Desperté, y fui a la recámara de mamá. Abrí la puerta, estaba dormida aún. Seguro habían sido días complicados para ella.
Me preparé algo para comer, y fui a la parada del bus.
Me topé con Ximena.
- Hola, pensé que ya no te vería de nuevo, dije.
- Lo sé, pero he estado algo ocupada.
- Si, han sido días complicados para todos al parecer no. Contesté con una risa al final.
- Si. Rió.
Al reír, nos miramos y fue un momento de esos que pasan lentamente, como si fuera eterno.
Nos pusimos algo nerviosos después de eso, pero seguimos hablando.
- Y tu madre? Preguntó Ximena.
- En casa, han sido días complicados.
- Entonces ella ya está a salvo?
- No, hay un hombre que la está buscando, y quiere hacerle daño.
- Wow, de verdad que han sido días complicados para tí.
Mientras subíamos al autobús mire a un hombre. Tuvimos contacto visual por unos segundos. Por un momento dudé de aquel hombre, pero recordé que era un vendedor que estaba por estas colonias siempre.
Estaba tan nervioso por lo que pasaba, que creía que todos los hombres que miraba eran sospechosos.
Llegué tarde a la primera clase, con las Srta. Eleanor. Traté de que me dejara entrar pero fue inútil, era una maestra que odiaría por el resto de mi vida. Sentía que me complicaba la vida aún más.
En receso, llamé a mamá para saber si estaba bien.
Cuando contestó y me dijo que todo estaba bien, fue un gran alivio para mí.
Llegó la hora del entrenamiento... pero no quería ir, solo quería ir a casa a cuidar a mamá.
Me estaba yendo, justo cuando me topé con el entrenador
- Hey Alex, a dónde vas. Me preguntó, a sabiendas de que no pensaba en entrenar.
- Eeee, no, solo vine acá para buscar algo, pero ahora voy al vestuario.
Le mentí porque si sabía que no iría a entrenar, me sacaría seguro del equipo. Si ya de por sí mi desempeño estaba siendo horrible, esto sería la perfecta oportunidad para sacarme y no tener ningúna oportunidad en entrar el equipo.
Fui al vestuario.
Bien chicos, siéntense porque tengo algo importante que decirles. Hoy tendremos un partido amistoso, así que quiero que estén concentrados y que ganemos este partido.
Comenzó a dar la alineación, pero si quiera me había tomado en cuenta.
Salimos al campo y m fui a sentarme a la banca.
El partido estaba siendo muy disputado.
En una jugada, Max perdió el balón y en en contraataque les marcaron gol.
El entrenador estaba muy enfadado con Max.
Al terminar el primer tiempo, el entrenador estaba regañando a todo el equipo, y les dió indicaciones para el segundo tiempo.
Estaba seguro de que no me metería al campo, pero en un momento el entrenador me llamó.
- Alex,- dijo el entrenador- te meteré de delantero centro, quiero que trates de tomar el balón y abras el campo, trata de no perder balones, y ya sabes que tienes que divertirte en el campo.
Cuando me dijo eso, me sentí como su fuera importante en el equipo, estaba emocionado y ansioso por entrar al campo.
El árbitro paró el partido y el entrenador llamó a Max para que saliera del campo.
Le extendí la mano, pero estaba tan enojado que siquiera volteó a verme.
Entré al campo. Estaba muy nervioso, sentía como si fuera más última oportunidad para demostrar que podía estar dentro del equipo.
Pero de un momento a otro, los nervios desaparecieron y me metí en el partido.
En una jugada, un rival de durmió y le saqué el balón. Corrí lo más rápido que pude y abrí la pelota.
Hice como si fuera a meterme al centro pero espere atrás para quedarme desmarcado, entonces levanté la mano pidiendo el balón, me llegó y tire lo más fuerte que pude, el arquero se estiró lo las que pudo pero no alcanzó el balón y tocó las redes.
No festeje pero todos me abrazaban y me felicitaban. Me sentí liberado.
El partido terminó, ganamos 1-0.
El entrenador Frank me felicitó. Estaba feliz pero no era más que el inicio, sabía que esto no bastaba con eso para estar dentro.
En los vestuarios, me topé con Max.
Quise hablar con él, pero estaba furioso.
Todo esto me hizo olvidar lo de mamá. Fui a casa lo más rápido que pude.
Cuando llegué, ella estaba cocinando. Me sentí tranquilo de que estuviera bien.
Pero sabía que aún tenía que salir a buscar a ese hombre.
Comí y pensaba en que le diría a mamá.
Alguien tocó la puerta. Abrí y me sorprendí al ver que era Ximena.
– Hola, pasa que te olvidaste esto en el autobús.
– Qué? Aaaa mi libro de ciencias.
– Sip...
– Espera, aún no te vayas. Necesito que me ayudes con algo.
– Con qué?
– Mira, necesito de tu ayuda para salir sin que mamá se preocupe.
– Qué?
– Sii, es que necesito salir y tú eres el pretexto perfecto.
– Pero... no te estoy entendiendo nada.
– No te preocupes, solo pasa...
– Mira mamá, ella es Ximena y saldré con ella.
Ximena me miró como si fuera a matarme, estaba algo nerviosa.
– Bien... pero no la conocía, por qué no me habías contado nada?
– Es solo que acabamos de conocernos.
Me aseguré de que mamá se creyera todo y salí.
– Bien... ahora sí me puedes contar que pasa?
– Pasa que tengo que buscar al hombre que está tratando de hacerle daño a mi madre.
– Pero estás loco? Ese hombre debe ser peligroso
– Lo sé, pero no puedo quedarme tranquilo en casa sabiendo que hay un hombre vigilandonos.
– Y que vas a hacer? Enfrentarlo? Si quieres hacer esto al menos debes tener un plan. No puedes llegar como si nada y decir algo a ese hombre.
– No, y claro que se que hacer... tu, solo no te preocupes por mí.
Tomé mi celular, un taxi, y le dije que fuera al casino más cercano que tenía en mi mapa.
Al llegar, me dí cuenta de que seguro no lo encontraría ahí. Y me dí cuenta de lo tonto que era lo que estaba haciendo.