The Diary of Anna [terminada]

Capítulo 20 - Reencuentro

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- Anna... Anna... Anna... - Me llama una voz.
Abro los ojos lentamente y miro alrededor. ¿Dónde estoy? 
Todo es blanco, el suelo, las paredes... ¿Qué es este lugar? - Anna. - Una chica me ofrece su mano, la tomo y me ayuda a levantarme.
Lleva zapatos de tacón; también blancos, un vestido hasta los tobillos del mismo color y su cabello suelto, por encima de los hombros. Tiene la mirada perdida, un poco triste. Ella es idéntica a Victoria, los tres años que han pasado no le han afectado en nada. 
- ¿Victoria? - Pregunto sólo para estar segura.
Por un momento me mira directamente a los ojos, pero desvía su mirada. 
- Debes irte. - Me dice. - No deberías estar aquí, será mejor que te vayas.
- ¿Qué te sucedió? ¿Por qué desapareciste? Desde ese día no he logrado dormir tranquila, siento como si todo hubiese sido mi culpa.
- No lo fué, tu no tienes culpa alguna. Debes olvidarte, olvidarte de todo. De mi, de Steban y sobre todo, de esta casa. Vete.
Su cuerpo comienza a desvanecerse.
- ¡Victoria! - Me lanzo a ella y trato de abrazarla, pero no siento nada. VA desapareciendo poco a poco. - ¡Victoria,Victoria! ¡vuelve! No te vayas... 
Se ha ido, me ha dejado sola, de nuevo.
De repente todo se vuelve negro, remolinos de recuerdos viajan a través de mi mente. En el cielo comienzan a aparecer imágenes muy extrañas, escenas en las que aparece Victoria, una pistola, la casa de aquella isla, la policía. ¿Es un tipo de mensaje?

- ¡Anna! ¡Ayúdame Anna! - Grita una voz. - ¡Estoy aquí! ¡Libérame! ¡Por favor!

A lo lejos puede verse una persona. Está de espaldas, no puedo verle el rostro.

- Victoria! Victoria! - Comienzo a correr hacia aquella silueta humana, pero se aleja cada vez mas. - Victoria! Espera!

El suelo, que antes se movía impidiendo que me acercara a esa persona, se ha detenido y yo he parado de correr. 
Aquella persona se voltea y me mira fijamente, aunque no puedo reconocerle. <<No es Victoria>> 
Lleva una capucha y un abrigo de invierno con pantalones ajustados. Estoy casi segura de que es un chico.
Comienza a caminar hacia mi y yo retrocedo unos cuantos pasos. Al ver mi reacción, se detiene y saca de su bolsillo trasero un arma y me apunta con ella. Estoy muy inquieta.
- ¿Quién eres? - Le pregunto.
Se empieza a quitar lentamente la capucha con la otra mano, poco a poco va dejando al descubierto su rostro...

- ¡Anna! ¡Despierta!
Abro los ojos rápidamente y levanto mi torso del suelo. Mi pulso esta acelerado y mi cara está empapada en sudor. 
- Anna, ¿te encuentras bien? Estas muy pálida. - Mi hermana está tirada en el suelo junto a mi, está tomándome la mano, se le ve preocupada.
- ¿Qué pasa?
- Te desmayaste. ¿Estás bien?
- Eso creo.
<<Me duele mucho la cabeza, ajjj>> 
¿Qué fué ese sueño? ¿Una advertencia? ¿Quién era ese chico?
Miro a la encimera, aquel frasco sigue ahí, no lo soñé, fué real. Todo por lo que he pasado ha sido real. Excepto por lo de hace un momento, cuando vi a Victoria... ¿Qué trataba de decirme? ¿Quiere que me vaya?
¿Y qué significan esas imágenes que me mostraron...?
Debo hacer algo al respecto, debo continuar. 
- Vayamos a la isla. - Digo sin pensármelo dos veces.
- ¿Qué dices? ¿Quieres ir allá?
- Si
- ¿Estas segura? - Me pregunta frunciendo el ceño y yo asiento. 
Sara deja escapar un suspiro y me ayuda a levantarme del suelo y voy directamente hasta la encimera. 
- ¿Qué haces? - Me mira con cara de asombro al ver que tomo el frasco con aquel dedo dentro.
Sin darle respuesta, abro el recipiente y sin ningún escrúpulo tomo el dedo en mis manos y le quito el anillo. 
Sara se lleva una mano a la boca, esta sorprendida de que haya hecho eso y a la vez, asqueada.  
Me pongo el anillo en el dedo y me coloco a la espalda la mochila que estaba tirada en el suelo.
- Estoy lista, vayamos. - Le digo.
- Vayamos. - Repite.

Después de revisar lo que llevábamos en las mochilas y comprobar que nada nos faltaba, bajamos al subterráneo, pasamos la iglesia y llegamos al minicementerio.
- ¿Cómo bajaremos?
- Ya te lo había dicho, resbalaremos hasta llegar allí abajo.
- ¿Pretendes lanzarte por el precipicio? ¿Estás loca? - Me pregunta poniendo los ojos como platos.
Me encojo de hombros y ella parpadea unas cuantas veces. 
- Espera aquí. - Le digo y a los pocos minutos regreso con la puerta de la iglesia arrastrandola por todo el suelo.
Ella comienza a reírse a carcajadas, realmente le ha hecho gracia. 
- ¡Dios! Anna, estas loca. - Me dice aún entre risitas y yo le devuelvo una sonrisa. 
Echo al suelo la puerta de madera y me siento sobre ella.
- Ah, porque... ¿es en serio? - Me dice observando lo que hago.
- Si, será más fácil así y además... la madera flota. 
- Si queremos llegar allá necesitaremos remos.
- Pues... toma esa tabla de allá. - Le digo apuntando a varias tablas que hay en el suelo.
- Vale. - Me responde tomando dos de ellas y sentándose detrás de mi. 
- ¿Lista? - Le pregunto y ella asiente.
Saqué el pie afuera y empujé hasta que nuestra "tabla esquí" se movió y comenzamos a caer por el precipicio desplazándonos por el fango. Creí que moriría, la adrenalina estaba al máximo, no veía el momento de llegar a tierra firme. Al principio parecía una buena idea, pero esto no lo vuelvo a hacer en mi vida si es que salimos vivas de esto.
Llegamos al final del acantilado y por suerte, no caímos al agua como pensé que pasaría, la puerta no se hundió con el impacto, al contrario, aguantaba el peso de Sara y el mío sobre el agua. 
Mi hermana perdió una de las tablas en el recorrido pero aún queda una, así que lo más probable es que ella se quede con la tabla y a mi me toque remar con la mano.
- Que gracioso. - Digo sarcásticamente al confirmar mi pensamiento.




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