Te enamoraré (versión nueva)

Capítulo 6 "Venita de amor (parte 1)"

 

I will run, I will climb, I will soar
I'm undefeated
Ooh
Jumping out of my skin, pull the chord
Yeah I believe it
The past, is everything…

 

Gruño contra la almohada al escuchar la nueva alarma sonar, la había cambiado después de pensar que ese día me rompería la cabeza con su sonido, pero que ahora sea bonita, no quita el hecho de que no me quiero levantar. No hoy, no mañana y no nunca, pero la muy insistente sigue sonando con fuerza y aunque siempre se calla después de unos minutos, me está empezando a exasperar.

Cómo que estoy empezando a entender por qué las alarmas en las películas son arrojadas por las ventanas.

—Gracias Dios —murmuro con la cara aplastada entre las almohadas cuando esta se apaga.

Sé que tengo que levantarme, pero lo único que hago es voltearme y ver el techo de forma pensativa. No tengo ni la menor idea de qué hacer para no morir en el intento de aquella jugarreta.

Un suspiro sale de mi boca al mismo tiempo que suena mi teléfono con notificaciones. Me estiro hasta el velador para ver quién es el antihumano que madruga un sábado. Si yo no hubiera olvidado desactivar la alarma seguiría dormida, pero al ver quiénes son no me sorprende. Ellas a diferencia mía, parecen odiar a su cama. No entiendo el por qué.

Yo la amo. Nuestra relación es la más saludable de mi vida.

Desbloqueo el teléfono y empiezo a leer cada mensaje del grupo “Las tres aplicadas y la sensual rubia”. Nombre cortesía de Katy, quién se autoproclamo la sensual rubia y nos clasifico como aplicadas. No me quejo, y tampoco las otras dos chicas lo hicieron.    

 

Au: ¿Sigues viva?

Au: Abi?...

 

Rubia: Seguro está durmiendo y soñando con su príncipe azul.

Rubia: O...definitivamente se murió luego de ver lo que ha hecho.

Rubia: No la juzgaría, pobre.

Rubia: RIP por Abi

Rubia: ¡No, espera! ¡Todavía no tengo la caja!

Rubia: Pero no te preocupes amiga, te llevaré siempre en mi corazón...

Rubia: Cómo un claro ejemplo para nunca pasarme con el alcohol 😉

 

Ruedo los ojos al leer los mensajes de Katy.

 

Sofía: Ya no le molesten.

Sofía: Mejor ayuden a pensar en qué hacer para este desastre.

Sofía: ¿Reunión?

 

Au: Sí.

 

Rubia: Yes.

 

Estefanía: Mmm claro.

Estefanía: ¿Dónde siempre?

 

Rubia: ¡Pero mira quien sigue vivita y coleando!
 

Sofía: Sí, donde siempre.

 

Me levanto de la cama con pereza y por un momento dudo en ir, pero se me pasa cuando recuerdo que hablar con las chicas me ayuda a no entrar en crisis. Que Sofía me escupiera todo de una manera rápida me había dejado pensativa y aunque ellas tampoco saben que pasó, ya que no estuvieron para presenciar mi desastre alcohólico e hicieron lo que yo debí hacer: Quedarse en casa y no asistir, me gustaría hablar con ellas.

Sobre lo de ayer… Katy bromeará con ello, Pamela seguro se emociona y Sofía…

Cierro los ojos tratando de pensar cómo evitar un conflicto. Aunque aquello era imposible, ella odiará esto. Después de todo… un baboso descerebrado que decía ser macho pecho peludo…

Pelotudo habrá querido decir.

Solo hizo de lastimar a mi rubita.

Y que nos volviéramos amigas, ya que antes éramos solo compañeras y nunca cruzamos más de las palabras necesarias. Por otro lado, Katy y Pamela vinieron como un plus cuando Sofía me dio el puesto de su amiga.

Veinte minutos después me encuentro frente a la cafetería “Corazón Azucarado”, y apenas entro, me invade su característico olor de pan y chocolate. Adoraba su comida, su decoración y lo que este lugar significaba para mí.

Lo que me recordaba. Lo que perdí…

Sacudo la cabeza evitando entrar a esos temas, no odiaba los recuerdos, pero en este momento no me apetecía tenerlos también en la cabeza.  

Es bueno como ni siquiera tengo que buscarlas, sus risas escandalosas me guían a ellas. Sentadas riendo, excepto Pamela, ya que seguro la estaban molestando. Y cuando llego a la mesa, confirmo eso, ya que la castaña está sonrojada.

—¡La muerta! —grita Katy entusiasmada —¡Hola! Hay malas noticias, ¡todavía no tengo la caja!

—No estoy muerta —murmuro sentándome.

—Pero quisieras estarlo.

Me lo pienso y ella se ríe abrazándome.

—Qué bueno que llegas —dice Sofía pareciendo animada —Aunque te perdiste lo mejor del día.

—¿Qué cosa?

—No es nada —gruñe Pamela aun sonrojada —Nada.

—¡Oh, vamos! —grita Katy —Mi vida, dile a tu tocaya porque estás tan sonrojada.

—No estoy sonrojada —contradice la castaña.

 —Ya, claro —Katy rueda los ojos mientras coge un pan —Cuando digas algo, asegúrate de que tu cara se entere de eso. Es vergonzoso que te exponga de ese modo.

Me río de nuevo al ver como Pamela vuelve a coger color, por su lado Katy se levanta y con una sonrisa se prepara para hablar.

—Resulta que esta guapa de aquí —señala a Pamela —fascino a un chico…

—Cállate —gruñe Pamela.

—Y él le siguió un buen rato hasta que la vimos aquí y él estaba pidiendo su número —continúa contando.

—Ella estaba muy roja —interrumpe Sofía con una sonrisa ladeada —y Katy decidió interrumpir.




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