Teresa y el misterio de Groween [corrigiendo]

Capítulo 14 [Parte 1]

Capítulo 14 [Parte 1]: No me sueltes.

–¿Teresa me estas escuchando? –reaccioné y enfoqué mi vista en Sergio, que me miraba con el entrecejo fruncido.

–Si –la verdad es que lo había dejado de escuchar hace media hora.

–¿Entonces por qué no avanzas?, la misa ya terminó –hice un repaso general a la iglesia y efectivamente las personas ya estaban saliendo del lugar. No era consciente de cuánto tiempo me había quedado allí parada.

Había decidido asistir a la misa por la muerte de Agnes, Sergio se encontraba acompañándome ya que Pierre me dijo que pasaría todo el día con sus padres, quienes habían llegado a la ciudad la noche anterior. Por lo que entendí, al día siguiente, su hermana cumpliría un año de fallecida.

Nos encontrábamos en las últimas filas para poder pasar desapercibidos, no iríamos al entierro porque la verdad es que odiaba esas cosas, el entierro de mi padre fue una de las experiencias más dolorosas de mi vida y ver a aquella pareja sufrir la muerte de su hija, me rompería el corazón.

Salimos de la iglesia y nos acercamos a la moto de Sergio.

–¿Quieres que te lleve a tu casa? –me preguntó ya que mamá había prometido ir por mí, pero no había ningún rastro de ella.

–Si, está bien –contesté en un hilo de voz.

Me extendió su otro casco y me monté detrás de él, aferrando mis brazos a su torso. Arrancó y me fue inevitable apoyar mi cabeza en su espalda, cerré los ojos y me permití despejar mi mente por unos instantes, segundos, en los que necesitaba encontrar un poco de paz, de tranquilidad, que era lo que no tenía hace mucho tiempo.

No tardamos mucho en llegar a mi casa, esperé a que se estacionara para poder bajarme y entregarle su casco. La verdad no estaba de ánimos para entablar una conversación o para ponerme cariñosa con él, mi cuerpo parecía una bolsa de huesos sin un alma que habitase en ella, las cosas como moverme o respirar eran simplemente automáticas.

En cuanto me volteé para dirigirme hacia la puerta, la voz de Sergio hizo que me detuviera.

–Tere, espera… –me giré lentamente para observarlo con la mirada neutra.

–¿Qué sucede?

–Quería saber si… yo podría… pasar más luego por ti –se rascó la nuca un poco nervioso, al parecer presentía que yo le diría no y era entendible, tenía los ánimos por el piso.

–Si, está bien –no tenía absolutamente nada que hacer, el hecho de pasar sola y encerrada en mi habitación me causaba pavor. Además no tenía a Pierre para que viniese a mi casa y me sacara una que otra sonrisa con sus ocurrencias.

–Bien, pasaré por ti en una hora –asentí mientras él se colocaba su casco para luego arrancar y perderse por las calles de Groween.

Ingresé a mi casa cerrando la puerta detrás de mí, me pegué a esta y solté un largo suspiro.

Esto es más difícil de lo que creí.

Pensé, me obligué a avanzar hasta la cocina donde me encontré a mamá preparándose un sándwich de media tarde, tomé asiento en uno de los banquitos del mesón.

–Parce que te olvidaste de ir por mí –se sorprendió al notar mi presencia.

–Cariño lo siento, es que me dio hambre y después de que terminara esto iría por ti –señaló lo que tenía en frente.

>> ¿Qué tal la misa? –preguntó mientras seguía preparando su sándwich.

–Pues que quieres que te diga, fue una misa, nada del otro mundo.

–¿Y cómo van las cosas? ¿Todo está bien? –entendía a lo que se refería y no estaba de ánimos para hablar del tema.

–Mamá todo está bien, pronto acabará todo esto, te lo prometo –dejó de prepararse su sándwich apoyó las manos en el mesón y negó con la cabeza.

–Nada está bien, siempre me dices lo mismo y yo ya estoy cansada Se… –me levanté de un salto haciendo que ella se calle, tarde notó el error que había cometido.

–No, sabes que no puedes llamarme así –me exalté un poco y me dedicó una mirada de reproche.

Es mi madre, debo respetarla.

–Está bien, Teresa –enfatizó en mi nombre –, solo te voy a pedir una cosa. Mucho cuidado con lo que haces, ya perdí a mi hija una vez y no pienso volver a perderla.

Salí de la cocina a grandes zancadas, las cosas con ella se estaban poniendo cada vez peor, pero necesitaba que confiase en mí, pronto acabaría todo este desastre y podríamos volver a la normalidad.

Me encerré en mi habitación y traté de hacer un poco de tarea, cuando el aburrimiento se apoderó de mí, decidí llamar a Pierre para preguntarle qué tal iba todo con sus padres.

–¿Aló? –respondió al otro lado.

–Hola Pierre, ¿Qué tal todo? –pregunté y lo escuché suspirar estruendosamente.

–Pues si con bien, te refirieres a que ya llevamos como tres discusiones en menos de veinticuatro horas, pues sí, todo bien.

–Ay Pierre, lo lamento tanto –no conocía muy bien cuál era la relación de Pierre con sus padres, pero al parecer era bastante complicada.

–Tranquila pequeña Sherlock Holmes –esbocé una pequeña sonrisa, me gustaba que me llamase así –, quería… pedirte un favor.

–Claro, dime.

–Mañana… mi hermana cumple un año de fallecida y no quiero estar ahí solo con mis padres, te necesito.

Mi corazón dio un vuelco al escucharlo decir esas palabras, el que quisiera que estuviese con él en un momento tan importante como ese, me hacía sentir especial y una persona importante en su vida.

–Claro que estaré ahí contigo, es obvio que no puedes vivir sin mí –escucharlo reír me daba un poco de paz.

–Ja ja ja, que graciosa –de pronto se escuchó que golpearon una puerta, escuché a Pierre resoplar –, guapa te tengo que dejar, mi padre quiere hablar conmigo.

–Bueno, te llamo más tarde.

Bye.

–Chao –colgó la llamada y me quedé viendo la pantalla de mi teléfono por un buen rato.

Dos golpecitos en la puerta de mi habitación me sacaron de mi ensimismamiento, mamá entreabrió la puerta conectando su mirada con la mía.



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En el texto hay: aseinato, suspenso drama, misterio aventura

Editado: 22.01.2021

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