El alma pérdida

El alma pérdida

El recolector de Almas, miro repetidamente a esa alma triste, ¿sería su imaginación? O ¿estaba viendo mal?, según sus registros esa alma tenía un mes de ingreso y nadie había podido clasificarla como para que su “nueva vida” tuviese un nuevo propósito, así que lo único que se le ocurrió hacer, y que nunca había hecho era: hablar con ella, y sorprendentemente está le respondió

—Señor —según su expediente murió a la edad de 5 años, cuando murió ahogada con un hueso de pollo, por lo que tenía que ser cuidadoso con sus palabras, no todas las personas que vagaban sin un destino claro eran malas ni mucho menos “maduraban” si es que se podía decir algo.

—Linda, ¿sabes que haces aquí? —preguntó, el alma pérdida debía estar en el otro lado, con ese señor “bueno y caritativo” que todo el mundo afirmaba que existía.

—No lo sé —y percibió un ruido que podría traducirse como llanto.

—Tranquila, linda, yo te ayudare a estar en lugar en el que te corresponde —el alma pérdida dejo de llorar rápidamente.

—¿Me llevarás con mis padres? —sus padres habían muerto de tristeza, por lo que tal vez estaban aquí, pero él nunca se lo diría por lo que termino diciendo —tal vez, pero primero tratemos de sacarte de aquí.

No tenía ni idea de cómo la sacaría de aquí, pero lo haría, un alma tan bonita no merecía estar en este lugar tan espantoso.

Se alejó rápidamente, y reviso con mayor detenimiento su expediente y se percató de la mancha rojiza, apretó los labios, eso significaba que después de vagar tanto tiempo en la tierra, y no elegir un lado en el que quedarse, no existirá más, solo le quedaba un día de vida, y esa dulce niña nunca hubiese existido, tanto así, que él nunca la recordaría, por lo que si él no podía llevarla al lugar que le corresponde, la llevaría a conocer todas las maravillas del mundo, el recolector se propuso hacer este día el más maravilloso de todos, aunque después no lo recordara.

Fue hacia donde se encontraba el alma, y dijo

—Cambio de planes, te enseñare todas las maravillas de este hermoso mundo.

—Pero, ¿no me llevarías al lugar que me corresponde? —el señor suspiro, tarde o temprano le tendría que decir de su inminente destino, por lo que cerró los ojos y sin más lo dijo —No existirás más en este plano ni en otros, por lo que no podré llevarte a ese lugar que deberías haber ido.

Silencio, mucho silencio.

—¿Dejaré de existir? —susurro y sus lágrimas comenzaron a caer de forma torrencial, el señor se acercó y le hablo suave —no te preocupes, pequeña, que no morirás sin haber conocido a Italia, Grecia ni los hermosos animales y flores que adornan este planeta.

—¿Flores? ¿animales? —dijo la niña más calmada

—Sí, veras muchos de ellos.

—Quiero ser un hipopótamo —y el señor la miro de forma tierna —serás lo que tú quieras ser.

No podría romperle el corazón, no sabía si el alma pérdida le había entendido o no lo que le había explicado, ya que, solo capto las palabras flores y animales, pero se aseguraría de hablarle más de eso, hasta llegada su hora.

Rompiendo todas las reglas, tomo a la niña, he imagino que ambos se encontraban en un lindo paisaje, cual fuese, el señor de tantos años estar abajo había olvidado la brisa en su cara, el sol en lo alto, las distintas comidas, y ¡uf!, las personas, hace mucho tiempo que no tenía contacto con ninguna persona, solo con las almas, los demonios y muy pocas veces con su Señor.

—Mira este paisaje —le dijo a la niña mientras soltaba su agarre de ella.

—Es…lo más hermoso que he visto —estaban en una cascada, a los lejos se podía divisar diversas mariposas de muchos colores, pájaros y colibrís, y un arcoíris, cuando era niño su mamá siempre le decía que si pedía un deseo cuando mirara a un arcoíris este sería concedido, y haciendo amago de ese pensamiento, suplico e imploro aunque no lo mereciere, que esa pobre alma descansará en paz cuándo llegará su hora, porque, su descenso era inevitable.

—¿Hay más cómo esté, señor? —pregunto tímidamente.

—Claro —contesto este —toma mi mano y veremos muchos otros.

Y así fue, pasarán todo el día y el resto de la tarde observando muchos paisajes, y a otros animales, como lo son el tigre, un elefante, una libélula, y para de contar, lo más interesante de estos encuentros, es que el alma podía hablar con ellos, el señor capta maravillado la comunicación que se establecía en ellos, nunca había oído de nada igual, sin duda alguna, era especial, muy especial, y por ello, se lamentaba, que luego de haberle mostrado los hermoso que es el mundo, deberá marcharse.

Su destino no importaba, tal vez su señor nunca se enteraría de sus acciones, o tal vez si, y su destino fuese mucho peor que el que ya ha tenido y tenía, sin embargo no le importaba, valía la pena cada segundo, ver sonreír a esa alma, llenaba a su corazón de muchos sentimientos y emociones que nunca había sentido, o que simplemente había olvido, sea como fuese, no quería seguir atado a las órdenes de su Señor, quería experimentar la vida en la tierra, tanto lo bueno como lo malo, porque sabía de antemano, que debía existir un equilibrio, entre la luz y la oscuridad, estaba harto de tanta oscuridad abajo, quería tener muchos días como estos, disfrutar su vida, pensando en que algún día moriría, haciéndolo con mucha gratitud y felicidad, ese pensamiento lo lleno de un sentimiento tan gratificante, que se había esfumado rápidamente, puesto que, el alma perdida ya no estaba a su lado y su Señor, lo había atravesado con cetro, no sentía ningún tipo de dolor, y pensó en algún punto que todo lo estaba pasando era una especie de pesadilla, pero supo que esta había terminado, cuando no sintió ninguna parte de su cuerpo, ni sus pensamientos, y no podía observar nada, estaba muerto, completamente muerto, pero muy feliz.

El señor en lo alto de su cielo, vio todo lo sucedido en la tierra y supo que Miles, un hombre de corazón puro y noble no debería estar ni un minuto en el territorio de su enemigo, por lo que, después de una disputa, pudo llevarse su alma, y colocarla en un nuevo cuerpo físico, con el que pudiese vivir una vida plena, hasta que fuese llamado nuevamente, para cumplir con otro propósito.