The Kingdoms

Capitulo 7

El amor, el amor, el amor ... ¿Cómo podría definirlo?

Amor, vocablo polisémico, muchos han tratado de encasillarlo en un concepto.

Pero, ¿Qué es realmente?.

Supongo que todos han llegado a su propia conclusión, pero en la mía solo encaja una palabra que lo representa ... Debilidad.

El talón de Aquiles que todos deberían rehusarse a poseer.

— Creí que había encontrado a la persona que me invitaría a tirarme de la terraza, tal como decía mi madre — solté una pequeña risa y me acerque hacia él — Me equivoque —

— No trates de detenerme —

Aquellos ojos inyectados en sangre me observaban con indudable tristeza.

— No pretendía hacerlo — me quite el calzado y con lentitud rasgue la fina tela de mi vestido.

Con esa nueva movilidad, me subí en aquel angosto borde y empece a caminar libremente en este con los brazos extendidos.

— Es hermoso ... — mi vista estaba impuesta en el horizonte.

El ocaso deslumbraba y sus tenues rayos de luz iluminaba la ciudad desértica. Desde aquella altura, se podían ver las pirámides y sentir el cálido aire contra tu rostro.

Algo asombroso y más cuando te pones a apreciar la belleza que te ofrece el cielo.

— Estás loca —dijo este confundido cuando empecé a tararear una dulce melodía y a moverme con agilidad.

— ¿Seguro? No soy yo quien se quiere tirar — baje la mirada hasta el suelo — No quedaría nada de ti ... Una lástima —

— No puedo seguir — negó con su cabeza

Se había rendido.

— Lo sé, no te juzgo —

Cuando te encuentras en el borde de un abismo, es muy difícil encontrar una razón en el fondo de este ... O mejor dicha fuerza, algo que has perdido mucho antes de llegar hasta ese punto.

— No puedo ... Él debería estar aquí ... Él debería ... Debería estar en mi lugar — un sollozo escapo de sus labios — No merezco esto, no lo merezco ... —

— Mereces más de lo que te han hecho creer —

Me quede viendo aquellos ojos grises con suma atención y ese halo de desesperación me daba cierto escalofrío. En ese momento, el joven egipcio agacho la mirada quedándose por unos segundos apreciando el suelo.

—Me duele ... Vivir —empezó a soltar con cuidado su agarre de la columna.

— Te duele no lograrlo — volvió su vista hacía a mí — Confió en ti, más de lo que tú haces contigo mismo — acorte la poca distancia que quedaba entre nosotros. — Observa a tu alrededor, más allá tienes miles de personas a las que les puedes cambiar la vida, mejorar su mundo ... Eres ese halo de esperanza y eres tu propia esperanza —

Aquel rubio alzo su vista fijándose en el panorama que se le ofrecía al frente de sus ojos.

—¿Y si me equivoco? —

Tome su mano y acaricie con delicadeza el dorso de esta. Ante aquel acto se quedó unos segundos mirándome ; Aquella mirada que conocía bastante bien y que me negaba a perder.

— Estaré yo ... Para arruinarte — levante levemente la comisura de mis labios.

Soltó una pequeña risa y, mordiéndose el labio en gesto pensativo, asintió.

Fue entonces, que bajando y saliendo de aquella situación que cambiaria la vida de todos, supe que tocar fondo te empuja a salir del espiral que te hace daño ... La manera, a veces, simplemente no es la correcta.

—¡Auch! — se llevó una mano en el hombro sobándose.

— Por idiota — me crucé de brazos.

Él, por su parte, se acercó y tomo mi rostro entre sus manos haciendo que mis ojos se toparan con los suyos... Y no pueda desprenderme de ellos.

— Te amo —

— Khalid ... — no termine de hablar que este me interrumpió.

— Shh, no me importa — me brindo una sonrisa débil para luego acurrucarme en sus brazos. 

El amor puede llegar a salvarte o hundirte ... Solo depende de quien ejerce aquella influencia. 

Esta historia , simplemente no era solo mia ... Era el entrecrucigrama de hilos en donde en el centro me encontraba yo. 

Esta historia le pertenecia a cada uno de ellos.

 A los amores dificiles de dejar ir.

— Señorita Estuardo Fiore — hizo una pequeña reverencia — Me da gusto volverla a ver — 

— Señor Says — la atención de la princesa se dirigió a este y siguiendo el protocolo de etiqueta hizo una pequeña reverencia —Es una grata sorpresa encontrarlo aquí y más al ser conocedora de sus deberes... —

 — No podía permitirme ausentarme y más al tener en cuenta que mi adversario no se detiene , cada segundo se desvanece , no puedo darle rienda suelta al tiempo. No cuando se trata de usted — 

A los que se rehusaban en perder.

— Créeme Andretta, no permitiré que ese compromiso concluya — afirmo con seguridad.

—Por favor, no me mientas, no te mientas ... No puedes huir de tus obligaciones — 

—La única mujer a la que le pondré una alianza de compromiso es a ti — beso el dorso de la mano de la morena y con delicadeza seco las lágrimas de esta.

Quienes se negaban en conocer a sus prometidos.

— Señorita Clark, es usted consiente que no puede pasar todo el tiempo negándose a aparecer en público — 

— Lo tengo demasiado presente, querida Amalia, pero hoy su alteza no se encuentra en condiciones de dar acto de presencia ... por favor — le hizo un ademán con la mano para que se retirara de la habitación. 

— Algún día tienes que bajar a conocer a tu prometido... — antes de que pueda terminar a hablar la joven castaña cerro la puerta. 

 — ¡Tú lo has dicho, algún día! — 

Quienes se buscaban entre si. 

— Hágale llegar al príncipe Burckhardt, de parte de la señorita Slavov — la joven sirvienta tendió la carta a uno de los guardias. 




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