mason
No logro entender qué cambio. Que paso para que Ophie tenga tan repentino cambio de actitud hacia mi. Un día todo estaba bien y al otro… puf.. busca cualquier tipo de excusa para no verme, ella cree que no noto que son simples excusas y mentiras pero lo hago, y duelen. Quiero arreglar las cosas pero como arreglarlo si ni siquiera se que paso. Mi monólogo interno de agonía es interrumpido por Marco peleando en la distancia con Mara una de las encargadas de Mindigo. Ugh.. Como alguien tan desagradable puede tener tanto éxito? Gente como él no merecen que les vaya bien, porque su poder y dinero sale del trabajo y sacrificio de gente buena y trabajadora, la cual tiene que bancar su mierda todos los días.
Cuando apareció un tiempo atrás supe que mi vida iba a cambiar para peor. No hay nada que pueda hacer para escapar de esta situación, y tengo mucha confianza en que el único motivo por el cual Marco me obliga a trabajar aquí es para molestar a mi madre. Si hay algo a lo que mi madre odia más que a su esposo es a su propio hijo. El recuerdo viviente de su primer matrimonio fallido, aquel que la condenó a una vida sin amor, o eso fue lo que ella dijo en un mensaje de voz algún tiempo atrás. Marco cree que es su misión hacer miserable a su esposa, quien vive de sus millones sin hacer nada. Ya que un divorcio daría mucho chusmerío y rumores a sus compañeros empresarios Marco prefiere hacer la vida de su esposa miserable, hacerla enojar, y odiarlo aún más, si es que es posible. Por todos estos motivos y razones es que trabajar en Mindigo, o cualquier otra cosa que Marco espere y quiera de mí no es algo que quiera hacer.
“Te vas a quedar todo el día mirando a la nada, o vas a trabajar?”
“Estoy trabajando, Marco. Vas a tener todo listo dentro de media hora en tu escritorio.”
Una sonrisa maliciosa se pone en su rostro.
“Mejor así” Dice yendo a su oficina.
Media hora más tarde entró a su oficina a dejar los papeles en los que estuve trabajando en su escritorio. Marco está con su celular en el oído y una sonrisa en su cara. Cuando me ve entrar su sonrisa se expande, y algo en su expresión provoca que se me ponga la piel de gallina. Dejó los papeles y rápidamente intento retirarme, pero él llama mi nombre. Lo miro y me hace un gesto con la mano indicando que espere. Suspiro, pero me quedo esperandolo. Cinco minutos más tarde Marco finaliza su llamada con un gracias, la sonrisa escalofriante aún en su rostro.
Me mira y sus expresiones toman un aire profesional, como el cambio facial que una persona realiza al entrar a una reunión de trabajo o la de un abogado al comenzar un juicio.
“Tengo una información que creo deberías saber.”
Todo en mi dice que salga corriendo por esa puerta, que no puede ser nada bueno. Y como soy un hombre inteligente escucho a mis instintos.
“No me interesa.” Digo, tomando el picaporte.
“Debería, es sobre Ophelia.”
Esas palabras me congelan en mi lugar, un escalofríos recorre mi cuerpo y siento toda la sangre enfriarse en mis venas.
“Que le paso? Está bien?” Preguntó frenéticamente.
“Oh. Si. Ella está perfecto” Dice, e inmediatamente algo de color retorna a mi piel. “O por lo menos ella estaba perfecto cuando está mañana la vi con su pareja.”
Mientras pronuncia sus últimas palabras da vuelta su monitor y me muestra fotos de Ophelia con un hombre cerca. Están en una tienda de ropa, ella está en la puerta de un vestidor mostrándole cómo le queda su pollera y remera, y él está riendo mirándola directo a los ojos.
En mi vida nunca me consideré un hombre violento, pero si lo tuviera enfrente mio nadie podía frenarme de estrangularlo con mis propias manos. Sentir como el aire se agota de sus pulmones, y su cara se vuelve bordo. Eso es todo lo que quiero en este momento.
Marco siguió hablando pero nada de lo que dijo se registró en mi mente. El aire del lugar me estaba sofocando casi tanto como la estúpida sonrisa en la cara del desagradable hombre en frente mio. Finalmente, salgo de mi estupor y corro hacia mi auto.
Siempre supe que el amor era una mentira, tuve más que suficientes evidencias de que esa es la realidad. Sin embargo, fui lo suficientemente idiota como para dejar a esta chica entrar y darle la capacidad de destruime. Pero no voy a volver a cometer ese error, nunca más.