Tergiversado (en edición)

Una mañana casi normal.

Hace un hermoso día, cielo despejado, brisa fresca y nada de contratiempos. Desde ya se puede decir que tendremos un día muy caluroso, propio del verano. Realicé mi rutina matutina dedicándole tiempo a cada actividad, desde mi aceo hasta mi desayuno y, por supuesto, dejar ordenada mi habitación. En realidad disfruto de hacerlo, me ayuda a organizar mi mente. Cuando me levanto tarde y tengo que salir con prisa de casa mi humor se torna algo pesado, honestamente.

Cuando bajé a desayunar mi madre estaba terminando su café y me miró un poco sorprendida.

─Buen día, mami.

─Buen día, cariño ─mientras lava la tasa voltea a verme. Lo noto pero noo digo nada y continuo sirviendo mi desayuno.

─¿Dormiste bien?

─Sí. Muy bien, de hecho ─todavía me miraba con extrañeza mientras seca sus manos con una toalla.

─Me alegra escuchar eso ─respondí sonriente.

─¿A qué hora te has levantado? ─procede a mirar el reloj en su muñeca.

─Solo un poco más temprano de lo habitual. Me desperté antes de que sonara la alarma.

─¿Porqué? ¿Te preocupa algo?

─No. Para nada ─me apresuro a responder─. Creo que mi cuerpo ya había descansado lo necesario y solo desperté.

─Anoche te fuiste a dormir muy temprano ─comenta y parece haber aclarado sus dudas─. Bueno, ya me tengo que ir ─toma su cartera y se acerca a darme un beso─. Hoy no tengo que apurarte, tienes mucho tiemppo.

─¿Tú crees?

─Claro ─dice convencida─. Seguro llegan con tiempo de sobra.

─Pareciera que no conoces a Carrie, mamá.

Ella ríe y camina hacia la puerta.

─¡Adiós! ─dice batiendo una mano─. Ve con cuidado.

─Qué tengas un lindo día!

Termino mi desayuno y lavo los platos que usé, para luego subir a mi habitacion por mi mochila. Me aseguro de tener todo lo que necesito y me dispongo a marcharme a casa de mi amiga. Estoy por abrir la puerta principal cuando creo escuchar un ruido en la cocina. Estoy segura que la puerta está cerrada pero voy a dar un vistazo. Al llegar veo todo en orden, la puerta tiene el cerrojo como recordaba y me convenzo de que el ruido fue en la calle. Salgo de casa y mientras camino por la acera escucho ruido entre los arbustos. Me detengo pensando que quizás alguien si intentó abrir la puerta de la cocina. Trato de mirar entre los arbustos pero me sobresalto cuando siento algo en mis pies. Vaya manera tonta de sufrir un ataque al corazón. Solo era un conejo marrón, uno muy grande.

─Hola ─logro decir cuando me he recuperado un poco─. ¿De dónde has salido?

El conejo me mira muy quieto y luego se va, dejándome con el pulso acelerado.

Reconozco que yo también tuve la idea de que llegaríamos con tiempo de sobra. Pero una vez que estuve en casa de mi amiga supe que eso no pasaría.

─No estoy lista aún ─responde Carrie desde su habitación y escucho como se golpea con algún mueble del interior.

Pocas veces he corrido con la suerte de pasar por ella y que esté preparada, asi qué no me sorprendería si justo ahora estaría terminando de ducharse, a pesar de qué solo nos quedan 15 minutos para llegar a la escuela.

─Eso pensé. No te tardes, estamos retrasadas.<<como si eso provocara que se apresure o algo así>>.

Decido regresar al primer piso y esperar sentada en un sofá.

─Todos los días es lo mismo, es increíble qué a tu edad no aprendas a cumplir con tus responsabilidades, que dicho sea de paso, son muy pocas ─Sara suelta un bufido de indignación mientras camina hacia la cocina con una taza de café en una mano y las llaves de su auto en la otra. La madre de mi amiga nos deja en el Instituto cuando va de camino a su trabajo y la mía nos recoge, es costumbre desde que ambas comenzamos el pre-escolar.

Después de 5 largos minutos de espera, apresuradamente baja Carrie, perfectamente arreglada. La persigo. Toma una manzana verde del frutero de la cocina y nos dirigimos hasta la salida, donde nos espera una impaciente Sara, ya con el auto encendido.

─Oye, Carley ¿escuchaste la nueva canción de One Direction? ─se apresura a decir mi amiga apenas subimos al auto. Es un intento suyo por evitar que su madre empiece con sus reprensiones a cerca de la hora en que se levanta y de su "falta de responsabilidad latente".

─La verdad n...

─Esta buenísima ─me interrumpe rápidamente mi loca amiga, al notar que no le daría la respuesta que ella esperaba escuchar. Voltea a verme con esa cara de "sigueme la corriente".

─Carrie, ¿crees que soy tan tonta? ─pregunta Sara a su hija con una extraña expresión en el rostro, que denota más diversión que una actitud seria.

La pregunta de la señora Sara me causa risa pero me contengo.

─¿Qué si creo que eres tonta? ─se hace la que no entiende.

─Creo que me ves como una tonta y solo quiero que me saques de dudas, así que responde ─su mamá no se rinde.

Mi amiga me mira, como esperando que yo la ayude a salir de su aprieto, pero lo único que tengo son unas ganas inmensas de reirme de su intento fallido por escapar de los reproches de su madre, inventándose qué una banda que lleva años separada, acaba de lanzar un nuevo sencillo, o sea, ¿qué persona en el planeta no conoce esa trágica noticia?

─Pensé que te fascinaba que te regañe, pues no veo en ti ninguna actitud de cambio, hija ─continúa la madre de mi amiga, mientras esperamos el cambio de luz de un semáforo, pero ahora su rostro no está tan relajado como antes, ha tomado seriedad.

Carrie no vuelve a hablar y solo mira por la ventana desde el asiento del copiloto

─Exfuerzate más hija, no es tan malo ni tan difícil, ya verás, sólo intentalo ─dice Sara en tono dulce─ te aseguro que es más fácil que intentar engañarme, inventando canciones de bandas que ya ni existen ─dice en tono triunfal y con cara divertida.

Y ya no pude contener más la risa, la cara de mi amiga es de morirse, su madre está más actualizada de lo que Carrie pensaba.

Ni una palabra salió de su boca al respecto, es bien enojona y no le gusta pasar por tonta. Pero no se puede quejar, está saboreando una probadita de su propia limonada.



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En el texto hay: misterio romance familia amistad

Editado: 18.08.2024

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