de la policía cambiaban de azul a rojo. Sus ojos estaban en las luces, pero estaba perdido en sus cosas, recordando la habitación una y otra vez.
—Déjelo, es inútil. Esta en shock, no le dirá nada —Aconsejo una policía a el otro, y como si fuera magia, eso bajo a Ethan de las nubes.
—Ayer… —Comenzó hablando mecánicamente, Ambos policías se miraron y después fijaron su vista en Ethan, quien parecía hablar sin pensar mucho. — Ayer le propuse matrimonio, me cerró la puerta. Hoy recordé que a ella no le gustan los compromisos, no le gustaban los matrimonios, los veía innecesarios y creía que todos acabarían como sus padres. Vine, toqué el timbre muchas veces. Me preocupe, gire la perilla y estaba abierto. Pasé a la casa, la busqué, fui a la habitación. Fue allí donde llame al 911.
Con ese resumen, Los policías le dijeron un “gracias” y se fueron. Poco después, Ethan empezó a llorar, importándole poco o nada que Policías estén allí. Estaba preocupado, triste, asustado, y diferentes emociones que se acumularon en pocas horas.
Primero está el hecho de que su novia, quien creía que seria su “para siempre”, le rechazo cerrándole la puerta. Después soporto a las personas hablar de esa situación como si fuera el chisme de la semana, y todas sus llamadas y mensajes desesperados para saber el Por qué fueron ignorados. Ahora su novia estaba Desaparecida.
La vida, pensó Ethan entre dolorosos sollozos, no creía que fueran tan cruel.
Las horas pasaron como una eternidad, cada segundo mas lento que el anterior. Ethan se quedo sin nada con que llorar, estaba en blanco, sin saber que hacer, pensar o sentir. Lo único que sentía se podía describir en una sola cosa; Dolor.
Su teléfono no dejaba de sonar, insistiendo de que alguien lo llamaba. Miro de reojo el nombre de la pantalla, "Mama" decía. Suspiro con fuerza, sabía que quiera o no, tendría que contestar las preguntas de su madre. Miro unos segundos más, y decidió apagar su celular, no lo necesitaba de momento.
Cerro los ojos escuchando como de fondo se podía apreciar la sirena de policía, los pasos, los "clic" que hacían las cámaras. Se dejo llevar, sintiendo su cuerpo como impropio. Recodo como se conocieron, como paso todo. El año se fue como segundos, el tiempo paso volando. Pudo sentir unas manos en sus mejillas, conocía el tacto.
—Despierta —Dijo con un suave susurro, acercando su boca a la de Ethan. Él se dejó hacer— Te amo.
Con lo dicho por Abigail, Ethan abrió los ojos, encontrándose con que todo fue una alucinación. Sus palabras se escucharon tan suaves como algodón, y tan abrigadoras como manta en invierno. Se levanto sintiendo las piernas entumecidas, quería salir de ahí. Con cansancio camino hacia un policía, para tenderle la manta que se le fue dada hace algunas horas atrás.
—Tome —Le ofreció la manta, el policía no tuvo más que aceptar aquello— Gracias.
Dijo y se dio media vuelta. Camino a casa, sin saber que haría ahora. Se sentía vacío al pensar que Abigail no está, y para sumar, escucho a muchos policías mencionar la palabra; "secuestro". Eso hacía que su garganta se contrajera en un nudo y sus manos empiecen a temblar sin control. Mentiría si dijera que no tiene miedo, que tenía esperanzas de que Abigail este bien. No quería ser negativo, Su novia era fuerte, valiente, una mujer sin igual, pero aun así el sentimiento empieza a crecer en su pecho. ¿Como encontrar positividad en un seguro secuestro?
—¿Por qué ella? —Pregunto al aire, sabiendo que nadie le respondería, miro el cielo. Los tonos cálidos y anaranjados cubrían todo el azul que alguna vez vio esa tarde.
Suspiro y siguió su camino.