The Albino Raven

Capítulo 2- Expulsión

El vestido ceremonial blanco lucía sobre ella, su cabellera caía en cascada sobre su espalda. El velo blanco que dividía la estancia la mantiene alejada de los demás. Todo sucedía con la tranquilidad cuando la puerta se abre de pronto y uno de los sirvientes cae desangrado.

Todos se horrorizan, gritos provenientes de afuera hacen reaccionar al sumo sacerdote el cual corre a resguardar a la joven. Svetlana estaba más estupefacta ya que nunca antes había visto sangre en su vida y no comprendía la situación. Los gritos, el ruido, las explosiones , todo la había desorientado tanto que no se había percatado que se encontraba sola en medio del bosque.

Una sensación gélida le recorría el cuerpo. Sus ropas no eran tan gruesas como para soportar el frío del invierno. Pero, estaba afuera, Svetlana no sabía lo que sentía, solo comenzó a caminar. La nieve le congelaba los pies, el aire le golpeaba las mejillas, no era una sensación muy agradable.

Camino durante un largo tiempo, sin dirección, sin rumbo. Un bulto se hacía visible entre la nieve.

Se acercó y se dio cuenta que era una persona. Alguien grande que portaba una armadura, la cual estaba manchada de carmín. Este yacía desplomado en un charco rojo. Svetlana le quitó el casco, y vaya sorpresa se llevaría era una joven de blancos cabellos, tez pálida y largas pestañas.

Colocó sus dedos en su cuello para tratar de sentir el pulso, tal vez aun seguía con vida y podía ayudarle, era su deber de deidad ¿no?. Su pulso era muy débil, tenía una posibilidad de salvarla.

Miró a su alrededor, no podía ayudarla ahí, pero tampoco sabia que hacer o a donde ir. Tal vez si descubria de dónde salía esa sangre podría ponerle un tapon o algo así. Recordó un libro que había leído antes sobre hechizos de sanaciones, pero nunca había sanado antes a alguien. Debía intentarlo. Colocó sus manos sobre el pecho de la joven y comenzó a recitar.

- Revilitus- y otras cuantas palabras salían de su boca. Una luz verde brotaba de sus manos y cabello. Al parecer si funcionaba. Al parecer lo lograria, pero sin darse cuenta su cabello pareció cobrar vida propia y se enredó al cuerpo de la chica que estaba en el suelo.

Sin saber que sucedía dejó de recitar, pero su cabello seguía enredado parecía que absorbía la sangre que la envolvía y cuando no hubo más rastros de sangre su cabello regreso a la normalidad. Escucho un leve tocido que venía de la otra joven.

-¿Puedes escucharme?- tocó su cara- quiero ayudarte.

La chica albina abrió los ojos, y lo primero que vio fue unos ojos negros tristes que adornaban un rostro infantil.

Su cabeza le daba vueltas, no se sentía bien. Y se desplomó encima de la chica albina.

La joven albina se levanto y tomo en brazos a la pequeña. Camino en dirección a una cueva no muy lejana de ahí. La recostó en el suelo y preparó una fogata.

Svetlana comenzó a abrir los ojos. Estaba muy calientito, y estaba muy suave el lugar donde estaba recostada.

-Veo que ya despertaste- la albina le dijo. Svetlana solo se sobresaltó al notar que estaba desnuda durmiendo sobre el cuerpo desnudo de la chica de cabello blanco. Trato de cubrirse con las manos.

-¿Acaso no sabías que la mejor forma de calentar es con el propio cuerpo?- río, con el hecho de que Svetlana se sintiera avergonzada- Me llamo Adrik, no tienes de qué temer, conmigo estas segura.- Y la abrazó con más fuerza.

Despertó, nunca había dormido tanto en su vida. Giró hacia los lados. No estaba Adrik. Se tranquilizó al ver que ahí estaba su armadura. Se vistió y se sentó frente del fuego.

Adrik entró a la cueva cargando un ave en su espalda. La dejo a un lado.

-Espero te gusten las grullas, es difícil conseguir carne en el invierno- Se sentó a un lado de Svetlana.

Al no obtener respuesta ella agarra al ave y empieza a desplumarlo

-¿Qué estás haciendo con eso?- le pregunta Svetlana a Adrik mientras aventaba las plumas en un bolso.

Adrik voltea a ver a Svetlana - Esta ave sera nuestra cena, se que se ve grotesco pero tenemos que sobrevivir-

-¿El ave sacrificó su vida para poder salvarnos?- le pregunta Svetlana a Adirk

Adrik baja la ave y sonríe suavemente a Svetlana - Si esta ave dio su vida para ayudarnos-

Svetlana mira la ave en las manos de Adrik.

-Oraré por el ave y darle gracias-

Svetlana se sienta encima de la capa de Adrik y junta sus manos y empieza a recitar un oración.

Adrik se le queda mirando y baja la ave encima de la bolsa con las plumas y se sienta al lado de Svetlana. Adrik aunque no cree en oraciones empieza a rezar con Svetlana para calmarla un poco.

Después de ello comen un rico estofado de grulla y patatas.

-Svetlana-

-¿Qué cosa?-

-Ese es mi nombre, Svetlana- dijo sorbiendo el caldo de su estofado.

-¿Tu templo está muy lejos?- pregunto la albina.

-¿Cómo sabes que vengo de un templo?-

-Tus ropas- la señalo- eso es algo que un campesino no puede pagar, ¿eres sacerdotisa o algo asi?-

-Algo así-

-¿No hablas mucho verdad?.... ¿ cual es tu habilidad entonces?-

-¿Mi habilidad?- Cómo podría decirle que podía ver la muerte- ahhh... mmmm..-

-¿Qué clase de sacerdotisa no tiene una habilidad?-

Terminaron su comida en silencio.

Svetlana dejó su tazón de comida en el suelo y contempló las llamas, poco a poco las lágrimas caían sobre sus mejillas.

Adrik le froto la espalda, guardó silencio, solo se quedo ahí a un lado de ella, y la dejó llorar hasta que se canso.



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En el texto hay: yuri, magia, mundo fantastico

Editado: 01.07.2020

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