The Magic World

C68: Evanora

Flashback de Evanora:

Al igual que mi familia, nací y tuve una infancia como humana. En varias ocasiones veía a mis tíos, primos y padres usar la magia oscura para diversas situaciones e intereses. Me llamó la atención cómo toda esa energía era liberada y parecía tener vida. Una clase de masa oscura que puede realizar muchas cosas.

Pasaron los años, ya tenía 10 para aquél entonces cuando noté claramente el rechazo a las brujas, pero continué a ciegas por mi deseo de convertirme en una. Quería conocer el mundo mágico y, sobre todo, acerca de la magia oscura. Era genial poder realizar hechizos, encantamientos y usar esa energía como una aliada que siempre puede estar a tu alrededor. Aun así, se consideraba un tipo de magia muy peligrosa por el gran poder que te consume. Tuve entendido que si no logras dominar la oscuridad, esta te acabará devorando por dentro hasta que no quede nada puro de tí. En pocas palabras, te vuelve otra persona, pero maligna, egoísta y poderosa.

—Queda prohibido el uso de la magia oscura en casi todo el mundo. Quien decida irse por ese camino será sentenciado a muerte. —dijo aquél comunicador, pegando la impresión del decreto que firmó la gente del gobierno en un muro.

—Esa magia se ve espeluznante. —opina una mujer, atemorizada.

—A gran escala sí que lo es. —afirma un hombre con mucha seriedad.

—Ojalá la magia oscura se extinga con el poco uso que se le dará a partir de ahora. —desea un señor.

Alrededor de todo el mundo, las brujas son quienes más usan esta magia. Se especializan. Yo quise convertirme en una porque, a pesar de ser prohibida, no podía quitar mi interés en saber más allá de lo que se comenta. He estado interesada en experimentar el camino oscuro y realizar hallazgos, ya que no se le conoce en todo su esplendor.

Realicé mi ritual de iniciación a los 13 años, cuando tenía una edad aceptable para dar mis primeros pasos. Fue bastante bonito, tanto mi familia como amigos que apoyaban la profesión disfrutaron un lindo día. Pasamos horas de festejo, diversión, brindis, comilonas, regalos y terminamos con el momento decisivo: dejar de ser una mortal para convertirme en bruja. Esto implicaba abandonar mi vida humana, lo cual no fue tan difícil ya que tenía a muchos seres queridos que me apoyaban. Pero es cierto que perdí buenas amistades y sentí el peso de las malas miradas y comentarios de los demás.

—¡Evanora! ¡Te has convertido en una bruja! Estoy seguro de que tendrás un gran futuro por delante, siempre y cuando te esfuerces en alcanzar tus metas.

—Qué desgracia, se pasó al lado maligno. ¿Acaso no podía inscribirse en alguna escuela de magia?

—Bextruz a estado considerando en integrar la magia oscura como otra categoría. ¡Posiblemente tendrás más oportunidades si todo sale bien!

—Me caía bien la chica, lástima que tuviste que romper amistad con ella. Pero es lo mejor que podías hacer, hijo. Estarías condenado si aceptas a alguien que va por ese camino.

—¡Que viva la brujería!

—Ojalá no vuelva a usarse jamás.

Me impregnaba de tantísimos comentarios que expresaban opiniones diferentes. Decidí seguir adelante. Era lo que me gustaba, ¿qué más podía hacer al respecto? ¿Abandonar este gran sueño y buscarme otro así de fácil? Pues no lo sería, al menos no en mi caso.

El ritual lleva una transformación que convierte el cuerpo humano en otra cosa, podría decirse que en el de una bruja. Piel granosa y verde, ojos de igual color, uñas duras y amarillentas. Algunas características varían, pero estas son las que tenemos todas desde nuestro primer día. Por una extraña y desconocida razón, los hombres no pueden transformarse, aunque sí son capaces de usar la magia oscura. Este cuerpo que poseemos nosotras permite la capacidad de aguantar y liberar la energía oscura que utilizamos. Los hombres solo pueden hacerlo con sus varitas.

Conseguí la manera de volver a tener mi anterior apariencia, me gustaba más la humana. Estuve años buscando el encantamiento adecuado para encontrar esa belleza humana en las brujas. En mi opinión, parecíamos un completo espanto. Después de varios años mientras consumía tanto contenido y enseñanzas en mi aprendizaje como principiante, finalmente pude conseguir el encantamiento adecuado. Tenía 19 años en aquél entonces.

—¡Qué jovencita tan sorprendente! Descubrió algo alucinante.

—Es una obsesionada... qué digo, una apasionada por la magia oscura. Se ha dedicado mucho más que cualquier otro de su edad.

—Antes creí que era muy temprano para hacerle su ritual de iniciación, pero veo que no dejó en vano todo lo que su familia preparó.

Había sido un gran éxito que estaba por volverme muy reconocida en distintas profesiones, sobre todo entre las brujas. Sería la más jóven en sacarse un invento. Sin embargo, algo pasó... o simplemente no sucedió. El encanto solo había sucedido una vez y conmigo, pero no conseguí embellecer a las demás brujas que lo intentaba. Después de mi enorme emoción y entusiasmo, decaí por no ser capaz de hacerlo bien. Algo me había faltado, no supe realizar bien el proceso o, quizás, existía alguna otra razón que no conocía ni tenía idea.

Me sentí desilucionada. Al pasar un mes pude recordar que esto no lo hacía por las personas ni brujas que me rodeaban, no lo hacía por nadie en particular, solo por mí. Así que continué mi camino al descubrimiento y aprendizaje de nuevas cosas que trae la magia oscura consigo. Era un no parar de estar averiguando y consumiendo más y más clases, libros, prácticas y experiencias.



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En el texto hay: personajes variados, combates epicos, lugares magicos

Editado: 27.10.2022

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