Rouses
Ponerte de pie después de una caída puede ser difícil cuando eres pequeño. Más tarde te das cuenta de que es parte de crecer. Al igual que cuando eras pequeño y estabas aprendiendo a manejar bicicleta y terminas en el suelo. No quieres hacerlo más por miedo. Aprendes a manejar bicicleta y no cometes los mismos errores.
Yo trataba de buscarle el aprendizaje a todo esto, pero no le hallaba alguna razón por al que Arabella haya tenido que morir. No había una razón. Ella era joven, tenía sueños, metas, estaba enamorada y formariá una familia. Miro la última foto que me mando y que escondo en mi teléfono. Luciano ha perdido a la mujer que ama, no puede saber que también perdió a un hijo.
Estar sola con mis pensamientos se hizo pesado, así que decidí salir, a un lugar en donde pensar no fuera fácil. Termine en el centro de Roma en un bar. No sabía cuanto llevaba aquí. Mis habilidades motoras empezaban a fallar.
—Debemos regresar a casa, princesa, usted no está bien
Paco me ayudo a subir al auto, la cabeza me dolía y todo parecía dar vuelta, esta vez sí me había pasado con los tragos
—¿Paco? —dije —¿No nos vio nadie?
—No, Princesa
Asentí y cerré los ojos para controlar mis ganas de vomitar
—Estaremos muy pronto en casa —Yo solo asentí
El viaje fue más rápido de lo que pensé, al bajar el aire frío golpeó, camine hasta la casa, las cosas se movían un poco, pero no me importo, nadie me esperaba, todos estaban dormidos, comencé a subir las escaleras y me tropecé en una y me caí sentada, Paco y Antonio intentaron ayudarme, pero se los impedí.
—Estoy bien —dije
Solita me puse de pie, como mucho esfuerzo llegue hasta la parte superior de las escaleras, sentí que el cuerpo se me iba para atrás, pero alguien me sostuvo.
—Pero mira como vienes —Sonreí
—Pues no puedo —Indique —No puedo verme a mí misma
—Hablaré con ustedes
Les dijo Alessio a mis guardaespaldas. Los pobres no tuvieron de otra que llevarme porque le había dicho que me iba con ellos o me iba sola.
—No los regañes es mi culpa, ellos no tiene nada que ver —Alessio solo me miró, entonces el estómago me comenzó a doler mucho —Creo que voy a vomitar
Él me hizo apurar el paso hasta llegar a mi baño, donde evalué mis jugos gástricos, sentía como mi estómago intentaba deshacerse de lo que había tomado.
—Pudiste haber sufrido una intoxicación — dijo Alessio.
El hecho de haber vomitado y de que hablara hizo que mi cabeza doliera, volví a vomitar; tenía la cabeza sobre taza del baño, me sentía traicionada.
—¿Me amas porque quieres o porque te han obligado?
—¿Crees que si me obligaran estaría aquí? —Lo miro —Ya es suficiente Rouses
—¿Ya te cansaste de mí? Ahí está la puerta, nadie te detiene. Tu decidiste quedarte. Si quieres te devuelvo el anillo —Intento sacarlo, pero el me sostiene las manos —¿Qué?
—Estoy cansado de que te destruyas a ti misma. De esto, estoy cansado de que te victimices, sé que duele. Lo sé, pero no eres la unica a quien le duele joder. A mí me duele, verte así, déjame ayudarte a llevar la carga.
Lo miro y aparto la mirada y tomo aire. Alessio ha sido muy paciente, demasiado, pensé que saldría corriendo cuando vio el desastre que era en la cama. No lo hizo, ni cuando le devolví el anillo. Ni ahora que apestaba a vómito.
Sentí como se puso de pie y a mí con él.
Me desvistió y abrió la ducha y me metió debajo y me ayudo a bañarme. Cuando salí me seco y vistió, como si de una niña pequeña se tratase.
—Arabella me mando un mensaje antes de morir —Digo cuando está cepillando mi cabello —Estaba embarazada Alessio —Cierro, los ojos y las lágrimas caen —Luciano no lo sabe, nadie. Se lo diría cuando sus hermanos y ellos se mudaran a Milán. No la cuide lo suficiente, yo debí haberla cuidado más.
—La cuidaste todo lo que pudiste —Dice —Rouses, estabas dispuesta a ser infeliz por ella, diste todo por ella. Si eso no es suficiente no sé lo que lo sea
—Lo siento, he sido un desastre últimamente —Me mira —Creo que es la crisis de los dieciocho. Estás seguro de que aún quieres…
—Mucho —Se pone a mi altura —Déjame ayudarte
—Aún me amaras cuando me vaya —Agacha la cabeza
—Cada parte de mí seguirá latiendo por ti cuando partas
Tomo aire y Alessio levanta la cabeza. Trato de sonreír, pero no puedo y me arrimo en su hombro.
—Pasemos los últimos días más maravillosos de la historia. Y nos casaremos en secreto al final —Lo miro, parece sorprendido —¿Aún quieres?
—Podemos irnos ahorita mismos —Me rio y el sonríe —No quiero verte llorar más ¿Okay?
—Okay
Alessio me estaba demostrando que podía ser un pilar fundamental en mi vida, dejándome claro que no se iría y enfrenta cada batalla conmigo.
—Bien, ya que pareces estar mejor —Habla mi abuela —Acabaras este año con la Semana Santa y el lanzamiento de la función que Arabella no pudo concluir, sobre las drogas.
—Está bien
—Para eso Alessio irá contigo, eso si siguen juntos ¿Siguen juntos?
—Si —Responde Alessio
—Pues que bien, me parece magnífico. Admiro su paciencia, señor Caruso. Mañana es la misa en la catedral de San Pedro, como todos los años iremos.
Mi abuela se marcha y yo miro a mi prometido.
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Editado: 27.05.2024