The Other Girl

13 - Jefe Retrasado

Trevor:

Siento a alguien sobre mí. Ese alguien me está besando en los labios. Coloco mis manos al rededor de su cintura, puedo notar que está en ropa interior.

—¿Maddie? —pregunté. Porque puede ser una loca maniática o tal vez sea un sueño.

He tenido esa especie de sueños durante un tiempo, con Sarah, obviamente.

—Sí. ¿Quién más crees a soy? —me respondió. Abro los ojos y la veo sentada sobre mi abdomen con las manos en las caderas y una ceja arqueada.

—Nadie. Solo que pensé que podría ser un sueño o tal vez alguna loca maniática entró a la casa y quería violarme. Quien sabe, es que soy irresistible —digo divertido, aunque no mentía.

Me gustaría que en vez de Madison fuera Sarah.

Mi prometida me acaricia el pecho y me besa el abdomen ahora sentada en mis piernas. Volteo la vista a la mesita de noche y salto al darme cuenta de la hora que es. Hace quince minutos debería estar en el trabajo. Hoy es viernes y debemos arreglar todo para la exhibición de esta noche. 

—¿Qué pasa, Trevi? —pregunta Madison confundida.

—Que voy tarde al trabajo —ella pone cara de sorpresa—. ¡¿Por qué diablos no me despertaste?!

—Quería que nos quedáramos hoy los dos juntos y, no sé, divertirnos —responde seductoramente.

—¡Hoy es un día importante, ¿no entiendes?! —le grito, enojado. Me doy cuenta de que no tuvo malas intensiones y suavizo el tono—. Lo siento, Maddie, no fue mi intención gritarte.

Me sonrió tiernamente.

—Tranquilo, Trev. Yo lo siento por no despertarte-

—Te veo a las 19:00 en Grace Art Inc. Recuerda que hoy es la exhibición. No faltes.

—Vale, hasta entonces —me da un casto beso en los labios.

Yo, sin en cambio, me levanto corriendo al baño. Me quito el pijama como si mi vida dependiera de ello. Salgo del baño con una toalla al rededor de mi cadera, me dirijo a mi armario y busco el traje que elegí para hoy. Un traje hecho a medida color azul rey, de Calvin Klain, los zapatos de marca —la cual no recuerdo en este momento— color negro, camisa blanca y una corbata roja.

Me vestí y como lo supuse, me queda como un guante. Me cepillo mi blanca y alineada dentadura —dentadura perfecta— y me unté los dedos de cera, me peine de medio lado y para atrás. Por último, pero no por eso menos importante, me apliqué mi perfume Calvin Klain One.

Salgo del apartamento y entro al elevador. Mientras estoy en él reviso mi reloj y veo que voy 45 minutos tarde. Marco a la oficina de Sarah y después de dos timbres contestó.

—Sarah McLain, ¿qué necesita? —oigo su dulce voz en la otra línea y con ese simple hecho me saca una sonrisa.

—Sarah —oigo un suspiro de su parte—, llamo para decirte que para cuando llegue quiero que en mi escritorio haya un vaso de café descafeinado tibio con crema y azúcar —después de todo es mi asistente.

Está bien, pero ¿por qué no ha llegado todavía, señor Grace? —¿señor Grace? Diablos, ya la perdí.

—Tuve un imprevisto que me retrasó, ¿okay? —soné más duro de lo que quería.

Nos vemos más tarde entonces —colgó. ¿Me pareció oír una pizca de complicidad en su voz? Se comportó muy profesional pero, para mi desgracia, muy distante.

Salgo del elevador y me dirijo a mi Lamborghini Sesto Elemental. Salgo del edificio en mi carro y me dirijo a Grace Art Inc.

Perdiste a Sarah pero todavía estas a tiempo para recuperarla.

¿Tú crees?

¿Por qué más lo diría? Estoy seguro de que sí.

(...)

Salgo a paso rápido del elevador.

—Hola, Sharon.

—Hola, señor Grace.

Entro a mi oficina y por suerte veo mi café, lo agarro y me siento en mi silla. Muero de hambre. Enciendo mi computador, ingreso mi clave y me pongo a organizar los últimos detalles de la exhibición desde aquí. Al terminar se lo voy a enviar a la decoradora de interiores para que lo organice todo en la sala de exhibiciones del primer piso y lo ponga a punto para esta noche.

(...)

Ya le envié el correo a Mackenzie, la decoradora de interiores, para que inicie a hacer su trabajo junto con su equipo. Pero para confirmar de que le llegó la llamo.

¿Diga?

—Hola, Kenzie, llamaba para avisarte de que ya te envié el correo que me pediste.

Sí, ya lo leí.

—Solo coloca las obras en el orden y de la manera que te indiqué.

Por supuesto, señor Grace, ese es mi trabajo.

Suelto una pequeña y mal disimulada risa.

—Claro, espero que esté listo antes de las 19:00.

Se lo aseguro, señor Grace. Esa es la idea. Va a estar perfecto para sus invitados y presentable antes de las 18:50, así que ahora mismo nos ponemos a trabajar.

—Vale, no te distraigo más, Morgan.

Adiós, Grace.

Listo, todo estará organizado antes de 6:50, según ella. El trabajo de organizar la exhibición está en buenas manos, o eso espero.

Hay, Trevor, no tienes remedio.

Nunca cambiaré, subconsciente. Nunca jamás.

Eso es lo que tú crees, pero no va pasar así. Te lo aseguró.

Ignoro a mi subconsciente, que por cierto es muy molesto, y continuo haciendo mi trabajo, ósea, nada.



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Editado: 27.04.2020

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