Axel Miller's POV
Al verla sola y notar las pequeñas lágrimas que caían de sus mejillas, no pude contenerme en mi lugar y me acerqué a ella.
Envolví mis brazos en su pequeño cuerpo, sentí lo tensa y confundida que se encontraba pero esa no era excusa para soltarla.
Me intriga.
Quiero saber todo acerca de esta chica fría y rota; conocer su pasado, el por qué de su aislamiento con las demas personas, qué fué lo que le afectó para que se perdiera en si.
Siempre en la secundaria noté en su mirada lo perdida que estaba pero jamás me importó hasta aquella noche que la vi a los ojos. Esos ojos color café opacos que andan en busca de su brillo.
Esa noche que entré a su casa y escuché un corto resumen de su vida supe que necesita de alguien quien la ayude a enfrentar sus problemas, también presencié que ese no es el único secreto que Maddison Houston trata de esconder. Sé que se cierra así misma para controlar sus impulsos pero yo lograré que deje a un lado todo aquello que la tormenta y que abra paso a algo nuevo.
—¿Axel?... ¿Q-qué demonios haces?—se retira de mi cuerpo con el ceño fruncido y se encoje de hombros abrazándose a si misma.
—Nada.—actúo tajante como si fuera de menos.
Cobarde.
—¿Por qué me abrazaste?— pregunta en un tono confundido.
Porque no quiero verte mal pequeña.
—Por nada te he dicho— justifico— solamente vi como llorabas patéticamente sola fuera del insti y me acerqué.
Auch
En verdad no quise decir esas palabras. En realidad me acerqué porque necesitaba abrazarla y consolarla. No tengo ni la mínima idea de donde salió ese impulso de correr hacia ella, porque por favor... ¿Maddison Houston?
La chica rara, solitaria, la que jamás en todos los años de secundaria que fui con ella ha dicho una palabra o me ha dirigido una a mi me está volviendo ¿loco?
Y no ese loco enamorado, mi novia es Daniela, probablemente la chica más bella de todos los institutos de la ciudad es ella quien verdaderamente me trae loco enamorado. Pero Maddison me tiene loco en otro sentido, tal vez sea curiosidad lo que me atrae hacia ella pero esa curiosidad se mezcla con un sentimiento algo amargo dentro de mi que todavía no se lo que es. Y que tengo miedo de saberlo.
Maddison soltó una pequeña tos que hizo que salga de mis absurdos pensamientos y me enfoque en ella.
Sus ojos estaban rojos e hinchados, también la punta de su nariz y mejillas tenían un tono rosadito claro pero nada de eso la hace ver desagradable. Es una chica muy linda.
—Ehh... Debo irme pequeña— Sin mas nada que decir doy media vuelta y comienzo a alejarme lo más rápido que puedo de ella preguntándome por qué no me ofrecí a llevarla a su casa.
Soy un completo idiota pero creo que es lo mejor. Debo mantenerme alejado de ella, no quiero confundirla y mucho menos confundirme yo mismo. Ya fue demasiado con el beso que le robé esa noche, supongo que si fué por lastimas por haberme contado esa parte de su pasado ya que luego de ignorarla dos semanas logré olvidarla, pero verla hoy...
¡Hay Dios! Definitivamente me estoy volviendo loco.
Abro la puerta de mi coche que se encuentra aparcado en el estacionamiento, la cierro y poso mi cabeza sobre el volante. Paso mis manos por mi oscuro cabello y trato de tranquilizar mi respiración. Me encuentro algo agitado, busco entre los asientos mi preventivo en aerosol e inhalo el medicamento. Cuando me recupero vuelvo a esconder el paf para que nadie se entere que tengo asma aguda. Si lo llegan a saber puedo dejar de ser el líder del equipo de fútbol por mi falta de estado.
—¡Bebé! —Me sobresalto cuando Daniela aparece por el lado de mi ventanilla.
—Hey, princesa,— bajo la ventanilla para poder escucharla mejor.— Creí que ya te habías ido con tus amigas.
—Si, lo estaba por hacer pero luego Mel recordó que hoy tiene turno en el salón de belleza con su madre y no me apetecía estar con las otras chicas.
Asiento mirando su bellísimo rostro. Es hermosísima, su pelo, sus ojos, su sonrisa... ¿Qué más quiero? Es perfecta.
—¿Puedo subir? —pregunta al cabo de unos segundos sin contestar.
—Por supuesto, nena.— Saco la traba de la puerta del acompañante pero ella abre la que se encuentra de mi lado.
—No, no, no, no.— dice sentándose a horcajadas sobre mi regazo mientras pone la traba nuevamente.— Así es mucho mejor.
Y empieza a besarme como nunca.
Su lengua se desliza dentro de mi boca provocándome un cosquilleo por mi entrepierna. Daniela comienza a mover sus caderas de una manera suave y sensual que provoca en mi una erección dolorosa. Ella es jodidamente sexy y no aguanto las ganas de poder undirme en ella.
—Cariño,— ella me besa sin intenciones de parar_ bebé, estamos en el estacionamiento.
—No me importa,—murmura pagada a mis labios—sólo hagámoslo.
❄❄❄
Después de lo sucedido en el estacionamiento de la universidad llevo a Daniela a su casa, nos damos unos besos más antes de despedirnos y luego se baja de mi coche dejando una sorpresa en el asiento de copiloto.
Su tanguita.
¿Para qué la quiero? No la necesito, tampoco es que me la vaya a poner o algo por el estilo.
Tal vez quiere que se la lave, no se, pero dejar su tanga en el coche de un chico no es algo muy excitante, al menos no para mi.
En fin, dirigiéndome en un aburrido silencio opto por escuchar un poco de radio y dar unas vueltas en mi vehículo.
No tengo muchas ganas de ir a mi departamento, mucho menos estudiar, es viernes, lo haré el domingo.
Subo el volumen de la canción y me concentro en la letra...
Tan fría, y sola