The Black Cards

Capítulo XXIV

Semanas seguidas fueron en donde el álbum se instauró en las listas de aplicaciones musicales, el titulo era «LAS MÁS ESCUCHADAS», donde increíblemente las cuatro canciones del «PROMESAS» tenían un lugar reservado. Radios importantes del país dedicadas al género Rock transmitían dos canciones del álbum todos los días en distintos bloques del día. Las ventas eran recurrentes en las tiendas de vinilos. Adultos, la mayoría con barbas bien moldeadas y hechas, recurrían a las tiendas ubicadas en el centro, todos buscaban el álbum.

Jefferson Airplane sonaba en la tienda LETROLA a mediados de las doce del día. De todos los barbudos clientes había excepciones, dos chicas que por la ropa que traían puesta se les daba a aparentar quince años, y por el acento resultaban ser extranjeras, tanto de Uruguay como de Argentina, ambos resultaban ser la misma cosa. Tímidamente se acercaron a las secciones, se separaban por estantes hechos con madera bastante bella. Luego de verse sometidas a un bosque de barbas malolientes, lograron llegar. Frente a los estantes no pudieron ocultar la emoción de tener tantos vinilos frente a ellas, últimamente estaban de moda y las empresas aprovechaban todo lo que podían. Discos de bandas tan simbólicas estaban allí, quietos y esperando a ser descubiertos. El éxtasis era supremo en sus joviales mentes, se deleitaban al tomar cada portada con sus delgados dedos cubiertos por anillos de falso metal. La música que envolvía las sensaciones hacía traspasar una nueva aventura para ellas dos, la música hacia lo en ellas algo intangible que sólo descifraban como «lo verdadero místico y divino». La canción The Other Side of This Life llegó a su fin dando inicio a una canción que muchos dirían que fue con intención del dueño de que sonara. Sonaba la penúltima canción homónima del álbum de Mateo y compañía, partía con una cautivadora y penumbrosa introducción de batería y bajo. El chico que se encargaba de atender el local ayudaba con sonrisa en rostro a uno de los tantos barbudos que se enfilaban para pagar. Silbaba a gusto sin importar que en ciertas partes desafinara. Lejos de él, ambas chicas quedaron sorprendidas por el ritmo y melancolía que producía, optaron por buscar el disco afín de adentrarse más en este, en tan solo la mitad de la canción quedaron perspicaces por el poder que generaba. Una de ellas miró a uno de los clientes específicamente al más cercano suyo, se le acercó tímida y le dirigió un frio saludo. Instaurada ya una buena charla entre ambos, preguntó si sabía la sección donde podría encontrar el álbum que sonaba en aquel momento.

—El Promesas está en la sección «NUEVO» —dijo además de usar su dedo índice para apuntar la sección para hacerle más fácil la búsqueda. La chica ya se despidió del muchacho y se alejó.

Con el álbum en sus manos fue persuadida por su simple pero atrapante portada. El diseño era bastante convincente para ella. Ambas sabían que su tiempo era corto debido a que además de estar como turistas debían volver al hotel. Hicieron la fila, no se alargaba a más de cinco clientes. Saliendo del local, ambas con tres vinilos cada una se dirigió de regreso al hotel, en dos horas más se trasladarían a un tour por el Palacio de La Moneda.

Mateo quien se hallaba en casa disfrutaba nuevamente de las tantas tazas de café, estaba junto a Camila esa tarde. Maite había llamado días atrás a Mateo que luego se lo hizo saber a los demás. AZ al tener las estadísticas de venta comprendió que la fama del grupo se elevaba en exceso durante sólo el primer mes de venta. Los dirigentes lograron un acuerdo con el grupo para presentarse como banda nata que son en uno de los teatros del centro de Santiago. AZ lo había organizado hace unas semanas atrás ya que, según los expertos de la compañía, la fama de la banda se elevaría más causando lo que ellos llaman el ¡BOOM! La dedición había sido aprobada por todos, Gabriel también fue invitado, su aprobación tampoco se hizo esperar, parecía estar cada vez más cerca de ser el Quinto Black Card.

Mateo le preguntó a Camila qué le parecía la idea, su respuesta fue obviamente un convincente sí. La tomó de su cintura y la elevó hacia el techo, giró con ella, había una mágica nube que humedecía en ellos. La llevó al sillón y la dejó caer. Reía por la clase de romanticismo que practicaba el chico, no por lo brusco que fue, sino por cómo se comportaba a la hora de ser tierno y romántico, pero la quería y lo sabía muy bien. Se dejó caer junto a ella, Mateo rozaba con su barba ya procesada el cuello de Camila y explotaba en sonrisas. Veía como sus dientes se mostraban cada vez más, sus ojos se mantenían cerrados con bastante fuerza dejándose ver algunas arrugas por los bordes. De un momento a otro hubo silencio. La miraba, con una sonrisa picarona y sus ojos brillaban.



#12951 en Joven Adulto

En el texto hay: amigos, banda de musica, musica rock

Editado: 02.05.2018

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