Era un nuevo y cálido día en Kori, especialmente en una lujosa residencia posicionada en la parte sur, en donde, el sonido de un reloj alarma retumbaba en una de las habitaciones.
— Uhg... ¿Ya es hora? — Habló amargada Ming al despertarse totalmente desarreglada y con flojera de empezar el día.
La alarma retumbó una vez más, Ming soltó otra queja.
— Ya, bueno. Tú ganas. — Ming le dió un leve golpe a la alarma levantándose de la cama de un salto.
La joven de cabello menta pasó una de sus manos por su boca limpiando un poco de baba soltaba a la hora de dormir, seguido de eso, su mirada se dirigió hacía el espejo con una suave sonrisa. — Hora de empezar un nuevo día. —
Tras una larga ducha de agua fría, una cepillada de dientes y varias formas más de asearse, Ming ya estaba lista para su día.
Se le podía ver caminando por los fríos pasillos de su casa acomodando su cabello con una coleta antes de dirigirse a la cocina.
— Buenos días. — Dijo con alegría la de ojos morados antes de sentarse en una silla enfrente de la mesa. Sin embargo, nadie contestó.
Todos los miembros de la familia Gnow se encontraban presentes en la cocina: Su padre era el que estaba al lado de ella con una pantalla holográfica revisando las noticias del día, su madre servía la comida a un lado de la mesa en total silencio y el hermano menor de Ming movía una pequeña bola de nieve en la mesa.
— Creo que no me escucharon. Dije buenos días. — Recalcó Ming con un tono levemente desanimado.
Su hermano le dirigió la mirada por unos segundos dejando de jugar con su bola de nieve. — ¿Empezarás tu escuela hoy? —
— Sí. No sé si se enteraron, pero aprobé el exámen. ¡Voy a ser una héroe como los grandiosos de la capital! — El tono de Ming regresó a ser uno emocionado al contar lo que quería.
Un silencio rondó nuevamente toda la cocina al mantenerse en sus actividades ignorando totalmente a Ming.
— Bueno...también conseguí dos amigos o eso creo. Son muy talentosos, apenas pude hablar con ellos pero se ve que son buenas personas. — Ming intentó forzar la conversación soltando una sonrisa acompañada de preocupación. — Y...¿Saben? El examen fue una locura. No me van a creer cuando les diga cual fue el resultado final. —
Tres platos fueron entregados en silencio por la madre de Ming.
— Que suerte. — Dijo el hermano menor de Ming antes de comenzar a comer.
Su padre apagó la pantalla para desayunar en total silencio.
— Si...estos días han sido grandiosos. — La sonrisa de Ming cada vez se veía más forzada, mientras que, con una mano temblorosa decidió sostener su cuchara. — ¿Y a ustedes cómo les ha ido? Mamá, ¿Y las acciones que tenías que revisar? Papá, ¿Lograste conseguir nuevos inversores? ¡Ah¡ y Crioshy ¿Conseguiste la figura de acciones que querías? —
— Silencio. — Ordenó el padre con un rostro frío.
Crioshy miró a su hermana asintiendo con la cabeza.
La sonrisa de Ming se desvaneció apenas escuchó la orden de su progenitor; la expresión que pintaba su rostro reflejaba tristeza, acabando por comer con la cabeza baja.
Su madre se acercó a la mesa con un plato de comida adicional para desayunar.
Pasaron los minutos donde un frío e incómodo silencio se apoderó de la cocina por completo escuchando solamente las cucharas chocar contra los platos, no fue hasta que el padre de Ming se levantó que el silencio cesó.
— Hasta luego. — Fueron sus únicas palabras; frías cuál hielo, sosteniendo su maletín para retirarse.
Ming aun permaneciendo con la cabeza baja apretó fuertemente sus dos puños por la impotencia respirando profundamente antes de levantarse. — ¡Espera! — Alzó la voz, sosteniendo el brazo de su padre antes de irse.
Crioshy y su madre quedaron observando la escena con una expresión fría en el rostro.
El padre de Ming se volteó ante el agarre, mirando a su hija en total silencio.
— Papá, ¿No tienes algo que decirme? — Preguntó Ming con vergüenza.
— No. — Respondió fríamente volteando su mirada para retirarse.
La vergüenza interna que tenía Ming se transformó en total tristeza e impotencia sosteniendo con más fuerza el brazo de su padre. — ¿Por qué? ¿Por qué no estás feliz con mi decisión? Nunca te pedí ayuda, solo quería tu permiso. ¿Por qué ni siquiera me diste eso? —
El maletín de su padre cayó al suelo por su voluntad dirigiendo su mirada directamente hacia su hija. — Este tema ya lo hablamos. —
— ¿Y qué tal si lo hablamos de nuevo? No estoy de acuerdo contigo. — Dijo Ming apretando su puño libre con fuerza. — ¿Por qué ni siquiera estás feliz de que ingresé? ¿Sabes cuántas personas ingresaron? Solo dieciséis. —
— Debiste haber recibido la capacitación de mi empresa. Hubiera sido lo mejor y menos riesgoso para ti. — Respondió el mayor soltándose del agarre de su hija para cruzarse de brazos. — Esta familia no está hecha para héroes. —
— ¿Y el abuelo qué? — Ming bajó la mirada con muchos nervios al mencionarlo. — ¡Snowing era el mejor héroe de esta ciudad! ¿¡Por qué niegas a nuestro más grande orgullo!? —
Solo bastó ese nombre para que la expresión fría de su padre se convirtiera en un rostro de suave sorpresa. La esposa decidió levantarse y ordenarle a su menor hijo que se mantuviera sentado.
— Él está muerto. — El tono de voz de su padre cambió ligeramente. — ¿Quieres ese destino? Sigue en una carrera que no te traerá nada bueno, Minwy. —
— ¡Soy Ming! Así me llamaba él. ¿¡Y cómo puedes decir tal cosa!? ¿¡Acaso no tienes sentimientos por tu propio pad- — Las tristes palabras de la chica fueron interrumpidas por una fuerte bofetada a manos de su progenitor.
Lágrimas brotaron de los cristalinos ojos de Ming, la cual, al tener la cabeza ligeramente volteada por el golpe no se observaba bien.
Cuando la bofetada se escuchó, Crioshy corrió hacia su hermana y su madre sostuvo fuertemente el brazo de su esposo.
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Editado: 08.09.2023