Capítulo XVI

Nota 16. 17 de septiembre, viernes. (Continuación)

Laura se coloca detrás de mí mientras abro lentamente la puerta de mi habitación, utilizando la llave maestra.
Asomo la cabeza y miro hacia los lados. No hay nadie.- Vamos. - Le susurro a mi amiga.
Salimos con cautela hacia el pasillo. Debemos mantenernos en silencio para no ser atrapadas. 
Comenzamos a caminar en puntillas hasta el final del pasillo y giramos a la derecha donde hay otro pasillo. Donde este termina hay una puerta cerrada con un candado.- Es ahí. - Le explico a Laura. - Quédate aquí, yo iré.
- Pero quiero ir contigo. - Reclama.
- Necesito que te quedes y vigiles por si alguien viene.
- Vale, está bien. 
Enciendo la linterna que traía en la mano y comienzo a caminar hacia la puerta.Ya ahí consigo abrirla.
Parece que no son tan listos, ha sido demasiado fácil. Delante de mi comienza una escalera de madera, todo está completamente oscuro y no puedo ver nada hasta que apunto la luz de mi linterna al camino. Bajo el primer escalón y la madera cruje, puede que esté un poco podrida por los años.
Comienzo a bajar poco a poco hasta que llego al final. Tengo miedo de lo que pueda encontrar aquí. Incluso puedo escuchar mi corazón acelerado. En cualquier momento saldrá de mi pecho.

He apagado la linterna a media escalera. Quiero saber qué ocultan pero al mismo tiempo no, además si alguien está ahí abajo, la luz llamaría su atención.
<<Se valiente Sophia>> - Pienso para mis adentros. - 1...2...¡3! - Enciendo la linterna y poco a poco abro los ojos. - ¡¿Pero qué caraj...?! - Exclamo al ver lo que tengo al frente. - ¿Qué mierda es todo esto?
Es una habitación, con el piso y paredes de tierra. Estas, cubiertas por manchas oscuras, al parecer, de sangre. Pero esto no es lo que más me asombra.
Hay muñecas, muchas muñecas por todos lados. Algunas cuelgan de las paredes, sujetas por grilletes y otras están encadenadas al suelo. Es la escena más espantosa que he visto nunca, como salida de un cuento de terror. 
Al final del pasillo de las muñecas, algunas desfiguradas, hay una puerta. Comienzo a caminar hacia ella y un escalofríos me recorre la médula espinal. Puede que sólo sea mi impresión, pero las muñecas me siguen con la mirada. Cuando llego al pomo lo hago girar y la puerta se abre — Oh, está abierta.— Digo en un tono de sorpresa. La iluminación de la habitación molesta a mis ojos, pero pronto estos se adaptan a ella y puedo contemplar mi alrededor. Es una enfermería, ¿o un laboratorio? No estoy muy segura de ello. 
Las paredes son de color blanco al igual que el suelo. Las mesas colocadas en el lateral derecho de la habitación con tubos de ensayo, aparatos extraños y pequeñas bolsitas con polvos blancos encima de ellas. 
En el centro de todo hay una cama de hierro con correas de cuero amarradas en los tubos que la componen y varios equipos de hospital alrededor de ella. La luz de una lámpara que cuelga del techo ilumina al centro de la cama donde hay una sábana con una pequeña elevación. <<Es exactamente como en aquel sueño. Sólo que esta vez es rea.l>>
Aparto poco a poco la sábana y revelo una pequeña muñeca. La tomo en mis manos y la miro con el ceño fruncido. Viste con un camisión azul verdoso de hospital, tiene una coleta atada en su pelo de muñeca y una sonrisa triste formada en sus labios. Sus ojos sin vida me miran atentamente. Me es algo familiar.
La luz de la habitación parpadea y vuelvo a dejar la muñeca en su lugar con la sábana encima de ella. 
Me paseo por el lugar y me detengo en unos estantes que hay en una esquina. — ¿Uh? ¿Qué es esto?— Me pregunto levantando una carpeta con la palabra "Expediente" escrita en el centro. La abro y encuentro un papel con los datos de un paciente.

*Nombre: C-11
*Tipo de sangre: O negativa.
*Estatura: 1.58 m.
*Peso: 45 Kg.
*Estado: El paciente se encuentra en un estado de coma temporal.
*Causa: Exceso de medicamentos: Morfina.
*Desconectar.

— Esto es horrible... Pero puede que me sirva más adelante. — Digo y coloco la carpeta bajo mi brazo.
Sigo inspeccionando el lugar y llego a las mesas con frascos de cristales y tubos de ensayo. También hay varias jeringas/jeringuillas dentro de un paquete de nylon y frascos sellados con un letrero de "tóxico". 
Mejor no escudriñar aquí.<<No hay nada que ver>>
Con la carpeta en la mano y la linterna en la otra, salgo de la habitación y dejo la puerta entreabierta. Pensé que encontraría algo aquí, pero al parecer me he equivocado. Abro la carpeta y le doy otro vistazo, mientras voy subiendo las escaleras. Me detengo en seco.<<¿Qué ha sido eso?>> — Un ruido llama mi atención y volteo lentamente la cabeza hacia la derecha y miro alrededor. Enciendo mi linterna y apunto al lugar de dónde he venido. 
— ¡Ahhhhhhh!— Lanzo un grito que intento callar llevándome una mano a la boca. Caigo sentada en un escalón. Lágrimas de terror llenan mis ojos. No puedo creer lo que estoy viendo. 
— ¡¿Qué pasa?!— Abre Laura la puerta del sótano alarmada. — ¡Ey!— Intenta llamar mi atención,pero en vano. 
Laura baja unos cuantos escalones  hasta llegar a mí y sigue mi vista. — ¿Qué estás mirand...? ¡Oh Dios!— Aparta la vista y la escucho dando arcadas.
Las muñecas han desaparecido. A cambio de estas: Cuerpos de niñas estupefactos colgando de las paredes y encadenados al suelo. También hay varios órganos tirados en las esquinas y sangre por todas partes.
Me levanto lentamente con la ayuda del pasamanos de la escalera y bajo los escalones que antes había subido. 
— ¿Qué estás haciendo?— Pregunta Laura desde su posición. 
Haciendo caso omiso a su pregunta, camino hacia la puerta de la supuesta enfermería, intentando no mirar a los lados; cuando llego a ella, la empujo hacia delante para abrirla y entro. Me coloco frente a la camilla y tiro de la sábana.
— Sophia, ¿Qué estás hacien...? — Pregunta Laura, entrando a la enfermería, pero se detiene en seco y se mantiene en silencio. — ¿Esa es...?
— Susan Wayne.