Se empezó a escuchar:
—Si Edan ella está en su habitación, pero ahorita está haciendo tareas.. ¿puedes esperar..?
—Claro que sí, puedo.
—Bueno, no es por ser grosero pero me refiero a que te retires.. puedes volver más tarde..
—Bien.. gracias..
—Perdón.
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—Si mamá.. —ella me agarra la cara, pero le hice un gesto al gran apretón que me dio.
—Me alegra que el incompetente de tu padre te de buenas cosas.
—En una parte yo trabajo, no como tú que tu marido te mantiene —mi madre le gira los ojos a mi papá.
Ellos aún pase el tiempo siguen mal, peleando.
Cuando era una niña mis padres peleaban por la economía, por la renta, por la luz, agua, todo, hasta que mi madre dejo a mi papá.
Mis hermanos estaban sentados con sus teléfonos último modelo jugando un juego de celular, no recuerdo el nombre.
—Como sea, nos vamos —arquee la ceja, ¿De que hablaba?
—¿A dónde...? ¿Ya voy a regresar a tu casa...? —pregunté y ella siempre me miró con una sonrisita que me daba a entender algo que no iba a querer escuchar.
—No, Celia, nos vamos a Irlanda, mi marido tendrá un mejor empleo, tendremos mejores cosas... —ella carcajeo —. Así que esa es la razón.
—Mamá, no me quiero ir —la miro directo a sus ojos azules —. Estamos bien en Cambridge...
—¡No mi amor! no dejaré que estés aquí con tu padre, es un imbécil y podrás irte de éste lugar, de todos modos, se que te gustan los regalitos que te da Jac
Empecé a temer por Edan, ¿qué tal si lo dejaba solo y se sentía mal? Y dejaba que sus ánimos bajarán cada vez más...
—¡Éste lugar es mi casa!, Mía.. tu hija la pasa bien aquí, no es malo —él la agarró por el brazo con fuerza y mi madre se soltó, mirándolo de mala manera.
—Tiene razón, es mejor... Al fin tengo amigos, mamá... Hice amigos mamá —ella niega, su maquillaje no podía evitar ver su cara arrugada por el coraje.
—¡Que no Celia! ¡Nos iremos a Irlanda! —alzo la voz —. Quieras, o no, no es decisión tuya, aún eres menor de edad.
—Solo cuando te conviene, ¿no? Eso no dijiste cuando me corriste de la casa, mamá... Aquí me acomode con mi papá, no me puedes desacomodar, y menos de mí país. Además, no le agrado a tu esposo... —ella me da una cachetada, puse mi mano en mi mejilla y la miré con coraje
—Es mi esposo, y tú eres mi hija y tengo tu custodia.. ¡tú debes ir a dónde yo vaya! ¡Quieras o no, Celia!
—Eres una hipócrita, me botas de casa y ahora sí, ya te importo, entiendo porque se dejaron ustedes dos, ¡tu si eres una incompetente! —la otra cachetada que me da suena con más fuerza.
—¡En tu vida me dirás así! Irás quieras o no... Solo venía avisarte que nos iremos en tres días, espero que el sábado ya estén tus maletas hechas, ¡vámonos niños! —sus hijos la siguen.
Cuando ella se va, yo empiezo a llorar.
—Ya, tranquila, no irás a Irlanda —mi papá se acercó a mí, y me dio un fuerte abrazo, uno tratando de ser reconfortante.
—¡No quiero ir!
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Saco a tirar la basura y Edan me ve con la mejilla roja, sin preguntar cómo siempre, la agarra y acaricia.
—¿Qué te ocurrió...? ¿Estás bien...? —se notaba preocupado, pero asentí, estaba bien, pero él no.
—Sí, una pelea.. —reí con desgana y sonreí—. ¿Y tú?
—Nada, aún no ha venido mi padre.. ¿segura que estás bien? —agarra mi cara, y da un pequeño beso en los labios.
—¡Ahora estoy perfecta! —río y él lo hace conmigo —. Solo discutí, con mi mamá.
—¿Por qué...? —suspire con fuerza ante su pregunta, no sabía cómo le iba a contar que me iba a ir, se que no iba a poder hacer nada, por eso me sentía peor.
—Me quiere llevar a Irlanda, por ambición de su esposo y de ella igual —se ve preocupado, solo le sonrió —. Pero yo no me quiero ir...
—No te irás.. ¿o sí? —su voz se llenó como de tristeza al escuchar que me iba a ir, acaricié su cara con cariño, tratando de lucir normal.
—¡No! Intentaré no irme.. ¿Qué harás sin mí? —ríe.
—Nada.. me muero posiblemente..
—¡No...!
—¿Puedo pedirte algo..? —asentí con nerviosismo —.¿Puedo besarte...? —mi cara decía que estaba confundida, pero le asentí, yo lo quiero besar, aunque los besos sean cortos.
Me acerco su boca, estuvimos así realmente un segundo, por un carraspeo.
—Celia, métete a casa —giro los ojos al escuchar a mi padre.
—Voy.. adiós Edan... —agarre su brazo con fuerza y despues lo solté.
—Adiós...
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Pov Edan.
Él padre de Celia se acerca a mí.