❥. CAPÍTULO IX

UN NUEVO CHICO EN LA CARRERA DE ECONOMÍA

Jeongin tenía cuatro días de haber regresado de Gangneung, cuando decidió hablar con sus padres.

—Papá, mamá, quiero hablar con ustedes.

—¿Qué sucede cariño— dijo con voz preocupada la señora Yang —¿Existe algún problema?

—Todo lo contrario, creo que ya lo resolví.

—Habla mi niño, que nos tienes con el alma en un hilo— exigió el señor Yang.

—He decidido… estudiar economía, aprenderé a manejar los negocios de la familia y así cuidaré de nuestro patrimonio.

—¿Qué dices? — dijo la señora Yang, viendo a su hijo como si hubiera dicho un disparate, en medio de un asunto muy serio — Sabes bien que no puedes sobre esforzarte, tu corazón puede sufrir algún daño, además eso le corresponde al que llegue ser tu marido, tú solo te debes de encargar de educar a tus hijos, así es como cuidarás de nuestro patrimonio.

—No necesitamos a ningún extraño para que cuide lo que a papá le costó años forjar, además lo de mi trasplante fue cuanto tenía 10 años, ya soy bastante grandecito y me siento con la capacidad de aprender y entender todos esos menesteres que manejan los hombres de negocios.

—Tú lo has dicho, "hombres", no un muchacho alocado que no entiende cuál es su lugar.

—Jeongin, hijo…— trato de hablar el Señor Yang, pero su esposa y su hijo no lo dejaban decir palabra.

—¡Mamá, por lo menos deja que lo intente!

—¡No dejaré que arriesgues tu vida, muchachito!

—¿Por qué crees que no puedo hacer algo bien? ¡No soy un niño!

—¡Te has ganado el afecto de Lee Minho, comprométete con él!

—¡No te respondo lo que estoy pensando por respeto, mamá!

—¡Basta ustedes dos! —gritó el señor Yang y los dos se sobresaltaron y lo miraron atentas.

—No vas a dejar este tema ¿Verdad? —miro resignado a su hijo.

—No.

—¿Aunque te estrelles?

—Al menos lo intentaré.

Tras un breve silencio, que pareció siglos, respondió.

— Esta bien, inténtalo si quieres.

—¿Qué? ¿Te has vuelto loco tú también? —replicó la señora Yang

—¡Gracias papá! ¡Gracias, gracias, gracias! —lo abrazaba y lo besaba.

—Jeongin— lo apartó para mirarla a los ojos — Sólo ten en cuenta, que yo no voy a interceder por ti en la escuela de economía, tú tendrás que ir a solicitar que te acepten; y si lo hacen, sólo te pagare un mes de tus estudios, si lo consigues, te pagaré el siguiente.

—Acepto tus condiciones ¡No les voy a fallar! ¡Se los prometo! —y saltando de alegría se dirigió a su habitación, tenía que prepararse para lo que vendría.

Los padres de Jeongin quedaron solos.

—¿Qué has hecho? —habló la Señora Yang casi en un murmullo — Lo van a destrozar, no piensas en su salud.

—Nosotros estaremos aquí para consolarlo y protegerlo, pero es hora de que Jeongin pruebe lo que es el mundo real, no lo vamos a mantener toda su vida en una cajita de crital.

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Hyunjin y Jisung tomaban un helado, sentados en la banca de un pequeño establecimiento.

—Hyunjin ¿Te puedo hacer una pregunta algo personal?

—Pregunta.

—¿Qué significa para ti Yang Jeongin?

Hyunjin casi se atraganta con la pregunta.

 —¿Cómo sabes de Jeongin?

—Por Minho, sé que fue tu prometido, pero… quisiera saber que representa para ti ahora.

—Bueno, pues… exactamente eso, él es mi ex prometido— respondió sintiéndose incomodo con aquella pregunta.

—¿Todavía sientes algo por él? Perdona si soy muy directo, pero quiero saber en qué suelo estoy parado.

—Jeongin siempre será una parte importante de mi vida, imagínate, nos hicimos novios, desde que él tenía quince años, estudiamos juntos en el Seoul International School…

Y sin pretenderlo, empezó a hablar de Jeongin, evocando sus añoranzas.

—Cuando me castigaron, por culpa de un maldito australiano, se atrevió a llevarme una frazada y una canasta con comida hasta el salón de castigo, y…— De pronto se dio cuenta que se encontraba hablando de Jeongin con verdadera devoción, mientras Jisung lo miraba dulcemente.

—Creo que ya contestaste a mi pregunta, sigues enamorado de Jeongin.

—No, nada de eso, lo que pasa es que la costumbre suele ser muy fuerte, de hecho yo fui quien termino con él.

—Tal vez estas arrepentido de ello y no lo quieras reconocer.

—Por supuesto que no.

—Pues, si no defines tus sentimientos, tal vez sea muy tarde para los dos.

—¿Tarde para los dos?

—Sabes que Minho lo está pretendiendo ¿Verdad?

—Algo he escuchado.

—Pues si Jeongin lo acepta, habré perdido al hombre que amo y tú…—

—Jeongin tiene derecho a rehacer su vida con quien quiera, yo… fui muy cruel con él, nunca fui el novio que se merecía.

—Y quisiste enmendarte conmigo.

—Mi amistad por ti es sincera, no te estoy usando de pretexto para olvidar a Jeongin.

—Entonces que sí lo quieres olvidar.

—¡No! No malinterpretes mis palabras.

—Mejor ya no digas nada y llévame a mi casa!

—Jisung, por favor…

—Hyunjin, por favor.

—Está bien… y perdón— Hyunjin pago la cuenta y se retiraron en silencio.

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Tres días después, Jeongin llegó con Momo, a la escuela de economía, su madre iba a permitir que él saliera sin compañía, eso no le importo mucho al menor, al fin tenía lo más importante para él.

Tenían media hora de haber llegado y todavía estaban paradas frente al edificio, tratando de reunir valor, el gran edificio de la Universidad era hermoso y para ella ahora representaba un monstruoso desafío.

—Félix ¿Por qué no estás aquí conmigo? —pensaba angustiado —¡No! Ya no tengo que depender de Félix cada vez que tengo un problema, lo tengo que resolver solo— aspiró profundamente, le pidió a Momo que lo esperara en una banca cercana, cruzo la calle y entro a la escuela.