Terrible Obsesión.

8. CAPÍTULO❄

El ambiente en la pequeña sala va subiendo de a poco. 
Las caricias, los besos, las mordidas y pequeños gemidos invaden todo el lugar hipnotizándonos y llevándonos a hacer cosas sin pensar en las consecuencias que tendremos.

Mi cuerpo es domado como un animal al que obedece cada orden de su amo. Es como si estuviera hechizado y responde a las sugerencias del mago.

Los vellos de mi piel se erizan y mi cuerpo se estremece cuando las manos de Axel aprietan mi trasero y me tumba contra el sofá abriendo mis piernas y colocándose entre ellas. Levanta mi blusa de tirantes dejando ver mi ombligo con el pequeño piercing y baja cautelosamente dejando chupones por la parte de mi abdomen.

—¿Me dejas?—pregunta jugando con el borde de mi short.

Sin poder articular palabra asiento con la cabeza dejándolo a que me baje la prenda y pueda observarme de esta manera.

—¿Un tatuaje?—dice cuando nota la enredadera de flores que tengo tatuada en mi pierna izquierda.

—En realidad dos.—digo subiendo un poco más mi remera dejando mostrar la frase que tengo en el costado de mis costillas.

Axel se lame los labios y en su mirada puedo ver como la excitación y lujuria crece más y más en él.

—Eres realmente sexy, pequeña—suelto un jadeo—me vuelves loco, Maddison.

Con brutalidad vuelve a besarme mientras tomo su cabello y tiro de él.

Me siento demasiada expuesta y uno de los recuerdos de mi pasado vuelven a atormentarme en ese momento...

*Flashback*

Salgo corriendo de esa maldita casa sin mirar hacia atrás y sin querer volver a ese infierno.

No llevo ropa, ni comida, no tengo a donde ir, tampoco a quien contactar, solamente me queda deambular por esta oscura y fría noche de invierno.

Recuerdo el camino a casa de mi tía Linda y decido ir hacia allí. Gracias a Dios no hay personas en la calle, claro, ¿quién estaría fuera a las 2AM una noche de invierno?.
En fin, llegando al departamento de mi tía noto como dos chicos están en la esquina de lo que sé es un callejón. Había olvidado por completo que debía pasar por ese lugar, sólo pensaba en llegar y contarle lo que ocurrió en casa con mi padre y que jamás me dejase volver.

Tomo una fuerte bocanada de aire y decido pasar por allí sin prestarle atención a aquellos jóvenes que se encuentran fumando anda a saber tu que cosa.

¿Te perdiste? dice uno de los chicos siguiendome por detrás.detente, no te haremos dañovuelve hablar.,nosotros tampoco tenemos a donde ir, quédate con nosotros.Y de repente, sin previo aviso, me toma del brazo y me da media vuelta. Sus ojos marrones oscuros me observan neutros, el olor a colonia y a cigarro llenan mis fosas nasales y me comienzan a sudar las manos de lo nerviosa que me encuentro. No sé qué hacer, estoy paralizada y muy asustada.

¿Cómo te llamas?me pregunta el moreno.

Ma-ma-maddison.

¿Mamamaddison?, que nombre tan coolse burla el otro chico que no se ha movido de su lugar.

Callate payasole tira una piedrita y vuelve la mirada a mi. ¿Andas perdida Maddison?
 niegoNo temas, me llamo Pablo y prometo que no te haré daño.

*Fin de flashback*

Esa noche después de conocer a Pablo no ocurrió nada más. Seguí mi camino, entré al departamento de mi tía y le conté que mi padre trató de abusar de mí mientras dormía. Claro, por supuesto que él se encontraba más borracho que nunca pero eso no justifica lo que trató de hacer, al contrario, empeora las cosas.
Al día siguiente hicimos la denuncia y los papeleos para que mi custodia quede a cargo de mi tía. Mi ángel.

—Maddison—siento a alguien sacudirme— pequeña, Maddison...

Salgo de mi largo trance y veo a Axel muy confundido, luego me abraza y seca las lágrimas que no sabía que invadían mis mejillas.

—Lamento si hice algo indebido, lamento si sentiste presión, lamento si aún no estás preparada y...

—Shhh— ahora la que lo calma soy yo.— calma, tú no has hecho nada malo, en realidad me has hecho sentir demasiado bien, algo que no sentía hace demasiado tiempo.

—Es que comencé a besarte y luego quedaste mirando la nada. No parpadeabas, ni siquieras te movías, de repente comenzaste a llorar como hoy a la salida de la UNI y no sé... me preocupé... creí que...

—Créeme que tú no tuviste  nada que ver. Sólo soy yo. Soy un desastre, estoy rota, destruida y nada ni nadie puede arreglarlo sólo...




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