Hoy, por fin era 1 de Septiembre, día en el que los magos y brujas de Londres entre los 11 y 17 años, entraban al colegio de magia y hechicería de Hogwarts. En la mansión Potter todos estaban corriendo de aquí para allá; agarrando maletas para meterlas en el auto, cuadernos y libros que a última hora se les olvidaban meter.
Lily se encontraba en su habitación, delante del espejo, mirando la ropa que llevaba puesta: una blusa negra con el logo de la Wonder Woman, jeans negros, botas negras con un poco de tacón, y una chaqueta marrón. Le gustaba su estilo.
Sonrió, y caminó hacia su tocador para abrir la cajita donde guardaba sus pulseras, collares y anillos. Agarró el collar de plata con un lobo gris de ojos verdes, el obsequio de Teddy. Acto seguido, se lo colocó en el cuello y se miró al espejo.
Ese regalo le encantaba, era su favorito desde que se lo dio su mejor amigo.
<Él tiene novia.> Ese pensamiento vino a su mente tan rápido cual Flash.
<Es cierto. La tiene.>
< ¿Entonces te gusta? >
<Creo que sí.>
- ¡Lily! Ya baja a comer.
- ¡Voy mamá! - y con una sonrisa triste, la pequeña salió de su habitación.
Cuando llegó abajo, vio que Lyra ya estaba tomando el desayuno. Ella vestía con unos jeans negros, una blusa blanca, chaqueta azul, y botas cortas con un bajo tacón. Su cabello negro estaba peinado en una linda trenza de lado.
- Buenos días. - saludó la niña.
- Buenos días. - respondieron al unísono los chicos que se encontraban presentes en la mesa.
Luego de 20 minutos, la familia se metió en los autos y condujeron hasta la estación de trenes: King's Cross. A pesar de los años, esa estación seguía siendo la misma, a excepción de unas tiendas que habían colocado ahí.
Los chicos junto a los adultos traspasaron la barrera que los llevaba al otro lado, donde se hallaba el Hogwarts' Express.
- Mis niñas, cuídense y diviértanse mucho. Estudien también, y coman bien. Las extrañaré mucho. - dicho esto, Ginny abrazó con fuerza a las dos pequeñas, y aunque una no fuera hija de su sangre, la amaba como una.
- Ok mamá. Pero no llores. - habló Lily cuando vio que a su madre se le habían puesto los ojos cristalizados. La pelirroja mayor asintió con una mini sonrisa y se levantó, apartándose un poco.
- Lily, Lyra. - Harry se les había acercado y se agachó hasta quedar a la altura de ellas. Sonrió. - Estoy muy orgulloso de ustedes dos. Son unas pequeñas muy inteligentes y astutas. También bromistas. - lo último se lo dijo a la pelinegra, quien le mostró una leve sonrisa. - Las amo mucho, y espero que descubran y exploren Hogwarts. Ya saben que no deben meterse en problemas, pero no importaría que hagan unas cuantas bromas. - les guiñó un ojo y besó las frentes de cada una para luego abrazarlas. - Disfruten su primer año, pequeñas.
Después de eso, subieron al tren para marchar a Hogwarts.
Y una nueva aventura había comenzado.
(...)
Ya adentro, las niñas encontraron a su primo Hugo y junto a él se dirigieron a buscar algún compartimiento vacío.
Cuando hallaron uno, se metieron y acomodaron sus cosas. Luego, empezaron a hablar sobre el famoso colegio Hogwarts. En especial, sobre a que casa irían.
Estaban muy emocionados. Pero esa aura de emoción y alegría se vio interrumpido cuando dos figuras altas irrumpieron en su pacífico ambiente.
- ¡Aquí están! - exclamó Teddy con felicidad mientras daba un paso al frente, seguido por Victorie Weasley.
El rubio se sentó al lado de Potter y la chica rubia enfrente.
- Hola primo. ¿Qué hace está aquí? - habló Lyra refiriéndose a Victorie.
- ¡Quien te crees para decirme así! - gritó la mayor.
- Pues yo, duh.
- ¡Lyra! - reprochó Lupin.
- Ted, dile algo. - lloriqueó Vicky.
- Lyra, Victorie no te ha hecho nada malo, así que no tienes porque faltarle el respeto, aparte, ella es más grande que tú.
- Si me ha hecho algo malo: existir.
Hugo soltó una carcajada y luego le siguió la pelinegra. Lily quería reirse, pero se mordió el labio para no hacerlo.
- ¡Teddy! - chilló la rubia.
- Ya cariño, tranquila. - le habló el rubio con voz suave. - Hugo, deberías de tenerle más respeto a tu prima y no burlarte de ella. - mencionó con voz dura mirando hacia el pelirrojo, quien, por inercia, bajó la cabeza con vergüenza reflejada en el rostro.
Eso hizo a la pequeña ojiverde molestarse mucho. Su primo era sensible, y a causa de eso, a veces se dejaba manejar por otras personas.
- Es mejor que se vayan a otro compartimiento. - dijo con voz fría Lily. Teddy volteó a mirarla rápidamente.
- Pero Lils...
- Pero nada Ted, ¡largo! - gritó la niña con enojo. El lugar quedó en absoluto silencio, casi nadie respiraba.
- Está bien. - el tono del metamorfomago era de tristeza, y Victorie lo notó.
- Vámonos amor. - la rubia lo agarró del brazo, mandándole una mirada venenosa a la pelirroja a su lado, y luego lo sacó a rastras de allí.
Los 3 niños permanecieron en silencio unos segundos más, hasta que el ojiverde lo cortó.
- Gracias por defenderme Luna. - habló con bochorno y un ligero color rojo apareciendo en sus pálidas mejillas.
- No hay de qué. - respondió con dulzura Potter, pero luego su rostro se puso triste al recordar las palabras con las que se había dirigido Victorie a Ted.
Amor. Amor. Amor.
- No tienes por qué ponerte así. Lo sabes. El amor a veces es ciego, y por eso Teddy no ve la mala persona que es la rubia. - susurró Lyra colocando uno de sus brazos alrededor de los hombros de su amiga.
- Tienes razón. - una mini sonrisa apareció en el rostro de la pelirroja y se sintió un poco mejor.