Los correos de Sofía (parte 2)
“Lo siento” “Te quiero” “Te extrañe” “De verdad te extrañe” “De verdad...me hiciste mucha falta”
Palabras como esas quería decirlas, pero no salieron de mi boca. Las lágrimas incluso fueron más rápidas en expresarse y corrían por mis mejillas mientras la abrazaba. Su cuerpo cálido, mientras me rodeaba me hacía más grande el nudo, y sí, vergonzosamente más niña llorona.
-Abi-mi nombre fue susurrado con una voz suave-Al fin estás aquí.
Sollocé aferrándome más a ella, escondiendo más mi cara y no queriendo ver la suya.
Sí, al fin volvía.
Al fin volvía a sentir el abrazo cálido de mamá. ¡Joder! Creo que jamás me hizo tanta falta algo como ella. Cada mañana al no verla, al no estarme regañando, al no reírse conmigo.
Lejos no tenía a nadie, no confiaba en los demás y aunque fui cortes todos se quejaban a mis espaldas diciendo que era fría porque no contaba de mi vida o evadía el tema. No me molesté en luego buscar con quien hablar, era siempre igual.
Y lo entendía, las personas quieren dar, pero solo si reciben igual. No sientes confianza por quien no confía en ti.
No me afectó no ser aceptaba por el resto, pero si me hacía recordar constantemente mi hogar. Varias veces anhelé volver. Quería reunirme con mis amigas y reírme de los disparates que contaban. Quería abrazar a mis hermanos, compartir miradas cómplices con Hailey y oír hablar a Ben.
Quería tanto volver...que cada que llamaban y tenía que colgar me daba miedo hacerlo.
Dolía, cada vez dolía más.
Y con cada llanto después del tono, la sensación desesperada de querer tomar todo y volver me abrumaba.
Con el tiempo dejé de responder y daba excusas para evitar el contacto. Lo reduje a tal punto que las llamadas eran cada tres meses o más. E incluso cuando nos daban vacaciones y podía volver, no lo hice. Si volvía, seguro no querría regresar.
Al final, supe que era igual de cobarde que cuando me fui.
Pero eso no evita que lo lamente, que me haya dolido y que les haya escondido esa parte de mí. Sé que ellos son conscientes de una pequeña parte, pero no de toda.
Tengo miedo, y cuando temo...me alejo.
Trato de matarlo todo y pongo frialdad detrás de una sonrisa dulce.
-Te extrañe-susurro sollozando. Lo siento-De verdad lo hice.
¡Lo siento!
Una risa se siente contra mi cabeza.
-¿Así que deben decirte que estoy hospitalizada para que me des una cita contigo?
Me avergüenzo.
-Lo siento...
Sus manos toman mi rostro y con suavidad me hace verla. Un rostro más arrugado con ojos llorosos y la misma sonrisa maternal, son los que me reciben.
-Está bien Abi. Bienvenida a casa, cariño.
¡Joder! En una oración, ella me ha acabado. Es la primera bienvenida que recibo. No hay reclamos, no hay resentimiento, solo me sonríe.
Mamá...tú siempre eres mamá.
Y lloro más fuerte.
¡Ah! ¡Por favor!
-Abi-ríe y besa mi cabeza-Cariño deja de llorar, todos te están viendo extraño. Recuerda que estamos en un hospital.
-L-lo siento.
-Ven cariño, creo que es hora de ir a casa. Le dije a Hailey que prepare la cena, no tienes que preocuparte porque sepa mal, ha mejorado con los años. Ahora incluso la molesto diciendo que puede casarse y no pedir a domicilio o intoxicar a la gente-ríe-Luego me dramatiza diciendo que la quiero echar rápido de la casa porque solo amo a mi hijo.
Al decir eso rueda los ojos y sonrío un poco.
>>¿Sabes? Hoy quise presentarte a alguien, pero al saber que estabas aquí le faltaron patitas para salir.
-¿Algún pretendiente tuyo?
Se horroriza y sonroja.
-¡Abigail! ¡No digas eso!
-¿Por qué?-río-Eres guapa.
-Ugh-niega-Lo sabrás luego.
-Espero sea una sorpresa agradable.
Sonríe levemente.
-Seguro que lo será.
***
Incómodo.
Y nunca algo con comida me resultó de ese modo.
Es tanto el silencio y las miradas de lado a lado que temo hacer sonar los cubiertos. En serio, creo que hasta respirar me es algo que regulo.
La comida está servida, las personas en las sillas y la palabra incómodo flota en el aire cuál letrero.
Al menos hasta que mamá se aclara la garganta.
-Bueno, ¿cómo te fue hoy Hailey?
La mencionada la mira, traga y deja el cubierto en la mesa.
-Fue...divertido. Hoy...
Y aunque empieza a contar sobre su día y de las cosas que hace, sus bromas y de vez en cuando sonrío, hay alguien en la mesa que solo nos ignora y sigue comiendo sin decir nada.
-¿Y tú Ben? ¿Algo divertido hoy?
No dice nada.
Es más, ni come. Ve a mamá y finalmente niega para volver a comer.
Abro la boca para decir algo, pero no tengo nada. Así que de nuevo la cierro sintiendo el malestar acumularse en mi pecho.
-Bueno, alguien está poco hablador, muy al contrario de ese chico que balbuceaba frente a Hailey
-¡Mamá!-se queja-¡Demonios, prometiste no volver a mencionarlo!
-¡Esa boca!-le regaña pero ríe-Admite que fue divertido.
-Fue vergonzoso.
-Fue adorable.
-Mamá, debemos debatir seriamente la definición de adorable. Es más, tu definición asusta.
-¡Hailey!-ríe-Se te enfría la comida, mejor come.
-Con gusto lo hago, es más, sin refunfuñar.
Mamá ríe y sonrío levemente cuando me ve.
No puedo esperar que todos me reciban con los brazos abiertos. Lo tuve siempre en la mente, que al volver nada sería fácil.
Sí, y esta vez no huiré.
No importa que tan loco o doloroso sea, no huiré.
No de nuevo.
Y debo empezar con ese pequeño.