Tear out my heart.

Capítulo 3:

Me encontraba con las chicas sábado por la mañana buscando un atuendo acorde, era una fiesta en la piscina, no me lo perdería por nada del mundo. Como costumbre, las menores no nos acompañaban, aunque quedamos en reunirnos para comer algo — creo que compraré un traje de baño entero — me encantaba el que tenía en mis manos, era sexy y recatado.

  • Te quedaría de infarto — concordó Momo quien se había decidido por un Bikini con pinta de marinero.

 

  • ¿Qué tal? — volteamos a ver a Jihyo quien portada en semi entero rojo.

 

  • ¡Joder, mujer! — Sana la recorría completamente con la mirada.

 

  • Creo que me volví lesbiana — comentó Nayeon, abanicándose.

 

  • Listo, nos dejó sin chicas esta noche — se lamentó Jeongyeon, lloró en el hombro de Dahyun quien solo reía.

 

  • Muy graciosas — su rostro estaba sonrojado.

 

  • Bueno, creo que estamos todas listas.

 

Nos encaminamos hacia la caja registradora, Dahyun trataba de coquetear con la chica mientras esta solo reía sonrojada. Salimos para dirigirnos al café donde nos esperaban Chaeyoung y Tzuyu. Nos paramos varias veces para comprar algunas cosas restantes, al llegar, nos conseguimos con la menor de las Chou — ¡Holaa! — la menor de quince años, nos dio unos furtivos abrazos antes de sentarme.

 

  • ¡Lamento la tardanza! — la chica de piel pálida traía el cabello desordenado y labial corrido.

 

Sana soltó un leve gruñido antes de desviar la mirada — ¡Dubu! ¿Qué pasó?

 

La menor se sonrojó — la dependienta fue muy amable en mostrarme el interior del mostrador.

 

  • El interior de su vagina, querrás decir — corrigió Aisha, la copia mini y mortal de Chou Tzuyu.

 

  • ¡Aisha, por Dios! — regañó escandalizada.

 

  • Oh vamos, Diosita. Es hermana del cubito de hielo, no esperaba menos — Momo hizo un ademan, restándole importancia.

 

  • ¿Estás sola?

 

Asintió — Me gusta pasar tiempo sola.

 

  • ¿Tu hermana? — preguntó Sana con curiosidad — dudo que te haya dejado salir sola.

 

Soltó un suspiro — me dejó venir, solo porque sabía que ustedes estarían por aquí, además de que vendría más tarde.

 

Rodé los ojos — No entiendo porque te sobreprotege tanto, no eres una niña.

 

  • Trata de convencerla de lo contrario.

 

  • No creo que vaya a la fiesta — dijo Momo con la vista fija en su celular, refiriéndose a Tzuyu.

 

  • Lo cierto, es que ella nunca va.

 

Había una tensión latente en el entorno, empezábamos a sospechar de la verdad sobre nuestras amigas. Se comportaban extrañas, desparecían con constancia, muchas con algunos rasguños, los tatuajes, no pude evitar pensar en el tatuaje que cubría parte del hombro y todo el brazo de Chaeyoung.

 

  • ¿Ustedes también, cierto?

 

  • Tienes que admitir que sus comportamientos son…— dijo Jihyo, tratando de no ser tan directa.

 

  • Extraños — concluí.

 

Ella asintió — se algo, las escuché.

 

Todas nos acercamos para prestarle más atención — ¿Qué sabes con exactitud? 

 

Miro hacía todos lados con precaución, se acercó aún más susurrando — dijeron que tenían que ir el sábado a los terrenos de los padres de Irene, que ahí sería. Creo que mis padres saben de esto, puedo llevarlas si quieren, pero no entraré.

 

Aquello me hizo pensar aún más, sentía como mi cabeza comenzara a dar vueltas — Sabes algo ¿no? — preguntó Dahyun con suavidad, sus manos temblaban levemente.

 

Suspiró, asintiendo — No puedo decirles que exactamente, pero puedo mostrárselos.

 

Hubo un incómodo silencio entre todas ¿En serio era cierto todos aquellos rumores? Mi corazón latía fuerte contra mi pecho — Bien, haremos esto. ¿Dónde nos encontraremos? — había un remolino de indecisión en los ojos de Jihyo, su voz se tambaleaba

 

  • Nos veremos a las once cerca de la piscina, ya conocen la casa de Irene.

 

Asentimos — Ahora cambiemos de tema, vienen hacía acá.

 

  • Hola chicas — saludó Chae con una sonrisa, dándome un beso en la mejilla.

 

  • Hola — saludó la taiwanesa, seca.

 

  • ¡Chicas! Hasta que por fin aparecieron — saludó Jeongyeon con entusiasmo, como si no hubiera pasado nada.

 

  • Teníamos algunas cosas que hacer — aclaró Tzuyu, un poco más relajada.

 

  • Nuestras familias tendrán una cena esta noche — Chaeyoung me miró de forma extraña, como si quisiera afirmar que le creía.

 

La verdad, no le prestaba tanta atención a la conversación. Su mente repetía una y otra vez todos los rumores que se habían esparcido a lo largo de los años, sus desapariciones, las pocas veces que había ido a su casa, las pocas veces que salían con ellas. El tatuaje de ambas, lo extraña y siniestra que era la madre de Chaeyoung, si la pequeña taiwanesa tenía algo que mostrarle, quería decir que ocurría algo que se estaban perdiendo.




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