Jimin caminaba hacia los baños del palacio debido a que uno de los guardias le había avisado que sus hijas de 13 años, estaban discutiendo y si seguían, lo más probable es que todo se vaya a los golpes.
— ¡Es suficiente, Ayse!, basta, incluso si yo no estuviera, Emre nunca va a querer estar contigo, no te ama, ¡¿Como no lo entiendes?!, él nunca te ha amado — dijo Gevherhan tajantemente hacia su hermana.
Ambas jóvenes tenían sus mejillas llenas de lágrimas y una estaba más furiosa con la contraria.
— ¡Pero es todo tu culpa!, él nunca me hubiera dejado si tu no te hubieras metido entre nosotros — antes de siquiera decir algo más, su madre entró alzando la voz.
Jimin, ya enojado con sus hijas mayores, se acercó a ellas.
— ¡¿Qué está pasando aquí?! — decía el mayor mirando a sus hijas, quienes al verlo, hicieron una reverencia. — ¡¿Qué significa todo esto?! — un silencio momentáneo se instaló en los baños. — no les basta solo con insultarse sino que ahora, además se pelean, qué vergüenza — ninguna de las jóvenes sultanas de la dinastía, se atrevía a tan siquiera mirar a su madre por la vergüenza. — ¡Ambas aún son unas niñas, ¡¿Qué no se dan cuenta del error tan grave que están queriendo cometer?!.
Gevherhan con un pequeño suspiro nervioso, decidió hablar.
— Madre.. — esta vez, ella decidió mirar a su madre con algo de miedo.
— ¡Silencio! — con ese grito, a ambas les dio miedo el castigo que les impondría su madre. — vete ahora mismo a mis aposentos, ¡rápido! — Gevherhan con una pequeña reverencia, se despidió de su madre y salió de los baños, viendo a todas las criadas y sirvientes del palacio.
La joven se acercó a su criada, quién la acompañaba desde que era una bebé, y la miró con decepción.
— ¿Tu le contaste todo a mi madre? — sus ojos se encontraban bastante cristalizados.
— Perdón, yo solamente quería ayudarla, sultana — susurró ante la furiosa mirada de la joven princesa.
— ¿Cómo pudiste contarte todo? — reclamó la menor, mirándola. — no necesitaba de tu ayuda.
Aquello le dolió a la joven criada, que nada más quería ayudar a su sultana para que toda la pelea entre ella y su hermana, terminará de una vez por todas.
— Perdóneme, el sultán Jimin tarde o temprano se iba a enterar, alguien debía decírselo para que esté asunto terminé, sultana — Gevherhan solamente pudo enojarse aún más con aquella criada, pero no dijo nada más, solo camino hacia los aposentos de su madre.
Mientras que Ayse y Jimin aún estaban en los baños, el mayor miraba con enojo a su segunda hija.
— Hace un tiempo atrás, te pregunté si sentías algo por Emre, ¿recuerdas?, lo negaste, ¡Le mentiste a tu madre!, ¡Incluso fuiste capaz de jurarlo por Alá! — Ayse se sentía aún más avergonzada, no solo por lo que le decía su madre, si no porque tenía una toalla alrededor de su desnudo cuerpo ya que se estaba bañando. — mira lo que hizo Emre solamente con su presencia, volvió enemigas a dos hermanas, claro que sufrirá las consecuencias — eso puso en alerta a Ayse, que rápidamente quiso defender al hombre que "amaba".
Y Jimin no le haría daño al joven de 22 años, que no había hecho nada malo, tampoco le había dado ilusiones a ninguna de sus hijas, ellas solamente confundieron amabilidad con enamoramiento, Emre solo era amable con ellas y las cuidaba por órdenes de su sultán, sus hijas fueron quienes confundieron todo.
— Gevherhan es la que tiene que pagar, ella se interpuso.. — eso era un berrinche y una excusa para su madre.
— Silencio, no pruebes mi paciencia, Ayse, ¿todavía te atreves a defender de forma descarada a Emre? — Jimin soltó un fuerte suspiro. — Alá, ¿Qué hice para que me pongas estas pruebas con mis hijos? — miró el techo de los baños. — esto se termina aquí, ¡Te lo prohíbo!, te prohíbo que hables o te encuentres con Emre, no quiero que pienses en él como algo más, nunca más, ¿te quedó claro? — el tono de voz del joven sultán, no daba para replicar algo, todos en el palacio sabían de las constantes peleas de las sultanas, quienes en un futuro darían herederos a la dinastía, pero esperaban que su majestad terminará con las peleas de las jóvenes sultanas.
— Si llegó a saber que volviste tan siquiera a mencionar una mísera vez su nombre, no tienes idea del castigo que tendrán tú o Gevherhan — dicho eso, Jimin se alejó de su hija y caminó directo a la puerta. — abran la puerta — los guardias rápidamente abrieron estas para que el sultán pudiese salir.
Ayse quedó sola en el baño, aún llorando.
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Gevherhan solo podía seguir llorando mientras el ambiente en los aposentos de su madre estaban tensos.
— Ayse es aún más inmadura que tu y tiene su cabeza en las nubes — caminaba de un lado a otro hasta que quedó frente a su hija. — ¡¿Pero qué hay de ti?!, ¿Cómo puede la hija en la que más confió cometer esta clase de errores? — y era cierto, Jimin confiaba más en Gevherhan que en Ayse, ya que su hija Ayse desde pequeña era muy caprichosa y competía con Gevherhan por todo, siendo que siempre habían tenido lo mismo, las amaba por igual, pero siempre estaba discutiendo con Ayse y eso lo tenía cansado y además frustrado, ya que tenía que encontrar a otro sultán que gobernase junto a él, porque el consejo imperial en dos días más le enviaría treinta y siete chicos de 18 a 20 años aproximadamente, como un harem temporal, una vez elegido el otro sultán, aquel harem se disolvería para siempre y todos los chicos que no fueron elegidos, se regresarán a sus hogares recibiendo ayuda económica de por vida. — no puedo entenderlo, es inaudito.
La menor miró a su madre, tomando valentía, decidió hablar.
— Siempre he hecho lo que tú has querido, he vivido mi vida como tu has querido, nunca he hecho algo que no sea seguir tu voluntad, madre.. — era completamente cierto, las sultanas ya tenían su futuro ya escrito, casarse con altos ministros del Divan-i Hümayun o consejo imperial y dar herederos a la dinastía otomana. — pero por primera vez escuché a mi corazón.