Bajo el cielo estrellado del desierto se hallaban dos siluetas que avanzaban a paso lento y cansado. Una de ellas era inmensa y portaba prácticamente todo el equipaje, la otra por el contrario era su antítesis y a duras penas podía dar dos pasos sin sentir que el mundo se le caía encima.
— ¿Falta mucho?— Se quejó Marcus en tono cansado mientras caminaba con los pies hundidos en la arena.
—Faltan un par de kilómetros— Respondió Kran con el mismo tono que su compañero, pero sin detener su marcha— Si te quejaras menos y avanzaras más hubiéramos llegado hace unas horas.
—Joder, en serio, paremos unos minutos, necesito ver si todavía existen mis pies o si es la arena quien me lleva— exclamó en tono de súplica mientras caía abatido de rodillas sobre el frío suelo.
—Bien— respondió Kran mientras soltaba todo el equipaje sobre su compañero, haciendo que se quejara— No protestes, que solo me faltó llevarte a tí.
Marcus observó por unos segundos el cielo, mientras Kran dejaba caer su inmenso cuerpo sobre el suelo raso y se limitaba a intentar sentir la brisa recorrer por su cara. El canto de los grillos y los esporádicos aullidos de los lobos de la arena hacían que el paisaje se tornara algo solitario.
Marcus observó durante unos minutos como su compañero iba de un lugar a otro para asegurarse de que la zona era lo suficientemente segura como para acampar allí. Después de pensarlo durante unos instantes decidió satisfacer su sed de curiosidad.
— ¿Cómo fue tu época junto a Faith?— preguntó de manera repentina, pero con tono cuidadoso.
Kran intentó seguir caminando, sin embargo, la pregunta había sido tan repentina que no pudo hacer otra cosa más que simplemente sentarse. Por su cabeza pasaron varios recuerdos sobre aquella etapa de su vida. Tragó saliva y después de acomodar los pensamientos en su mente decidió abrir la boca.
—No es una fase de mi vida que me guste recordar, y mucho menos contar— respondió con cierta vergüenza en su voz— Además ¿Para qué quieres saber eso?
Marcus se encogió de hombros y lo miró con sus ojos tan amarillos como los granos de arena sobre los cuales se hallaban, Kran se percató e intentó evitar el contacto visual, sin embargo, terminó cediendo.
—Conocí a Faith cuando tenía unos veinte años, supongo que en ese entonces era muchísimo más fácil de influenciar que ahora— Evitaba a toda costa cruzarse con la mirada curiosa de su compañero mientras disimulaba dirigiéndola al cielo— En ese entonces no tenía nada, bueno, ahora tampoco tengo mucho. Al principio todo iba “bien", solamente teníamos que robar una caravana de vez en cuando, o asaltábamos algún que otro pequeño pueblo, pero... todo cambió ese día— Su rostro adquirió un tono triste y apagado, a pesar de la oscuridad que los rodeabas podía distinguir como sus ojos comenzaban a humedecerse— Asaltamos una caravana en la cual resultó que iban solo niños y mujeres nómadas. Cuando Faith vio que no había nada que robar nos ordenó que los capturáramos y que los usáramos como nos apeteciera— Ocultó su rostro entre sus manos— Esos bestias los intentaron violar ¡Joder, violar a niños y mujeres! ¿¡Sabes lo que significa eso!?— Secó su rostro y Marcus pudo ver como sus ojos se veían totalmente rojos, incluso para la oscuridad se notaba.
—No me imagino por lo que pasaste— respondió Marcus con tono de lástima— Disculpa que te haya preguntado sobre eso.
Kran se volteó para evitar que su compañero pudiera verlo llorar, se acostó y fingió dormir para evitar cualquier tipo de pregunta. Marcus decidió guardar silencio y simplemente fingir que la conversación no había ocurrido.
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Al amanecer ambos seguían como si nada hubiera ocurrido. Para cuando el Sol llegó a su máximo esplendor ambos habían llegado al Foso, el cual se encontraba completamente abandonado desde la última incursión de la guardia de Kor.
—Menos mal que esta vez no hay riesgo de encontrarnos con ellos— comentó Marcus aliviado.
—Es mejor moverse, no quiero riesgos innecesario— replicó Kran mientras apuraba el paso con dirección al norte.
Marcus aceleró el paso para ponerse a la par de compañero. Después de observar durante unos segundos el desolado páramo por donde llevaban días vagando, se decidió a hablar.
—Con respecto a lo de anoche...
—Marcus, déjalo, simplemente olvida eso— respondió tajantemente — Espero que tú curiosidad esté satisfecha, pero no hablaremos más de ese tema.
El resto del camino transcurrió en total silencio. El desierto parecía interminable, solo habían dos cosas: un sol imposible de aguantar y montañas de arena que parecían repetirse interminablemente. De vez en cuando se podía ver un lobo correr por el horizonte, incluso una que otra ave en búsqueda de comida.
Cuando la noche comenzaba a caer nuevamente ambos divisaron en el horizonte la silueta de un pueblo abandonado, apenas se distinguían algunos edificios, pero no quedaban dudas, Ciudad Diamante se hallaba frente a ellos.
— ¿Llevamos caminando días por esto?— protestó Marcus mientras señalaba hacia el pueblo— Dime que es una broma— Se arrodilló sin una gota de aliento.
—Supongo que "esto" es lo que estábamos buscando— respondió Kran serenamente mientras encendía una fogata— De todos modos tendremos que esperar hasta mañana, no podemos rendirnos tan fácilmente.
— ¿Por qué no vamos ahora?
—Porque sería demasiado desgaste para un día, además si quiero revisar un pueblo completo necesito tiempo y una fuente de luz— respondió Kran mientras invitaba a Marcus a sentarse junto a él— Ven, con un poco de suerte mañana veremos si todo valió la pena.
— ¿Qué encontraremos?— preguntó Marcus mientras se sentaba cuidadosamente producto al dolor que le habían causado las largas horas de caminata— Necesitamos mucho dinero si queremos tener una oportunidad de averiguar qué coño son esas Cinco Puntas. Por cierto ¿Le has echado un vistazo al libro?