Muñeca triste,
de sonrisa quebradiza,
nuestras balas arrastramos hacia ella,
un tiroteo a su sonrisa,
y ahora sus lágrimas están derramadas por la cornisa,
antes de saltar ella golpeó nuestros nombres en el espejo,
los golpeo,
hasta hacernos trizas.
Muñeca triste,
como calambres fuimos dentro de ti,
como serpientes andantes.
Nuestras mordeduras en tu carne,
fueron vibrantes,
y no te dejabamos vivir.
Todo ha acabado, muñeca.
En tu garganta,
un grito viajero,
el último que escuchariamos,
pero también el primero,
fue tu despedida,
muñeca,
muñeca que en su cuerpo crio por tantos años nuestro veneno.
Todo ha acabado, muñeca.
Muñeca,
en tus últimos minutos,
se te revienta el agua por los ojos,
lo veo,
vuela desde tu bolsillo tu pañuelo violeta,
me duele tu cuerpo,
tan fragil muñeca,
pero agujereado por tantas grietas.
De azul se teñía tu cabeza,
hinchada,
por pensamientos que muy lejos nadaban.
Nadie entendía tú globo marítimo de tristeza.
Muñeca saltas,
y peñascos tuyos caen con las balas que nosotros lanzabamos a tus huecos vacios,
y ahora, estando aún en tú juventud, te deshojas en el aire,
mueres como un árbol umbrío.
Hola, espero que estén bien, y si hay algo que les ha llamado la atención del poema, me encantaría leerlo, para mí sería un honor. Aparte, si necesitan alguien con quien hablar, si piensan en hacerse daño, chicos esa no es una opción, yo estoy aquí para quien sea, de donde sea, como sea, no importa, pero lo que quiero que sepan, quienes estén atravesando por un mal momento, quienes sienten que balas tras balas se arrastran hacia su cuerpo: no están solos! , me tienen aquí, para hablar y siempre para comprender.