The New Sultan Of The Empire [kookmin].

2.

 

Gevherhan entró abriendo de forma abrupta las puertas de los aposentos de su hermana Ayse, quién al verla se levantó rápidamente.

— ¿Cómo entras sin permiso?, te he dicho mil veces que.. — se vió interrumpida por su hermana.

— Te dije que lo que hiciste no quedaría impune, se terminó, todo se descubrió — Ayse no pudo evitar ponerse pálida y nerviosa, sabía a lo que Gevherhan se refería al ataque que sucedió ayer, en el cuál la sultana del vestido verde resultó herida.

— ¿De qué estás hablando? ¿De qué me estás acusando ahora? — decía Ayse nerviosa.

— La criada Sanavber me acaba de confesar todo — miraba con furia a su hermana. — tu robaste el sello de nuestra madre, de nuestro sultán, y tu quisiste matarme — aquello era lo que más le doy a Gevherhan, que su propia hermana, su sangre, la tratará de asesinar por conseguir lo que quería. — voy a hacer que todos se enteren.

La de cabello rubio solo podía tratar en una forma de que su hermana se apiade de ella y no le cuente nada a su madre.

— Gevherhan.. — habló la sultana mirando a su hermana, asustada. — te lo juro, yo no he hecho nada, la criada Sanavber me está calumniando, ¿Cómo...Cómo le creés?, es una traidora que va a ser ejecutada.

— Ella no es la única traidora, tú también, y ahora recibirás tu castigo al igual que esa sirvienta — de forma tajante, Gevherhan, habló.

— ¡Gevherhan! — tomó el brazo de su hermana con sus manos temblorosas. — Gevherhan, no lo hagas, por favor, te pido que no lo hagas, lo hice por amor a Emre, si no te apiadas de mí, hazlo para no hacer sufrir a Emre..

— ¿Tu te apiadaste de mi? — sentía sus ojos cristalizarse. — ¿tuviste piedad conmigo? — se soltó bruscamente del agarre de su hermana.

Gevherhan salió rápidamente para ir a los aposentos de su madre, tenía que decirle todo a él, ella a diferencia de Ayse, se había alejado de Emre, sabía lo que le pasaría si se acercaba al Agha, por lo que haciéndole caso a su sultán y madre, se alejó.

ººººº

 

Un Agha entró a los aposentos del sultán, y con la mirada baja, decidió hablar.

— Su majestad, la sultana Gevherhan está aquí, dice que es algo importante — dijo aún mirando el piso.

— Que pase — sonrió levemente, mientras acomodaba su vestido.

Gevherhan entró aún con una expresión de furia y tristeza en su rostro, a pesados pasos, se acercó a su madre.

— ¿De qué se trata, hija mía? — miró sonriente a su hija.

En la mano que estiró la menor hacía el mayor, se veía un pergamino, el cuál el sultán decidió tomar.

Jimin decidió desenrollar aquel trozo de papel, su rostro se iba deformando en furia y tristeza con cada palabra que leía, tenía sentimientos encontrados.

ººººº

 

Mientras tanto, Ayse recién llegaba a la entrada de los aposentos de su madre, tenía bastante miedo, sabía que su madre detestaba, aborrecía el fratricidio y la tentativa de muerte en familia, y ella hizo eso, intentando aquello contra la vida de su hermana.

— Reza para que su majestad se blando contigo, porque si de mi dependiera, no dejaría que te matará aún siendo tu su propia hija, quiero que tu agonía sea eterna — los ojos de ambas sultanas estaban cristalizados.

Preparándose mentalmente para lo que estaba por suceder, Ayse caminó y entro despacio a los aposentos del sultán.

Al entrar y las puertas se cerrasen, decidió acercarse a su madre.

— Primero; hiciste que tu propia hermana fuera atacada, y así fue como quisiste intentar asesinar a TU propia sangre, y solamente por esa razón, yo ejecute en menos de un día a cientos de personas y como si eso no fuese suficiente, robaste mi sello — miró con los ojos inyectados en furia a su hija. — gracias a las cartas enviadas con ese sello, cientos de mis hombres de estado fueron asesinados, la mitad de la capital fue destruida y quedó hecha cenizas — cada palabra, ponía aún más nerviosa a Ayse. — cientos de personas perdieron sus hogares e incluso sus vidas.

— Su majestad.. — decidió mirar a su madre. — no debería escuchar las calumnias de Gevherhan, yo no tengo nada que ver con todo eso.. es imposible, no estoy involucrada en esto.

— No fue Gevherhan, Ayse, no fue Gevherhan, fue la criada Sanavber — seguía mirando a su hija. — finalmente confesó todo.

— Su majestad, ¿Cómo puede creer en las palabras de esa traidora?, quizás otra persona la escribió, alguien que quiera perjudicarme.

— Mejor callate, Ayse — detuvo el discurso lleno de mentiras de la menor. — no sé cómo lo haces para mentirme mirándome a los ojos, no sé cómo no te da vergüenza, ¿Quién te creés?, ¿De dónde sacas ese coraje?, si no me temes, lo aceptó, pensaste que no me enteraría de esto, pero, ¿Cómo no le temes a Alá?, ¿No tienes temor de cómo te van a juzgar en el día en que llegue tu juicio final?, dime — un suspiro nervioso proveniente de Ayse, se escuchó en la habitación. — ya no veo frente a mi a mi hija, solo veo a una traidora que hizo lo que ninguno de mis enemigos pudo.

— Su majestad, hice todo porque no quería perder a Emre, me metí en grandes problemas, y cuando le pedí ayuda a la sirvienta Sanavber caí en una trampa, por favor, perdóneme, quise arreglar las cosas pero no pude lograrlo, perdóneme, por favor, se lo ruego, todo lo que hice fue por amor — estaba arrodillada frente a su madre.

Mientras afuera de los aposentos, la sultana Hafsa caminaba hacia estos, parando frente a Gevherhan.

— Gevherhan, ¿Qué estás haciendo aquí? — preguntaba la madre del sultán a su nieta.

— Por fin, la verdadera cara de Ayse ha sido revelada — la menor miraba a su abuela.

— ¿Qué quieres decir?, explícate — pidió suavemente a la menor.




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