Capítulo 3 Pequeña Dulce Venganza

Capítulo 3

Pequeña Dulce Venganza

Todos estaban alistándose para el ataque, armas, misiles, bombas y, el Roshebarghen. ¿Quién sabe lo que pasaría?, quizás una guerra entre los dos bandos, la huida de los conquistadores o, podría salir todo mal, ¿Adivinen qué?, justo antes de que nos fuéramos, instalaron bombas de tiempo, que apenas llegamos hicieron explotar todas las naves, excepto la mía, y la de tres compañeros más. Recuerdo todos los gritos, mi cuidador y mejor amigo Johnson, hizo maniobras para poder huir de ese lugar.

Llegamos a la base con un mal sabor de boca, ¡Casi todos nuestros compañeros murieron!, solo quedábamos unos 20, la mayoría decidió irse, solo quedábamos 5 compañeros y yo. ¡Luchar 5 muchachos y un niño necio contra todos los conquistadores!, muy difícil, pero no imposible. Elaboramos un plan, un gran plan, teníamos todo hecho solo faltaba algo elemental, el Roshebarghen, lo tenían escondido en el fondo de una de las naves, que por mala suerte explotó.

Era hora de buscar ese cristal dorado en el fondo de esa nave. Buscamos semanas y semanas, ningún resultado, solo restos de cuerpos y de las naves, pero ningún cristal dorado que brilla debajo del mar.…un momento ¿Y si la nave callo debajo del mar?, es lo que yo pensé.

Logramos encontrar una nave en el fondo del mar, una luz verde surgía del fondo, ¿Raro verdad?, pero encontramos unas personas hablando:

- Es increíble lo que encontraste

- Lo sé, es sorprendente, después de tanto tiempo

- Por fin vuelve hacia nosotros

- Llévatelo

¡Venia hacia nosotros!

Solo podíamos o correr o pelear, el primero en lanzarse fue Robert, al que le lanzaron un raro rayo, lo convirtieron en polvo, un polvo dorado. ¡Me di cuenta de que tenía el Roshebarghen en un bastón!, creo que estaba almacenando su poder o algo así.

Todos agarramos una espada y, ¡A luchar!, logre darle un espadazo en el estómago a uno, y lo deje en el piso, a un amigo ya lo habían matado. Después de que nos vencieran, me di cuenta que maté al que le di el espadazo; nos llevaron a una cárcel fuera del planeta, pero por lo menos tuve una pequeña dulce venganza