En un mundo regido por el monarquismo las decisiones que llevan a la existencia a un orden y estabilidad siempre se encuentran en un paso del colapso; desde sus orígenes hasta la desintegración de un régimen egoísta y oligárquico.
Eran aquellos de descendencia real, denominados sangre dorada, quienes llevaban el mando de forma hereditaria a costas de las opiniones de un pueblo que estaba bajo su jurisdicción. El mismo que luchaba constantemente contra el feudalismo, la desigualdad económica y la carencia de derechos civiles como políticos por el simple hecho de no haber nacido bajo los aposentos reales.
Fueron aquellos ciudadanos víctimas de un poder que hacía y deshacía a su antojo poniendo en riesgo sus vidas, a costas de estrategias políticas, que llevo a la creación de un sistema que establecía la paz entre todos.
La misma construcción de imperios, que había surgido en aquella época, había llevado a la perdida de diferentes ciudades provocando que las invasiones sean cada vez más inevitables y que la sangre de inocentes derramadas hayan sido el comienzo de siglos de anarquía que termino con la llegada del nuevo orden.
<< Fue entonces que la noche del 13 de noviembre habría marcado un antes y un después en la vida de muchas personas, pero particularmente en aquella familia de recurso escasos que se encontró en espera de una respuesta, respuesta que aún no llegaba de la joven de cabellos rubios como el mismo oro fundido que yacía en los objetos magistrales del gran palacio Leinters House.
Se podía notar con claridad la tensión y ansiedad generada por la espera en aquella ostentosa sala. Los miembros filiales yacían sentados uno al lado del otro frente a su páter quien observaba la gran puerta con notable impaciencia, misma que se desvaneció como el aire imperioso del irlandés.
Dermot O'Byrne, el gran rey de Irlanda, reconocido por su desempeño en la milicia y su gran ambición, hace un momento atrás había ordenado a sus soldados que corriesen a cada uno de ellos pero ahora su rostro apacible y sus ojos acqua con un brillo diferente esta vez lograba hacer contraste con la sonrisa de satisfacción de la pequeña Sabina.
La esbelta mujer se acerco hacia los suyos enseñando el pergamino firmado por la primera nación de las que faltaban para empezar. En ese momento, el orgullo de su padre estaba a flor de piel y los brazos maternales la envolvieron en un cálido abrazo que duro escasos minutos antes de que sus dos hermanos mayores se acercaran a ella.
Ese mismo día, Irlanda había firmado el acuerdo de la creación del parlamento que uniría a las fortalezas de cada reino y también con su apoyo aquella joven de aspiraciones grandes había logrado con convicción que las demás naciones firmasen el tratado de paz. Construyendo a su paso el sistema que cumpliría con cada una de las ambiciones de poderío que tendían a tener cada realeza.
Sabina a su tiempo se había convertido en la mujer mas trascendental para ese entonces, su nombre pasaba de boca en boca y muchos reyes estaban a favor de su causa provocando que la minoría en contra cediera. Poniendo fin a las guerras y a la muertes de millones de inocentes debido a ellas.
Dejando a su paso una descendencia que mantendrían con vida todo lo que había forjado.
teniendo en lo alto y con orgullo el apellido de su familia... o no >>