Mi todo
Hoy es el final.
Y eso me sabía a gloria. Incluso el champan me era dulce y refrescante cada que daba un sorbo. Mi sonrisa no podía ser ocultada y poco me importaba si los demás lo notaban.
¿Quién dijo que los finales eran tristes?
Sin duda no conocían mi felicidad de saber que hoy se terminaba el contacto con Lena.
Claro, la felicidad suele ser efímera, así que no me sorprende que de pronto me saba amargo el trago y empiece a toser con solo verla. ¡Agh! Eso también podía saber horrible si lo tomabas de mala forma.
En especial si te dan un golpe en pleno estómago como me lo ha dado con su apariencia. Y es que no podía alegar ni quitarle el merito al verla entrar entallada en un vestido rojo que solo hacía de resaltar sus curvas.
Creí que Cristina era guapa, lo sigue siendo, pero al parecer los genes de los River no se quedan atrás.
No me sentía precisamente muy feliz por mi declaración objetiva.
Su mirada recorre todo el salón mientras conversa a gusto con los invitados y cuando dan con los míos, no hace nada. Eso me da más escalofríos. Y es increíble como se mantiene inexpresiva cuando le muevo las cejas preguntando que sucede, para luego ignorarme.
Okey, eso se sintió horrible y vergonzoso.
Estoy dando un sorbo amargo cuando veo en primera como se retira el abrigo y la bebida alcohólica se va para la nariz al presenciar sus atributos.
¡¿Qué demonios?!
¡Acabo de ver sus pechos!
Mi cara se torna roja mientras trato de guardar la compostura. No, no vi sus pechos como tal, pero con ese escote y un brasier que parece realzarlos, claramente los estoy viendo sin intención de hacerlo. Estaban muy expuestos, pero ciertamente no la juzgaba por exhibirlos.
Mierda, creo que estoy empezando a envidiar a Lena.
¿Por qué mi pubertad no fue así de bondadosa? ¿Qué le costaba darme un poquito más de por aquí, por acá y otros detallitos? ¿No? Seguro llegué tarde a la repartición de bienes.
Inconscientemente mis ojos bajan a mis pechos y solo puedo cruzarme de brazos mientras me sonrojaba. Ah, no puedo creer que acabo de fascinarme por unos pechos.
Es más, no puedo creer que le quedé viendo eso a una chica. Si alguien me viera seguro me tacharía de pervertida.
Mientras miro los pechos de Lena impactada, un flash fotográfico llama mi atención y para evitar mi acto con mis humildes atributos, me volteo. Es así como noto a una chica pelinegra tomando fotos de todo el salón. Esa silueta se me hace familiar, así que me acerco un poco, para cuando la reconozco, murmuro:
—¿Hilary?
Creí, ingenuamente que no me escuchó, pero para mi suerte o desgracia lo hizo. Y es así como termino metida en una situación incómoda con Hilary, quién al reconocerme abre los ojos.
—¿Abigail?
Quise retroceder. Ah, ¿de verdad hay más sorpresas River? Quise reírme, sí, me la estaba dando otra River.
» ¡Me alegra verte! Ha sido tanto tiempo… yo sabía que estarías aquí.
Yo no.
¡¿Por qué nadie me dice esto?!
Sonrío como respuesta mientras aguanto mis ganas de huir. Dije que no huiría de Alan, no recuerdo haber mencionado al resto. Hilary parece notar mi expresión incómoda y su expresión deja de ser dulce y se vuelve inexpresiva.
—Parece que lo sabes ¿verdad? —su voz se vuelve un susurro —Lo que hice.
Lo sabía.
Y saberlo era doloroso, querida amiga.
Aunque todavía me parecía ficción con su reacción me quedaba claro que no. Esa Hilary de la que me hablaron todos, fue tan real como mis acciones.
No espera que responda, es mejor así, ya que no tenía algo que decir.
—Así que lo sabes…—lo confirma mientras su voz sigue siendo un murmuro, uno que posee el tono frío e indiferente, muy contrario a su rostro descompuesto —Esto será incómodo entonces…
¡Lo sabía! Y de haberlo sabido no me hubiera acercado.
Ya lamentaba haberle visto el pecho a Lena, si no le veía seguro no habría surgido la necesidad de ver a otro lado, y si no hubiera visto a otro lado, no hubiera visto el flash, y si no hubiera visto el flash, no me hubiera acercado hacia otra River.
Ah, parecía casi un enredo.
Pero escucharla de esa manera me sorprende y creo que ella se arrepiente al ver mi rostro descompuesto. Parece entrar en dudas, pero no dice nada más. Es como si temiera decirme algo y arruinarlo más.
Y yo ciertamente no siento que esto pueda empeorar de alguna forma.
Mi corazón apretándose con cada latido se volvía más doloroso.
Al contrario de Cristina yo conseguí un grupo de amigas donde me integré. Mis pensamientos fueron a un lado opuesto de ella y si creí en la amistad que surge con el tiempo, en ese click no solo romántico.
No consideré a Hilary una de mis mejores amigas, mi círculo era reducido a tres personitas, pero si era alguien cercana y de la que nunca dudé en mostrarle mi espalda.
Entonces, creo que estaba en mi derecho de molestarme y sentirme herida al saber lo que hizo.
En cómo me usó para dañar al resto y como usó al resto para dañarme a mí. Porque no dudó en tomar el nombre de Verónica y escribir un artículo, no dudo en tomarme a mí y atormentar a Cristina. No dudo en conducirme y conducir a Gregory hacia eventos que sabían que nos destruirían al ser malinterpretados.
No le importó mis sentimientos, mi confianza, ni siquiera respetó la línea de la cordialidad.
Entonces ¿debía solo sonreír y sentirme feliz por verla? No lo hacía, verla era ver un pasado amargo del que no la culpo, al menos… no es su totalidad. Al final, no soy yo a quién lastimó más.
Recuerdo escuchar “Hilary es dulce”, “Hilary es voluntaria”, “Hilary solo es la mejor amiga de Gregory”.
Pero Hilary también es humana, e hizo todo lo que un humano haría, ir a por lo que desea, sin importar el costo.