— ¿Seguro que no tienes nada que decirme?
—Seguro.
Llevaba más de media hora tratando de sacarle información a David sobre su conversación con Ted, pero el insistía en que no tenía nada que contarme.
— ¿Seguro?
—Terry, ¿Qué tramas? ¿Quieres ayuda en algo? —David puso el lápiz a un lado y me miró—Soy todo oídos.
—Hablé con Trent y él me dijo que tú y Ted hablaron.
—Oh.
—Sí, sé que no tienes la obligación de contarme si no quieres, pero estás muy desanimado últimamente, también sé que se supone que no debo hablar con Trent pero fue él que me hablo, además tenemos un trabajo juntos y…
—Terry, no importa, no me molesta, no tienes que darme explicaciones.
—Sé que no te agrada, aunque no me has dicho completamente que fue lo que pasó entre ustedes.
—Terry, son cosas que ya pasaron, éramos niños.
—Pero aún te duele, David.
—Estoy bien, no voy a estar feliz siempre Terry, ¿tú estás feliz siempre?
—Pues no, no siempre.
—Yo tampoco, es normal, solo ten cuidado con quien dejas entrar a tu vida.
— ¿No me dirás de que hablaron Ted y tú?
—No hablamos gran cosa, fue más un hola y un adiós.
— ¿Te alegró hablar con él?
—Es bueno saber que está bien.
—Bien.
Seguimos haciendo nuestras tareas, porqué sí, no siempre estamos jugando videojuegos también somos niños responsables, y no volví a mencionar el tema.
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—Vamos a una fiesta.
—Y vuelves con lo mismo.
—Por favor chicos, es nuestra oportunidad, nuestra entrada la vida social. Será divertido.
—Pulga, no conocemos a esas personas—le dijo David a Sofía.
— ¡Pero yo sí! Ándele por favor.
La idea no se oía mal, nunca he ido a una fiesta y a Sofía le causa mucha emoción la idea.
—Vamos David.
—Ya te convenció.
—Sofí tiene razón, es una nueva experiencia, no suena tan mal.
— ¡Sí! Dos contra uno, no tienes opción ojitos.
— ¿De verdad quieres ir Terry? —preguntó David.
—Sí—dije simpleza.
—Pues vamos
— ¡Sí! —exclamó Sofía dando saltitos de alegría.
Nuestra primera fiesta, convivir con más personas, fuera a casa hasta tarde, música y juegos divertidos, ¿acaso no suena cool?
—No.
— ¡Mami!
—Si no conoces a los padres de la persona que organizó la fiesta o no me das datos sobre quienes estarás, bájate de ese barco porque no vas.
—Por favor, es solo una fiesta, no me pasará nada malo, David también va.
—No.
—Ya he vuelto, ¿de qué me perdí? —dijo Papá sentándose en la mesa.
—Mamá no me quiere dejar ir a una fiesta.
— ¿Por qué no?
—No sabe de quién es la fiesta.
—Sí sé es amiga de Sofía, quiero ir.
— ¿A qué hora es? —preguntó Papá.
—Siete.
—Suena bien, puedes ir—agregó.
— ¡Henry! —reclamó Mamá.
—No pasa nada Irina, es solo una fiesta de niños.
—Sabes que a esa edad ya no se creen niños.
—Bueno de adolescentes entonces, va a cumplir 16 ya tiene que empezar a salir, yo lo llevo.
—Gracias Pa.
—No estoy de acuerdo, los adolescentes de hoy en día están muy locos.
—Pero no están criados por ti mi amada.
—En eso tienes razón.
—Cuéntame hijo, ¿Cómo está tu novia? —Papá estaba de muy buen humor hoy.
—Súper bien, Candy es la mejor novia del mundo, la amo.
—Aww, la inocencia del primer amor—dijo Mamá.
—Disfrútalo hijo, no todos duran.
—Candy y yo si lo haremos, somos el uno para el otro, lo siento aquí—dije mientras ponía una mano en mi pecho.
—Recuerda que casi nada es para siempre, Terroncito y cualquier cosa tu papi y yo estaremos aquí para curar tu corazón—dijo Mamá.
Agradecía que mis padres fueran tan amorosos y protectores, pero creía fielmente en que Candy yo nunca terminaríamos y no tendría que lidiar con un corazón roto.
— ¿Qué tal? Me veo bien.
—Hecho a manos por los dioses, como siempre—dijo Candy a través del celular.
—Gracias Sweetie.
—Cuidado con lo que haces en esa fiesta, soy celosa.
—Nadie llega a tus talones Sweetie, mis ojos y mis pensamientos solo están en ti, siempre.
—Igual lo míos, diviértete, me saludas a tus amigos.
—Love you Swetie.
—Love you more—colgamos, sonreí y me volví a mirar al espejo.
Cuando se arregla y se peina un poco se nota el cambio.
Le escribí a David:
¿Estás listo?
Sí, ¿tú?
Yes
¿Voy o vienes?
Ven.
Apagué las luces de mi habitación y tomé mi celular.
— ¡Mamá voy a casa de David!
— ¡Hey!, alto entra—Entré a su habitación y mamá dejó de teclear en la computadora y volteó hacia mí—Vueltecita—di una vuelta—Bello, bueno hijo, ya sabes, no fumes, no drogas, no tomes nada que te den sin antes preguntar que es, no alcohol y si pasa algo o te sientes amenazado me llamas y caigo en 5, ¿okey?
—Sí, Ma.
—Ven—me acerqué y la abracé. Me dio un beso en la mejilla—Te amo Terroncito, eres lo más lindo que tengo.
—Y yo a ti Ma.
David
Este niño quiero matarme.
Está hermoso.
—Sofía ya viene por nosotros, ¿y tu mamá?
—Salió, pero me dio permiso.
—Estoy ansioso.
Su atuendo no tenía nada en especial, tenis blanco, pantalones negros, un polo blanco y una chaqueta, pero no sé qué se hizo en el pelo que lo hace ver más guapo de lo normal.
— ¡Ya llegó! —Salimos a recibirla.
Sofía bajó del auto, radiante como siempre.
— ¡Mis chicos! —Nos abrazó— ¡Se bañaron!
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Editado: 16.11.2024