¿Buenos días?
Alan
Me ha colgado el teléfono.
Daniel...
Aprieto el artefacto entre mis dedos y suspiro antes de bajar del cómodo auto y ponerme la capucha para caminar hacia el lugar. La música me golpea y me abro paso a dónde recuerdo haber venido con Cris para reservar el lugar.
Evito los cuerpos bailando y veo con indiferencia el lugar. Algunas chicas notan mi presencia a pesar de que la capucha me tapa y sonríen, miro hacia otro lado y sigo. Al menos las clases de Darwin sobre mis gélidas miradas hacia el resto han ayudado.
No era un gran cambio, pero algo era ciertamente algo.
Tampoco quería convertirme en un doble Darwin, sería escalofriante.
Lo que me llevaba a algo más tétrico, y era la peculiar nueva actitud de Linda. Que, si bien antes era sonrisas y ternura, ahora era pegajosa.
Y aunque me quejaba del frío por las grandes ideas de la despedida de soltero cortesía de Sebastián y Dan, sí, ambos eran los genios de las ideas casi suicidas. Sobraba con solo verlos, Gregory jamás haría algo así, Darwin era el festejado y yo no era un idiota. La despedida había sido una buena excusa para salir temprano.
Así evitaba a Linda y me ahorraba las bromas de Darwin.
Ya debe saber quién es la chica con la que discutía.
Bueno, no era que fuésemos los más disimulados del mundo tampoco. Ese día Sofía lloró cual magdalena, Darwin solo me miraba cada cierto tiempo al igual que Sebastián, y Katy soltó: Sí, me la tope de camino. ¿Está muy guapa verdad? ¡Mi niña tonta ha crecido!
Y ahí, fue cuando todos me voltearon a mirar.
-¿Quieren dejar de volverlo más incómodo? Sí, volvió ¿y qué? Dejen de verme de ese modo.
Ante mi actitud todos apretaron los labios y miraron hacia otro lado.
-Ya que nadie dice nada-comentó Katy-Yo lo haré, si tan poco te afecta y quieres que no tengamos tacto con las palabras, dime Alancito... ¿por qué estás tan rojito?
Sobra decir que las risas empezaron y el color del que había hecho ojos ciegos, aumentó. No dije que no me afectara, dije que no lo hicieran incómodo.
Paso una mano por mi cara al subir las gradas y mi teléfono suena, lo sacó y sin abrir el mensaje leo que es de Linda.
“¿Qué tal todo por allá? ¿Divertido?”
“Sí, todo bien”
Cierro el teléfono y sigo subiendo. Linda no es mala, solo que tiende a ser algo caprichosa y actuar de manera berrinchuda por la sobreprotección de sus padres. Tiene sus momentos de diva como de tranquilidad.
Aunque admito que la mayoría del tiempo es odiosa con la gente.
Pero el ¿afecto? Por ella no me hace de ojos ciegos y tampoco intervino cuando pensé seriamente en hacer un viaje de negocios inexistente para evitar su coqueteo.
O bien podía ir a visitar a una pequeña.
Sonrío levemente. Ciertamente hubiera sido divertido verla. E incluso la hubiera traído.
Estoy caminado por el pasillo cuando oigo las risas estruendosas de Dan y aquello me tiene frunciendo el ceño.
Que Dan este de buen humor ya es extraño.
Pero que Dan ría...daba miedo. Él encontraba entretenido los momentos jodidos de la gente. Así que estaba algo preocupado por el pobre ser que estaba detrás de la puerta.
Tomo la manija y entro algo curioso.
-Ya estoy aquí ¿qué quieres que vea?
-¿Por qué lo preguntas de esa manera?
Que se muestre ofendido mientras está sentado en aquel sofá me hace sonreír con ironía.
-Porque tienes esa sonrisa.
-¿Qué sonrisa?
-La que embozas cuando vas a joder a la gente.
Ríe y se estira antes de levantarse.
-Uh, rudo, pero estas en lo correcto-ruedo los ojos cuando vuelve a reír-¿Quieres ver al secreto?
¿Al? Viro la cabeza pensativo.
-¿Necesariamente debo verlo?
Aquello se sentía a problemas...
Se levanta.
-Uhmm no.
-Entonces no lo haré-respondo caminando hacia la puerta ¿Para qué buscar problemas cuando puedes evitarlos?-Trae a la última chica y vámonos.
-Bueno, eso ciertamente es triste de oír-escucho como una puerta se abre-Lo siento, pequeña alcohólica arroja pasteles, creo que él sigue molesto por el daño al traje.
-¿Ahora de qué demonios estás...-abro los ojos-Abigail?
Mi garganta está seca y no puedo articular más palabras, realmente no sé si es por la sorpresa o por no saber qué decir. Su cabello ahora más claro está algo desordenado mientras usa un ajustado vestido largo azul. Se tambalea mientras parece confundida, creo que es mero instinto que me vea cuando pronuncio su nombre.
¡Mierda! Siento que empalidezco ¿De verdad es ella? Nadie mencionó que Martins vendría.
El recuerdo a Katy riendo y gritando “¡Secreto!” se me cuela y aprieto las manos. ¡Jodida rubia!
Parece no enfocarme porque se acerca arrimándose en la pared con ceño fruncido. Parpadea un par de veces y me señala.
-Tú...
Estira la mano tanto, que su dedo índice roza mi mejilla y luego termina en mis labios, me estremezco por ello. Dejo de enfocar su dedo y subo la mirada, ella parece estar distraída viendo mis labios luego vira la cabeza y suspira.
Rápidamente retira su mano y luego así mismo, la alza y va en mi dirección. Me sorprendo por ello, pero detengo su mano a tiempo.
Enmarco una ceja.
-¿Estabas por abofetearme?
Sonríe.
-Sip.
-¿Por qué?
Se encoge de hombros y mira hacia un lado sonrojada.
-Tu rostro me distrae.
No sé cómo tomar eso. Pero Dan sí, porque hace notar su presencia riendo.
-¡Mierda! No sabía que tener un buen rostro te traería estas desventajas. Casi me recuerda a porque tienes una orden de restricción-ríe de nuevo-Por otro lado...oye-le toca el hombro-pequeño secreto tengo una pregunta ¿Así de agresivos son los rencuentros? ¿O solo lo recibes así porque lo odias?